Martes 8 Julio
Hoy toca madrugar y decir agur a Sibiu, una ciudad realmente atractiva. Tengo el bus a las 9:30 así que llego con diez minutos de antelación. Nada más llegar veo que el minibús está allí ya, pero lleno. Me toca esperar a otro autobús que hace un recorrido más largo (hasta Iasi), con parada en Brasov. Sale a las 10:30. Pues nada, me pongo alguno de los podcast de la cadena Ser y paciencia.
A las 10:20 llega el minibus, pero se me agolpan rumanos y guiris, que deben saber el problema de los buses llenos (no se puede reservar billete ni comprar en taquilla). Los rumanos juegan con ventaja pues pueden comunicarse con el chófer. Resultado, Iñaki y los otros dos guiris se quedan en tierra.
Cabreado mando a la mierda a los autobuses y me dirijo a la estación de trenes. En veinte minutos sale un tren inter-regional con destino a Brasov. Que sea lo que Dios quiera. Compro un billete (21'50 lei).
Pues el tren es una gozada. Es de lo nuevos, como el regional de ayer a Sibiel. Hace hasta fresquito dentro. Además va medio vacío. El recorrido tarda tres horas, siendo puntual como siempre.
El problema es que he llegado al fin a Brasov, pero con dos horas de tardanza respecto al horario previsto. Como tenía planificado al minuto el día, tengo que cambiar dicho plan: me quedaré en Brasov y haré senderimos por el monte Tampa, en la misma ciudad.
Así que toca coger el autobús 51 (2 lei) que me lleva al centro, desde donde me dirijo (5 minutos) hasta mi hostel: kismet Dao (12€/noche). La idea inicial es quedarme dos noches, para que me sobren dos noches también en Sighisoara.
El hostel está realmente bien, para el precio que tiene. Tiene taquillas en las habitaciones, café gratis todo el día, una cerveza o refresco gratis cada día, wifi y cocina equipada. Además se puede llegar al centro en menos de 10 minutos.
En la entrada te dan la bienvenida en montón de idiomas... incluido en Euskera!!
También tiene toques de humor (o de realidad, ve a saber):
La recepcionista del albergue me ha recomendado un tour gratuito (a la voluntad) por Brasov que comienza a las 18:00. En principio lo haré, aprovechando las horitas previas para acercarme a Tampa.
Se trata de una colina de unos 700 metros situada junto a las murallas de Brasov. Donde supuestamente habitan varios miles de osos pardos, pero que se hallan lejos de la zona de senderismo.
Como está tan próximo a la ciudad, a pesar de la altura limitada del monte, la subida sería intensa, pues la pendiente así habría de serlo (trigonometría básica de EGB). Para evitarlo hay dos alternativas: seguir el sendero en forma de zig-zag que asciende (evita mucha pendiente, que no toda, pero hace largo el camino) o valerse del funicular (10 lei) para subir y hacer la bajada andando. Por problemas de tiempo ésta segunda ha sido mi opción. El funicular es enano y sube realmente rápido (no tarda mucho más de 2 minutos).
Una vez arriba, puedes seguir dos senderos inicialmente, que a medida que avanzas se van bifurcando en más. El que lleva hasta la ciudad otra vez está marcado con triángulos rojos.
Antes de emprender la bajada es recomendable acercarse al velvedere, un mirador con una de las mejores vistas que he visto en muchísimo tiempo. Es un espectaculo.
Vistas de la plaza mayor desde Belvedere
Se encuentra a la altura de las letras Brasov, al más estilo holiwoodiense.
Por cierto, lo de estas letras tiene su historia. En la década de los años 60' Brasov pasó a llamarse Ciudad Stalin (en rumano, pero como suena, es verdad). Y a pesar de que el dictador ya había muerto, para mostrar su afecto talaron y repoblaron unos árboles formando la palabra Stalin. Yo he visto fotos, pero imagino que en internet habrá algún ejemplo.
A la hora prevista me he acercado a la "plaza mayor", punto de encuentro del tour. La guía local ha sido Carmen, que a pesar del nombre, no tiene ninguna relación con España. Ha sido encantadora. Una auténtica profesional que nos ha mostrado la ciudad y su historia (esta parte, tal vez aburrida, es la que más me gusta) en unos 150 minutos.
