Esa era nuestra intención, lo que dice el título de esta etapa, aunque hubo modificaciones de emergencia.
Tras el tedioso viaje: primero de tren, luego de avión, luego otro avión, llegamos a Nairobi ya de noche, hacia las 21 horas y con el horario perfectamente previsto. El encuentro con la persona que nos había ido a buscar al aeropuerto, de www.concorde.co.ke/, fue rápido y eficiente, con nuestro conductor George llegamos al hotel íntegros, aunque algo cansados. Con respecto a la compañía de alquiler del coche, tengo que deciros que después de mirar en varias no encontrábamos el coche que queríamos, un 4x4 pequeño y con trampilla en el techo, (es fundamental en los parques), hasta que por casualidad en un foro encontramos, www.concorde.co.ke , fue el gran acierto tenían todo lo que necesitábamos, contestaban rápidamente a todos los correos e incluso nos dieron varios consejos que nos vinieron muy bien, además de alquilar coches también te pueden organizar el viaje, a nosotros nos buscaron tres alojamientos, se portaron fenomenal.
La estancia en el www.prideinn.co.ke/?page_id=157, sin ser nada del otro mundo, fue estupenda, con un feliz descanso y buen desayuno, después del cual, George nos vino a buscar, nos llevó a la oficina de alquiler de coches y nos “presentó” a nuestro Suzuki Maruti (por cierto, no acertamos con la elección del coche pues tenia la amortiguación muy dura) y al equipo de Concorde Hire Car, nos acompañó al Centro comercial Sarit Center que estaba muy cerca, fuimos paseando bajo la lluvia y sobre los charcos, pues ya nos dimos cuenta que las aceras y calzadas dejan mucho que desear en cuestión de asfalto y de trasiego, se diría que es como estar en una ciudad europea pero con malas infraestructuras.
En el Sarit nos registraron para poder acceder, todo ello a causa del atentado ocurrido en otro centro comercial de Nairobi en septiembre del año 2013, ahora, nos explicaron la seguridad en las grandes superficies está demasiado vigilancia, yo me sentí como que entraba a un lugar militar o algo similar. Allí pudimos cambiar euros a chelines keniatas, (a peor cambio que si lo hubiésemos hecho en el aeropuerto, todo hay que decirlo), compramos una tarjeta de teléfono para el país de Safaricom y nos aprovisionamos de víveres y garrafa grande de agua, ¡ah! Y también hielos pues llevábamos nevera de campo.
Aquí estamos desayunando de el Prideinn y con mis colegas los cocineros que eran simpatiquísimos.
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*** Imagen borrada de Tinypic ***Con esperanzas e ilusión, partimos hacia Samburu por una carretera que parecía mejor de lo imaginado, aunque según nos íbamos alejando de Nairobi la carretera empeoraba por momentos, nos esperaban 312 Km. que según nuestras previsiones teníamos que llegar a la puerta de Samburu a las 16 h., saliendo de Nairobi a las 11 como muy tarde, que ilusos, creíamos que 5 horas serian suficientes para recorrer esos 312 Km, después de una hora para salir de la ciudad de Nairobi por el colapso del tráfico, continuamos unas dos horas de recorrido, hasta llegar al Restaurante Árbol Trucha, www.trout-tree.com/, que se encuentra en la carretera principal de Nairobi a Nanyuki, en un desvío a la izquierda a 100 metros, con el río Burguret, donde nos habían recomendado comer y que me sorprendió gratamente, por lo curioso del paisaje, por las piscinas criadero de truchas, por lo original del restaurante en sí y por la tabla estupendísima que comimos de distintas elaboraciones de trucha con brochetas de verduritas y patatas fritas, todo ello amenizado por la compañía de distintas razas de monos que intentaban sacar provecho de los suculentos platos, y todo por unos 30 euros para los dos con cerveza incluida.
Os dejo algunas fotos del restaurante y la tabla que comimos.
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En realidad no sé muy bien cómo pudimos disfrutar de la comida, pues al aparcar en el restaurante, SE NOS PARTIO LA LLAVE DEL COCHE, SÍ, Sí, habéis leído bien y ahora ¿qué hacemos?... Afortunadamente, el parking estaba con un vigilante, a quien hoy recuerdo como [b]nuestro primer gran salvador, le explicamos lo ocurrido y con nuestro teléfono llamó a la compañía de alquiler del coche y les explicó el periplo, a estos ni cortos ni perezosos se les ocurrió la mejor solucion posible, traernos otra llave nueva desde Nairobi y eso que estabamos a más de dos horas de coche, nuestra nueva llave llegó alrededor de las 18h y 30 minutos, .. imaginad, a esta hora se supone que ya deberiamos estar en nuestro alojamiento dentro de Samburu, ¿qué hicimos...........?. mientras llegaba nuestra llave, tuvimos que estar negociando por telefono, (muy importante llevar a mano las direcciones y telefonos de los alojamientos contratados), con los alojamientos el cambio de uno por otro, me explico, dormir hoy en Isiolo y mañana en Samburu, los dos accedieron sin problema a nuestro cambio, menos mal……. En esto, nos había dado tiempo a comer, a hacer la digestión y a desesperar porque creíamos que nos tocaría dormir allí, con la única compañía de los colegas monos. Por cierto, obsequiamos a nuestro salvador-vigilante con algunas de las cosas que llevábamos para repartir, como balones de fútbol y camisetas pues supimos que los fines de semana los dedicaba a entrenar a chavales de Nayuki, y como no le acercamos a su pueblo.
Ya entrada la noche, fuimos conscientes que el resto del camino lo haríamos de noche, algo que nos habían aconsejado que no hiciéramos nunca, y lo peor aún nos faltaban 80 kilómetros pero no nos quedaba otro remedio, así que nos pusimos en marcha. Las carreteras llenas de hoquedades, sin casi iluminación y sin señales de tráfico, (ni verticales ni horizontales), y a pesar de la oscuridad las orillas de la carretera seguían llenas de gente. ¡TODA UNA ODISEA!, con el GPS sin batería puesto que el cargador del mechero no funcionaba. Después de parar varias veces a preguntar, sin obtener respuesta por desconocimiento de los lugareños y por su falta de no saber leer. Eso sí, nos pusimos de barro hasta más arriba de los tobillos. Por fin y después de un buen rato de carretera y casi de casualidad vimos el indicador de nuestro hotel, uffff, ¡qué alivio!, deciros que con Rangeland Hotel, fue imposible contactar con ellos desde Epaña para realizar la reserva, de esto también se encargó Concorde, sé que pueden parecer pesados tantos detalles pero esa fue nuestra experiencia y me gustaría que a nadie le ocurra en un futuro.
Foto de nuestro dormitorio desde fuera:
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Así estaba el techo, que fue lo peor del lugar:
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Vista del jardín:
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Y esta foto es de la entrada del bar-restaurante
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A los 30 minutos de llegar y acomodarnos en el hotel nos dimos cuenta que estábamos solos en el recinto, lo que significa que si hubiésemos llegado un poquito más tarde nos tendríamos que haber conformado con dormir en nuestro coche. Con todo quiero decir, que a pesar de los avatares fuimos afortunados, dormimos en cama confortable, (con algún mosquito que otro), una buena ducha y un recinto formidable. Me sentí orgullosa por lo bien que habíamos sido tratados y que nuestro vigilante-salvador se fuese con la convicción de que había encontrado unos grandes amigos.
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