La travesía del lago Tonle me había hecho entrar la morriña del mar. Comenzaba la última semana de viaje y lo echaba de menos. Una opción era ir a Phon Penh a pasar un par de días, otro par en Sihanoukville y los últimos días pasarlos en Bangkok, la otra era cruzar a Thai por Paillin y dirigirme al mar, a la zona de Rayong, allí, frente a la isla de Ko Samet hay una playa kilométrica, y desde el Google Earth apenas se ven muchas edificaciones. En esa playa llamada Had Mae Ramphung hay una guestouse llamada Roots Reggae House, según su página web es tranquila y al mismo tiempo con “vidilla”. Parecia el lugar ideal para estar unos días frente al mar, tumbado en una hamaca sin hacer nada antes de volver a Bangkok.
Asi que me subo a un taxi que junto a cinco pasajeros más me lleva hasta el pueblo de Paillin, a pocos kilómetros de la frontera. Un par de horitas de viaje, otra media horita de espera, otro taxi, y un cuartito de hora después estoy tramitando el acceso a Tailandia en el control de la frontera. El trayecto me ha costado 9 US$ desde Battambang.
Una vez realizados los trámites de rigor en el control de inmigración, a lomos de una moto-taxi me dirijo hacia un área de servicio de la carretera desde donde subirme a un bus que me lleve a Chantaburi y desde ahí a Rayong.
De bus en bus llego a eso de las 6 de la tarde a mi destino, es sábado y la playa esta franqueada por una extensa y frondosa arboleda bajo la cual hay innumerables restaurantes exclusivamente de pescado y marisco, están llenísimos de familias con aire dominguero.
Antes de dejar el equipaje en la guesthouse me entretengo en el billar del bar-jardin con un irlandés esponja y con un taiwanés la mar de simpático. A la que me doy cuenta ya es de noche y tengo hambre, asi que enredo a mis nuevos compis y nos vamos a pegar una mariscada de esas que dan miedo. En el primer chiringo que vemos sitio nos apoderamos de una mesa junto a la arena de la playa y elegimos unos pescados y el marisco de unos tanques con agua salada que en su interior albergan un montón de bichitos vivos que dicen cómeme. La cosa salió por menos de 1.000 bath, unos 6 o 7 € por cabeza.
El resto de la noche lo pase solo, sentado en la misma mesa donde cené, escuchando el riudo de las olas del mar y dándome un baño en sus cálidas aguas. Aquello prometía.
Sin embargo la mañana siguiente todo cambio, una vez despierto por el gallo de rigor (no estaría en mi mochila?) pude ver que a plena luz del día el sitio no era tan idílico, la playa era algo similar a un basurero, kilómetros de basura, y no solo la arena, el mar estaba lleno de trozos de cosas.
Alquile una hondita 125 por 200 Bath al dia y me fui por la carretera de la costa hacia el sur, aun tenía la esperanza de encontrar mi rinconcito, en lugar de eso encontré un par de zonas urbanizadas, mas basura, un par de poblados de pescadores a pie de playa, y mucha mas basura. A pocos kilómetros de allí me detuve en un restaurantillo sueco, alli la propietaria me confirmo mis presagios más pesimistas, aquello estaba siempre así, era (es) un basurero.
Pase el resto de la tarde pensando, dudaba si irme de inmediato o esperar al día siguiente. Mis nuevos compis de la Roots no me entendían, allí me lo pasaba de puta madre y tenia playa, que más quería? A ver, uno ha vivido muchos años de su vida en las Islas Baleares, y claro, llámame tiquismiquis, pero en según qué aguas no me baño, y para estar unos días frente al mar mejor me cambio de sitio. A lo largo de la noche me dejo enredar por otra falang y quedamos que al día siguiente nos vamos a Pattaya con la moto, que no esta tan mal como dicen y bla bla bla.
A la mañana siguiente tras el consabido gallo y un desayuno frugal cogemos la moto y chino chano enfilamos por el autovía hacia Pattaya. En cosa de una horita y poco nos plantamos allí, ella ya conocía aquello así que me fue guiando hacia una playa que te recibe con una bofetada en forma de hedor a salitre estancado. Por lo que observe la zona se reducía a tres grandes avenidas conectadas entre sí por callejones estrechos y pequeñas calles repletas de burdeles y disco pubs.
Casi a rastras me veo obligado a como mínimo quedarme una noche, “que ya verás” “que no esta tan mal” “es diferente” etc. etc. Bien, ya que tenía previsto ir reflejándolo todo en los diarios, si quería hablar mal de aquello debía de ser con conocimiento de causa, así que me quede en Pattaya a ver que encontraba en aquel lugar que me recordaba a lo peorcito de las costas españolas en verano.
Para comenzar me aloje en un hotel como dios manda llamado Ma Maision, esta junto a primera línea de playa cerca de lo que llaman Walk Street, es un hotelito acogedor, tiene incluso bañera en las habitaciones, piscina y un restaurante muy coqueto con cocina tanto Thai como con influencias de la alta escuela europea. O por lo menos eso parecía por los nombres de los platos y de su precio, lo cierto es que el almuerzo no defraudo. La consabida siesta de rigor hizo que me levantara con la oscuridad, el panorama evidentemente había cambiado, pero para peor, había infinidad de ruidosos y llamativos locales, en la mayoría había grandes carteles ofreciendo bebidas variadas a precios ridículos e innumerables locales donde parecía ejercitarse la profesión más antigua del mundo, hacia el final de la playa y en el centro de Walk Street se encuentran unos restaurantes con vistas al mar, lo cierto es que no están mal aparentemente. Nosotros cenamos en King Seafood o algo así, estaba todo muy rico y la cuenta unos 1.000 bath.
He de comentar que aquí en Tailandia el marisco no mata, su calidad en cuanto a “lo fresco” es innegable, estaba todo recién pescado o era elegido de acuarios para su consumo inmediato. Pero aquí las aguas son calientes, la textura y el sabor de las gambitas no es la misma, sobre todo el sabor, en cuanto a pescado y marisco se refiere, pues más de lo mismo, no se puede comparar en absoluto con los productos de las frías aguas del norte de la península, ni tan siquiera con las del mediterráneo.
No me voy a extender con mucho mas acerca de Pattaya, me sentí incomodo la mayor parte del tiempo, yo no encajaba allí. Aquello era tal y como cuentan, un enorme puticlub abierto las 24 horas del día.
Por la noche ya tenía claro lo que haría, me iba hacia Koh Chang un par de días, ya sabía que es algo turístico, pero me daba igual, llevaba un emocionante mes de viaje y solo quería relajarme.
Asi que bien tempranito, justo con el consabido canto del gallo (si, también hay gallos en Pattaya) me despido de mi compañía, me voy primero a Rayong a devolver la moto, y desde ahí cogería un bus hacia Chantaburi. Es desde allí donde en taxi me dirijo al embarcadero de los ferrys, es solo una horita de autovía y buena carretera por 500 Baths. Tras esperar nada y menos me subo a un ferry que cubre la distancia entre el continente y la isla en poco más de un cuartito de hora y ala, el stress y la mala leche por la decepción del basurero desaparecen como por arte de magia.
Pero Koh Chang ya es otra etapa.....