Con ella he visto la Plata Statului (centro neurálgico de la ciudad), toda llena de terrazas y con un ambiente genial todo el día, incluida la noche.
A las 18:00 tocan una melodía desde el campanario unas figuras que parecen humanas de lo bien hechas que están
Hasta que te das cuenta de que són tres tíos de verdad.
De allí nos hemos acercado a la célebre Iglesia Negra (por motivos de un incendio).
Tras algunas experiencias sobre Vlad (Drácula) obligadas nos hemos dirigido hacia las afueras de la zona fortificada, donde vivía la población rumana o "no sajona". Esta zona está situada al rededor de la Plata Unirii
y la iglesia de San Nicolás, que encierra los libros impresos más antiguos del país.
De paso por la bella puerta de Ecaterina
nos hemos dirigido a las torres (negra y blanca), desde donde se tienen unas buenas vistas de la ciudad, aunque ni de lejos como las de Tampa (está justo en frente de dicho monte).
Como la oficina de turismo estaba cerrada para cuando he ido a las 17:30, he aprovechado (no he sido el único) para preguntarle a Carmen mil dudas: desde dónde cenar comida rumana, hasta qué visitar en los alrededores. Ha sido solícita y agradable en todo momento. Al final, incluso me ha acompañado al restaurante.
Allí, casualidad, me he encontrado con dos chicos brasileños que también han hecho el tour conmigo. Me reconocen y me invitan a sentarme a la mesa con ellos. Además, están de intercambio universitario en Sevilla, por lo que puedo hablar en castellano sin problemas con ellos.
El restaurante, nada turístico, pero realmente exquisito se llama Gaura Dulce y está cerca de la plaza mayor, pero ni de lejos tan concurrido como las terrazas de la zona (en las que sirven básicamente pizza). En mi caso he comido Ciorba Ardeleneasca y 3 mitittei, junto a pan casero y una cerveza (28 lei). Esta vez no he sacado fotos.
Bueno, pues es hora de despedirme de la pareja brasileña tan simpática (hemos estado todo el rato dándole a la sinhueso)... y resulta que están alojados en el mismo hostel que yo!!
Matización del día siguiente: todos los que estábamos en el tour nos alojamos en el mismo hostel, porque me los he encontrado desayunando.
Pues nada a ver qué hace Brasil con Alemania en la semifinal del mundial. Ellos como buenos brasileños, son futboleros (mucho más que yo).
A las 10:20 llega el minibus, pero se me agolpan rumanos y guiris, que deben saber el problema de los buses llenos (no se puede reservar billete ni comprar en taquilla). Los rumanos juegan con ventaja pues pueden comunicarse con el chófer. Resultado, Iñaki y los otros dos guiris se quedan en tierra.
Cabreado mando a la mierda a los autobuses y me dirijo a la estación de trenes. En veinte minutos sale un tren inter-regional con destino a Brasov. Que sea lo que Dios quiera. Compro un billete (21'50 lei).
Pues el tren es una gozada. Es de lo nuevos, como el regional de ayer a Sibiel. Hace hasta fresquito dentro. Además va medio vacío. El recorrido tarda tres horas, siendo puntual como siempre.
El problema es que he llegado al fin a Brasov, pero con dos horas de tardanza respecto al horario previsto. Como tenía planificado al minuto el día, tengo que cambiar dicho plan: me quedaré en Brasov y haré senderimos por el monte Tampa, en la misma ciudad.
Así que toca coger el autobús 51 (2 lei) que me lleva al centro, desde donde me dirijo (5 minutos) hasta mi hostel: kismet Dao (12€/noche). La idea inicial es quedarme dos noches, para que me sobren dos noches también en Sighisoara.
El hostel está realmente bien, para el precio que tiene. Tiene taquillas en las habitaciones, café gratis todo el día, una cerveza o refresco gratis cada día, wifi y cocina equipada. Además se puede llegar al centro en menos de 10 minutos.
En la entrada te dan la bienvenida en montón de idiomas... incluido en Euskera!!
También tiene toques de humor (o de realidad, ve a saber):
La recepcionista del albergue me ha recomendado un tour gratuito (a la voluntad) por Brasov que comienza a las 18:00. En principio lo haré, aprovechando las horitas previas para acercarme a Tampa.
