Segundo día en Paros. Nos levantamos con ganitas de seguir disfrutando de las playas griegas, y al salir a la calle vimos que andaba algo nublado el día y no hacía precisamente calor


Asi que aprovechamos el día para ver Lefkes, un pueblito de interior que está en el centro de Paros, en las montañas.
Cogimos el buggy y recorrimos los 10km de distancia hasta Lefkes. Típico pueblo griego con casitas blancas pero en medio de las montañas, con una especie de catedral (o iglesia grande) y el pueblo lleno de buganvillas moradas.
Callejeamos por el pueblito y luego seguimos camino a Pisso Livadi. Pequeño pueblo con puerto pesquero y cuatro casas al lado de una playa.
Nos habían dicho que cerca habia una playa bastante bonita en la que hay una especie de rocas que al contacto con el agua se convierten en barro que es bueno para la piel y la gente se lo echa. Aunque el día se nos estaba nublando nos acercamos para ver.
La playa de llama Molos, y efectivamente, en unas paredes de roca de la playa cogías unas piedras que al meterlas en el agua se convertían en barrillo!


Y es de repente cuando nos empezó a llover, pero no a llover de forma normal, sino que nos cayó el diluvio universal


Nos montamos en el buggy, pero al ser abierto nos calamos enteros, y no teníamos ningún sitio cerca para resguardarnos. Optamos por volver, pero teníamos unos 40 min de camino de vuelta y lloviendo de una forma impresionante, asi que volvimos a Parikia.
Cuando llegamos, empapados y con un frío de la pera (casi habríamos ido mejor en bañador) fuimos al apartamento a darnos una ducha caliente para quitarnos el frío.
Siguió lloviendo durante el resto del día, así que lo único que hicimos fue dar una vueltilla rápida por el pueblo, cenar y a dormir con la esperanza de que al día siguiente nos hiciese mejor tiempo


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