Llegamos a Oslo a las 6 y algo de la mañana . teníamos el hotel reservado en la zona de Toyen, el Best Western Appartaments. cogimos metro en la estación central, y en dos paradas ya estábamos allí. Estábamos cansados y hambrientos, así que pagamos el buffet del desayuno , 99 nok y estaba fenomenal, comimos un montón.
Las habitaciones no nos la daban hasta las tres de la tarde, así que nos fuimos a la calle, y lo primero de todo fue ir a un centro médico de urgencias, que estaba cerca de la zona. Mi compañero necesitaba un antibiótico, y era imposible comprarlo en la farmacia sin receta. Así que después de muchas explicaciones a dos médicos y de dos horas de estar allí, según protocolo, conseguimos la receta que necesitamos, y no tuvimos que pagar nada, a pesar de no llevar la tarjeta sanitaria.
Después de esto, ya nos fuimos a ver la ciudad tranquilamente. Bajamos hacia la catedral y nos metimos en la famosa calle carlos Johanes, peatonal, que desemboca en el palacio real, es un paseo agradable y bonito. El palacio también es bonito, y pudimos ver a las 1.30 el cambio de guardia que se hace cada día a esa hora, y que dura un ratito. Es interesante. Los jardines de atrás también son bonitos.
Bajamos al muelle, y aunque había muchos puestos de kebah y demás nos comimos un bocata que llevábamos prefabricado.
Justo al lado está el ayuntamiento de Oslo, donde se entrega cada año el premio nobel de la paz
Subimos de nuevo la calle, había un festival de jazz durante esa semana, y algún concierto pudimos escuchar en la calle de forma gratuita.
Estábamos agotados y nos fuimos al hotel a descansar un poquito, para luego salir de nuevo por la tarde noche. Bajamos entonces de nuevo a la zona del muelle, y había unas luces preciosas al atardecer, dimos una vuelta por los alrededores, y volvimos alrededor de las 23h a cenar en nuestro apartamentito.