Tras casi una semana en Luang Prabang llega la hora de cambiar de aires, es momento de hacer algo solidario, de echar una mano a la gente del País. Con información de un Eco-Lodge en el cual se puede colaborar en distintos proyectos pongo rumbo a Vientiane.
Lo hago inconscientemente, pretendía subirme a un VIP bus nocturno y dormir durante el camino, en su lugar lo hago en un Bus Express, son los estatales. Viejos autocares llenos hasta la bandera de gente y con el techo cubierto por equipaje, motos, y cualquier tipo de “cosa” que os podáis imaginar. Eso me pasa por no comprar el billete el día antes, pero claro, demasiada Beerlao.
A medio camino hacemos la típica paradita para comer algo. En esta ocasión es en la estación de autobuses de Van Vieng, tras casi 6 horas de paliza me dan ganas de quedarme un día por lo menos. En esas que me lo estoy pensando con una Beerlao , que aparecen tres guiris (críos) borrachos en una moto con camisetas del famoso Tubing de Van Vieng, se me va rápido la idea de la cabeza y me subo al bus, paso mucho de esta fauna.
Cosa a destacar fue oír un “Joder..! el tío este me ha tocado el culo..! xD
Se trataba de una española que viajaba sola y de otra pareja ítalo-española que casualmente estaban sentados delante de mí y yo tome por italianos. Compartimos unos cigarritos y un par de cafés en la estación de Vientiane. Mu majos.
En Vientiane llueve, me han dicho que es la temporada seca más seca en muchos años, pero desde que he entrado en Laos los nubarrones y algún que otro aguacero me persiguen allá donde voy. Me dirijo a la estación de autobuses que hay junto al mercado central. Tuk Tuk de estación a estación 10.000 Kip. Mi destino era el pueblo de Thadingeng, a unos vintitantos Km. de la cuidad. Los “buses” de Vientiane son divertidos, son furgonetas de carga con asientos en la parte posterior, ni te imaginas la cantidad de gente y cosas que llegan a caber.
Tras un trayecto de hora y poco por una carretera de polvo rojizo llegamos al pueblo antes mencionado. Alli se encuentra a orillas del rio Nam Ngum el Eco-Lodge Rivertime Resort, lo regenta un Ingles llamado Phillip que menudo chiringuito tiene allí montado. Si bien lo adquirió hace cosa de un año, el antiguo propietario llevaba ya varios años en marcha con el proyecto. Alli se pretende revertir los ingresos del turismo en beneficio de la población local, y paralelamente se intenta que los visitantes colaboren ya sea impartiendo clases de idiomas o realizando algún trabajo comunitario. Yo no vi ni una cosa ni otra, tan solo el sábado por la mañana un grupo de niñas del pueblo vino a que les dieran una clase de ingles de un par de horas. Eso si… excepto el alojamiento, el resto de servicios del lugar tenían unos precios desorbitados, una cena con dos platos y bebida (Beerlao) salía de 70.000 a 130.000 kip, osea, como un menú en Barcelona.
Pero bueno, no hay que ser tan tiquismiquis, el lugar es una pasada y también había actividades “solidarias”… pasear por el rio Nam Ngum en barco (10 US$), visitar el pueblo de Tangon (20 US$), Rice farming experience (paseo por los campos de arroz) otros 20... y así todo. Qué si te planteas pasar unos días de relax aquí pues vale, lo cierto es que es 100x100 recomendable, pero si vienes con ganas de hacer cosas te das en todos los morros con el negocio que tiene montado aquí el tal Phillip.
El resto del primer día lo invertí en el pueblo vecino, no sé que celebraban, pero había un karaoke con unos altavoces atronadores y una especie de D.J. que no hacía más que hablar y cantar por un micrófono mas atronador si cabe. Tras unos bailecitos y unas Beerlao con la población local ya me daba igual el DJ y la madre que lo pario, hasta me caía bien y todo.
Al dia siguiente, después de que me despertara una jauría de gallos, me fui con un matrimonio suizo muy majo, rio arriba llegamos al pueblo de Tangon, cruzamos un puente de hierro del año del catapun y cada uno por su lado. El se fue a buscar una Beerlao fresquita, Ella hacia el mercado, y yo como no, cámara en ristre a atemorizar gallinas por las callejuelas del pueblo. Para variar me tome una beerlao en una peluquería-colmado-farmacia-gasolinera que encontré y miratupordonde la atracción del dia fui yo. Alli no hacían mas que mirarme y partirse la caja a mi costa, todo el que pasaba por allí se reía un rato, se despedía de mi y se iba. Una vez echadas las fotos de rigor me dirijo de nuevo al embarcadero, allí hay montado un área de restaurantes flotantes patrocinada por Calsberg en una orilla y por BeerLao en otra. Resulto ser una de las comidas mas ricas que he probado en todo el viaje.
Ya entrada la tarde, descendiendo por el rio de nuevo decidí que a la mañana siguiente regresaría a Vientiane y luego ya veríamos. Esa ultima noche la pase como no en el Karaoke del pueblo, creo que aun celebraban lo mismo de la noche anterior.
Gracias a que mi compi suizo me acerco unos kilómetros en su Hondita de alquiler, no hacia ni media hora que los gallos me habían despertado y ya estaba yo con la mochila en mitad de una carretera de polvo roja. En estas que se para un coche con el DJ, un policía y un chavalito que me estuvo traduciendo toda la noche anterior los intentos de las madres del pueblo de casarme con sus hijas. (No me conocían aun, lo normal es que las escondan).
Decian que llevaban varios días sin teléfono y que a ver si podía mirar la central. Resulta que charlando de la vida les explique que yo era técnico de sistemas, pero coño, que yo no tengo ni idea de eso. Nada, que no les entra y ya me ves entre risas volviendo al pueblo a mirarles la central de teléfonos. La susodicha estaba en una caseta de cemento como las de cualquier pueblo de España, solo que sin puerta, asi que imaginad como esta su interior, es una extensión de la selva. La casualidad hizo que lo primero que me dio por mirar fue el interruptor de la luz, no había, y claro, si no hay luz no hay aparato. Diferencial parriba y tema arreglado… Ea, una Beer lao y en marcha otra vez… En marcha? Los cojones. Ahora toca ir a comer a casa del policía con el DJ, el traductor y no se cuantas mas personas que había allí.
Al final no llegue a Vientiane hasta la tarde, tiempo suficiente para sacar fotos de un inmenso Wat dorado que hay a las afueras y de dar una vuelta por la ribera del Mekong. Alli hay un par de templos y de terracitas donde tomarte un par de Beerlao tranquilamente antes de subirte al bus.