Se trata de una colina de unos 700 metros situada junto a las murallas de Brasov. Donde supuestamente habitan varios miles de osos pardos, pero que se hallan lejos de la zona de senderismo.
Como está tan próximo a la ciudad, a pesar de la altura limitada del monte, la subida sería intensa, pues la pendiente así habría de serlo (trigonometría básica de EGB). Para evitarlo hay dos alternativas: seguir el sendero en forma de zig-zag que asciende (evita mucha pendiente, que no toda, pero hace largo el camino) o valerse del funicular (10 lei) para subir y hacer la bajada andando. Por problemas de tiempo ésta segunda ha sido mi opción. El funicular es enano y sube realmente rápido (no tarda mucho más de 2 minutos).
Una vez arriba, puedes seguir dos senderos inicialmente, que a medida que avanzas se van bifurcando en más. El que lleva hasta la ciudad otra vez está marcado con triángulos rojos.
Antes de emprender la bajada es recomendable acercarse al velvedere, un mirador con una de las mejores vistas que he visto en muchísimo tiempo. Es un espectaculo.
Vistas de la plaza mayor desde Belvedere
Se encuentra a la altura de las letras Brasov, al más estilo holiwoodiense.
Por cierto, lo de estas letras tiene su historia. En la década de los años 60' Brasov pasó a llamarse Ciudad Stalin (en rumano, pero como suena, es verdad). Y a pesar de que el dictador ya había muerto, para mostrar su afecto talaron y repoblaron unos árboles formando la palabra Stalin. Yo he visto fotos, pero imagino que en internet habrá algún ejemplo.
A la hora prevista me he acercado a la "plaza mayor", punto de encuentro del tour. La guía local ha sido Carmen, que a pesar del nombre, no tiene ninguna relación con España. Ha sido encantadora. Una auténtica profesional que nos ha mostrado la ciudad y su historia (esta parte, tal vez aburrida, es la que más me gusta) en unos 150 minutos.
Con ella he visto la Plata Statului (centro neurálgico de la ciudad), toda llena de terrazas y con un ambiente genial todo el día, incluida la noche.
A las 18:00 tocan una melodía desde el campanario unas figuras que parecen humanas de lo bien hechas que están
Hasta que te das cuenta de que són tres tíos de verdad.
De allí nos hemos acercado a la célebre Iglesia Negra (por motivos de un incendio).
Tras algunas experiencias sobre Vlad (Drácula) obligadas nos hemos dirigido hacia las afueras de la zona fortificada, donde vivía la población rumana o "no sajona". Esta zona está situada al rededor de la Plata Unirii
y la iglesia de San Nicolás, que encierra los libros impresos más antiguos del país.
De paso por la bella puerta de Ecaterina
nos hemos dirigido a las torres (negra y blanca), desde donde se tienen unas buenas vistas de la ciudad, aunque ni de lejos como las de Tampa (está justo en frente de dicho monte).
Como la oficina de turismo estaba cerrada para cuando he ido a las 17:30, he aprovechado (no he sido el único) para preguntarle a Carmen mil dudas: desde dónde cenar comida rumana, hasta qué visitar en los alrededores. Ha sido solícita y agradable en todo momento. Al final, incluso me ha acompañado al restaurante.
Allí, casualidad, me he encontrado con dos chicos brasileños que también han hecho el tour conmigo. Me reconocen y me invitan a sentarme a la mesa con ellos. Además, están de intercambio universitario en Sevilla, por lo que puedo hablar en castellano sin problemas con ellos.
El restaurante, nada turístico, pero realmente exquisito se llama Gaura Dulce y está cerca de la plaza mayor, pero ni de lejos tan concurrido como las terrazas de la zona (en las que sirven básicamente pizza). En mi caso he comido Ciorba Ardeleneasca y 3 mitittei, junto a pan casero y una cerveza (28 lei). Esta vez no he sacado fotos.
Bueno, pues es hora de despedirme de la pareja brasileña tan simpática (hemos estado todo el rato dándole a la sinhueso)... y resulta que están alojados en el mismo hostel que yo!!
Matización del día siguiente: todos los que estábamos en el tour nos alojamos en el mismo hostel, porque me los he encontrado desayunando.
Pues nada a ver qué hace Brasil con Alemania en la semifinal del mundial. Ellos como buenos brasileños, son futboleros (mucho más que yo).