El vuelo salía de Madrid a las 12 de la mañana y aunque no facturamos ninguna maleta no pudimos hacer el check in por internet porque había un problema con unos datos de la autorizacion para entrar a EEUU que no coincidían con los datos que dimos a la compañía aérea. Menos mal que se solución rápido en el mostrador de facturación y puntualmente el vuelo salió para Chicago llegando allí 9 horas después, sobre las 14 h hora local.
El avión de Iberia bastante normalito, una sóla película en 9 horas, nada que ver con compañías como Delta o American Airlines donde tienes tu propia pantalla para ver lo que quieras o jugar...
El metro en Chicago estaba en obras durante los fines de semana y un forero nos aconsejó que cogiéramos un taxi que no merecía la pena la cantidad de tiempo que se perdía en llegar al centro y así lo hicimos. Había bastante tráfico para ser domingo pero el trayecto era muy corto y nos costó 40 $ con 4 o 5 $ de propina incluidos que era lo que yo había leído en Internet que más o menos costaría. Además los taxis muy modernos con una pantalla que te dice por donde va el taxi para que veas que no te engaña ni nada....
Llegamos al Hotel Courtyard Chicago Downtown Rivernorth que se encontraba detrás de la torre Trump, en la Calle Hubbard, y estaba genial, una habitación enorme con dos camas grandes e Internet gratuito, piscina y gimnasio y lo mejor: el descuentazo (yo trabajo en Marriott).
En cuanto llegamos, para adaptarnos al horario decidimos no dormir e ir a dar una vuelta a ver donde estábamos. Salimos al río donde ya empezamos a ver los impresionantes edificios de Chicago y en seguida vimos como ya he dicho detrás del hotel las Marina Towers y la Torre Trump y nos adentramos en el Loop.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El teatro Oriental estaba muy cerca, al principio de la calle State, y aquí ya vimos una de las cosas mas chulas de Chicago: el metro elevado que va entre los edificios. Seguro que os suena de muchas películas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Torciendo a la izquierda, pasamos por el Centro Cultural de Chicago y llegamos al Millenium Park.
El Millenium Park se encuentra dentro de Grant Park y representa una de las zonas más modernizadas de Chicago que en los últimos años ha sufrido una gran transformación.
La obra más famosa del parque es el Pabellón de Conciertos Jay Pritzker, diseñado por el arquitecto canadiense Frank Gehry.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Después se encuentra la Cloud Gate, de Anish Kapoor; la fuente Crown Fountain del español Jaume Plensa, y el jardín Lurie.
Cruzamos cerca del Instituto de Arte de Chicago, que es uno de los museos más importantes de Chicago que conserva la fachada antigua pero el edificio es nuevo.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Después vimos la Crown fountain.
Hacía mucha calor y había un montón de niños bañándose en ella. Es chulísima y muestra fotos que van cambiando constantemente de los vecinos de la ciudad de Chicago.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Después de un rato fuimos a la famosa Bean, escultura con forma de judía de acero inoxidable pulido en la que todo el mundo se saca fotos porque refleja los edificios y el parque y es chulísima.
Os dejo algunas fotos incluido el típico autorretrato sacado con la cámara puesta en la cintura aunque había tanta gente que era bastante difícil sacar buenas fotos.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
A esta hora estábamos cansadísimos, para nosotros eran como las 3 o 4 de la mañana, a mi me dolía bastante la espalda y teníamos hambre. Un conocido nos había dado el nombre del restaurante The cage que estaba justo en frente del parque en el número 24 de la Calle Michigan. Era una especie de taberna irlandesa-restaurante donde comimos genial y no muy caro para el sitio donde estaba. Estaba llenísima cuando fuimos sobre las 6 de la tarde y las raciones eran enorrrrmes.
En Chicago ya todo era así como en casi todo EEUU.
En cuanto terminamos de cenar yo no podía más y la espalda cada vez me dolía más. De camino al hotel compramos una crema y más ibuprofeno en la farmacia y nos fuimos a dormir.
Chicago tenía muy buena pinta......

