No es de las peores ciudades para los discapacitados, casi todas las calles tienen las esquinas de las aceras en rampa para las sillas de ruedas y, aunque el estado del suelo -tanto de las aceras como de la calzada- es bastante malo, los neoyorquinos están siempre dispuestos a echar una mano.
Por otra parte, muchos restaurantes, tiendas y cines cuentan con entradas especiales para discapacitados. Todos los edificios públicos, construidos o remodelados después de 1993, incluidos los hoteles, disponen de instalaciones especiales. Y, por supuesto, también tienen buen acceso todos los museos.
En cuanto a los transportes públicos, lo mejor es el autobús. La mayoría de los acceso al metro no están preparados y con los taxis también puede haber dificultades porque, aunque el conductor tiene obligación de parar y ayudar, en la práctica pasan de largo.
El autobús, sin embargo, es perfecto: cuenta con rampas y el conductor ayuda a subir y bajar con total amabilidad.
Por otra parte, muchos restaurantes, tiendas y cines cuentan con entradas especiales para discapacitados. Todos los edificios públicos, construidos o remodelados después de 1993, incluidos los hoteles, disponen de instalaciones especiales. Y, por supuesto, también tienen buen acceso todos los museos.
En cuanto a los transportes públicos, lo mejor es el autobús. La mayoría de los acceso al metro no están preparados y con los taxis también puede haber dificultades porque, aunque el conductor tiene obligación de parar y ayudar, en la práctica pasan de largo.
El autobús, sin embargo, es perfecto: cuenta con rampas y el conductor ayuda a subir y bajar con total amabilidad.