Tras adquirir el ticket el día anterior durante el descanso del free tour volví a encontrarme con el personal de Sandemans en la plaza cerca del ayuntamiento (P) a las 09:15, de nuevo toco madrugar. Esta vez como guía me correspondió Arancha originaria de Aranda de Duero, Burgos quien se encargaría del grupo de habla española (aunque como anécdota os diré que en mi grupo había una pareja de Brasil, un par de italianos, un par de checas y el resto de España de los cuales dos chicos de Zaragoza, si el mundo es un pañuelo, en total contando a Arancha éramos 16) Desde nuestra ubicación nos dirigimos a Tara St Sation (U), la estación de ferrocarril que está cerca del puente O’Connell (unos 10 minutos andando) El billete de tren está incluido en el precio de la excursión y nos lo facilito la guía al llegar a la estación. Tras un corto trayecto en tren alcanzamos la parada final ubicada en la aldea pesquera de Howth. Breve pausa en un bar para tomar un café y despejarse para a continuación recorrer el muelle (V) hasta el final donde pudimos observar alguna que otra foca.
Servidor posando
Nos hicimos unas fotos con el mar de fondo, volviendo sobre nuestros pasos para dejar atrás el pueblo y el puerto de Howth. Primero franqueamos una verja de hierro que daba acceso a las tierras del castillo, Arancha nos comento que dicha verja siempre se hallaba abierta y nos explico el porqué. Llegamos al castillo de Howth (W), el cual no se puede visitar, donde tuvimos otra explicación por parte de nuestra guía.
Castillo de Howth
Pasamos por el club de golf para seguir subiendo (porque tras dejar el pueblo era todo cuesta arriba) adentrándonos en el parque o bosque, lo único que puedo corroborar es la densa vegetación. Recorriendo el estrecho sendero en fila india hicimos un par de paradas mas donde en una de ellas nuestra guía nos relato la leyenda de los Leprechaun, esos duendes propios del folclore irlandés y en la otra nos llevo a ver un dolmen aunque desafortunadamente una de las piedras se había caído y la estructura no era lo que había sido. Finalmente alcanzamos la parte más alta de la península ofreciéndonos el lugar unas vistas impresionantes; al norte la isla llamada el ojo de Irlanda, al sur más allá de la isla del toro se alcanzaba a ver la desembocadura del Liffey y Dublín en cuanto al este, bueno si uno tuviera mucha imaginación podía haber visto en el horizonte Inglaterra.
El club de Golf en primer plano, el puerto y la isla llamada el ojo de Irlanda.
La isla del toro y al fondo a la izquierda esta Dublin
Estuvimos un rato haciendo fotos y oteando el horizonte así como descansando de la subida, tuvimos suerte porque no nos llovió ese día porque subir a la cima por unos estrechos senderos llenos de barros debe de ser bastante difícil y menos mal que teníamos una guía porque ir solo o sin conocer el lugar no es aconsejable por la facilidad de perderse. Ahora solo faltaba bajar lo subido sin embargo en lugar de hacerlo por la faceta norte del monte lo hicimos por la parte sur este, donde hicimos una parada para comer en un restaurante (el precio de la comida no está incluida no obstante uno puede traer un bocadillo) Después de la prolongada y merecida pausa para la comida seguimos nuestro camino bajando hasta llegar a la punta sur este de la península, En esa parte de la península hay varias casas, algunas de las cuales pertenecen a ciertas personalidades de Irlanda. De allí seguimos hacia el norte hasta volver al pueblo pudiendo observar a nuestra derecha durante todo el recorrido los acantilados (X).
Servidor con el faro Baily al fondo, en la esquina sur este de la peninsula
Tuve curiosidad y pregunte cuanto suponía todo el recorrido que habíamos hecho al regresar a la aldea de Howth a lo cual me contesto Arancha que el paseo presuponía siete kilómetros. En el pueblo pillamos el tren que nos devolvió a Dublín donde lleguemos pasadas las 17:00 horas, la excursión nos había durado todo el día. Como a esa hora no me apetecía ver nada mas aproveche para hacer algo de shopping y comprar algún que otro souvenir para la familia que de hecho hay en Dublín una cadena de tiendas llamadas Carrolls que se dedica a eso.

Nos hicimos unas fotos con el mar de fondo, volviendo sobre nuestros pasos para dejar atrás el pueblo y el puerto de Howth. Primero franqueamos una verja de hierro que daba acceso a las tierras del castillo, Arancha nos comento que dicha verja siempre se hallaba abierta y nos explico el porqué. Llegamos al castillo de Howth (W), el cual no se puede visitar, donde tuvimos otra explicación por parte de nuestra guía.

Pasamos por el club de golf para seguir subiendo (porque tras dejar el pueblo era todo cuesta arriba) adentrándonos en el parque o bosque, lo único que puedo corroborar es la densa vegetación. Recorriendo el estrecho sendero en fila india hicimos un par de paradas mas donde en una de ellas nuestra guía nos relato la leyenda de los Leprechaun, esos duendes propios del folclore irlandés y en la otra nos llevo a ver un dolmen aunque desafortunadamente una de las piedras se había caído y la estructura no era lo que había sido. Finalmente alcanzamos la parte más alta de la península ofreciéndonos el lugar unas vistas impresionantes; al norte la isla llamada el ojo de Irlanda, al sur más allá de la isla del toro se alcanzaba a ver la desembocadura del Liffey y Dublín en cuanto al este, bueno si uno tuviera mucha imaginación podía haber visto en el horizonte Inglaterra.


Estuvimos un rato haciendo fotos y oteando el horizonte así como descansando de la subida, tuvimos suerte porque no nos llovió ese día porque subir a la cima por unos estrechos senderos llenos de barros debe de ser bastante difícil y menos mal que teníamos una guía porque ir solo o sin conocer el lugar no es aconsejable por la facilidad de perderse. Ahora solo faltaba bajar lo subido sin embargo en lugar de hacerlo por la faceta norte del monte lo hicimos por la parte sur este, donde hicimos una parada para comer en un restaurante (el precio de la comida no está incluida no obstante uno puede traer un bocadillo) Después de la prolongada y merecida pausa para la comida seguimos nuestro camino bajando hasta llegar a la punta sur este de la península, En esa parte de la península hay varias casas, algunas de las cuales pertenecen a ciertas personalidades de Irlanda. De allí seguimos hacia el norte hasta volver al pueblo pudiendo observar a nuestra derecha durante todo el recorrido los acantilados (X).

Tuve curiosidad y pregunte cuanto suponía todo el recorrido que habíamos hecho al regresar a la aldea de Howth a lo cual me contesto Arancha que el paseo presuponía siete kilómetros. En el pueblo pillamos el tren que nos devolvió a Dublín donde lleguemos pasadas las 17:00 horas, la excursión nos había durado todo el día. Como a esa hora no me apetecía ver nada mas aproveche para hacer algo de shopping y comprar algún que otro souvenir para la familia que de hecho hay en Dublín una cadena de tiendas llamadas Carrolls que se dedica a eso.