El
7 de julio, jueves,
amanecimos por
primera vez en Vietnam. Es una sensación
genial abrir los ojos, mirar a tu alrededor y recordar que estás durmiendo en un hotel de una ciudad lejana
a miles de kilómetros de tu país viviendo una
aventura que no olvidarás. Y que además, acababa de comenzar.
Aquel
día lo dedicaríamos
entero a la
capital de Vietnam. Habíamos establecido un itinerario que comenzaba en la parte noroeste de la ciudad, para visitar la
Pagoda de Tran Quoc.
Antes de ponernos en marcha, disfrutamos del
buen desayuno incluido del hotel. Unos huevos revueltos, zumo, frutas y unas tostadas. Sin queja.
Pese a que había una
buena caminata desde el hotel,
no cogimos taxi. Teníamos tiempo y pilas de sobra para andar y nos apetecía cruzar el Old Quarter y ver cómo despertaba Hanoi.
La idea no fue mala aunque
andar por las calles de Hanoi (sobre todo por el Casco Viejo)
no es tan fácil. Las
aceras están
llenas de gente comiendo o trabajando, la
carretera está a rebosar de
motos y las que no están circulando, también están en las aceras, pero aparcadas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Aún así, nos apañamos para llegar hasta la
Pagoda de Tran Quoc, situada en una
pequeña isla en medio de dos lagos, el Occidental (realmente enorme) y el más pequeño Lago de Truc Bach.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
No es que la
Pagoda sea un MUST de Hanoi, pero está
cerca del Mausoleo de Ho Chi Minh y es un lugar de
mucha tranquilidad por su situación. Por dentro, llama la atención su
color rojizo, su
altura y su
antigüedad (siglo VI). Además, en uno de los patios hay un
árbol que nos gustó mucho: es un
Bodhi de la India y contrasta mucho con los que tiene a su alrededor.
A la salida, el
calor apretaba ya con ganas y al desandar el camino del puente hacia la ciudad, encontramos un
pequeño puesto de frutas y zumos donde nos tomamos un riquísimo y recién elaborado
zumo de sandía natural. De verdad, lo de los zumos naturales de frutas
es una delicia en Vietnam. Ricos, sanos y baratos. Y hay un montón de puestos para tomarlos.
Al salir de la tienda, nos cruzamos a una
vendedora ambulante de
fruta, portándola al
tradicional modo de Vietnam, con ese palo con dos platos a cada extremo. Le pedimos si podíamos hacernos una
foto con ella y fue
encantadora. No sólo dijo que sí, sino que además, le puso a Ana el sombrero y le cedió el palo con los platos. Y cuando quisimos darle unos VND por la foto, sólo aceptó a cambio de vendernos algo de fruta, pues
no quería cobrarnos por la instantánea. Nosotros aún no lo sabíamos pero no tardaríamos en descubrirlo: a los 15 días volveríamos a España
profundamente enamorados de los vietnamitas, un pueblo
admirable.
Tras
otros 15' de caminata, llegamos al
Palacio Presidencial y a la enorme
plaza Ba Dinh donde se encuentra el
Mausoleo de Ho Chi Minh. El Palacio es de un llamativo color albero y el Mausoleo, en plena plaza, uno de los monumentos más famosos e identificativos de Vietnam.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Habíamos decidido
no visitar por dentro el
Mausoleo, así que hicimos unas cuantas
fotos, dimos una buena
vuelta por la plaza y
seguimos camino hacia uno de los sitios de los que mejor habíamos oído hablar de la ciudad: el
Templo de la Literatura donde llegamos tras otros 20' andando.
Se puede entender que la Pagoda de
Tran Quoc suponga un sitio de
tranquilidad, pues está un poco alejado del centro y rodeado de agua, pero tiene mucho
más 'mérito' lo del Templo de la Literatura, un
remanso de paz y de
espiritualidad en pleno cogollo de la ciudad.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
La verdad es que
nos gustó muchísimo. El lugar se compone de varios
patios y
pabellones a los que se accede a través de varias
puertas. Hay también varios
estanques. Impresiona pensar que el complejo lleva en pie
1000 años y que fue la
primera universidad de la ciudad. Destacan las
estelas sobre las
tortugas donde se encuentran los nombres de algunos de los estudiantes más brillantes. Una
visita muy recomendable que os llevará más o menos una hora.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
A la salida, era la
hora de comer. Teníamos apuntadas varias posibilidades para aquel día de itinerario por la ciudad. Terminamos decantándonos por
Quan An Ngon en Phan Boi Chau, 18, a unos
10 minutos a pie desde el Templo.
Habíamos leído
muy buenas críticas y no nos decepcionó. El restaurante tiene un
patio enorme al aire libre donde si aguantas bien el calor, puedes comer disfrutando de las grandes mesas de madera que tiene.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Pedimos una
ensalada de brotes, unos
rollitos nem y, lo mejor, unos riquísimos tacos de
carne a la barbacoa que estaban tan buenos que repetimos. Todo con dos
zumos de sandía naturales bien
fresquitos nos costó
11 euros.
Tras la comida, el itinerario seguía hacia la
Catedral de San José (una copia de Notre Dame vestigio, como tantos otros, de la época colonial francesa), y de allí al
Lago Hoan Kiem. Lo habíamos visto sólo de noche y nos gustó mucho bordearlo de día. Lo rodeamos en el sentido contrario de las agujas del reloj ya de regreso al hotel. Había mucha gente paseando y parejas pasando la tarde en los bancos.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Y antes de llegar al hotel para un merecido descanso y ducha, paramos a comprar las
entradas para el teatro de marionetas en el agua de Hanoi, situado en la esquina nordeste del Lago, cerca del puente. La entrada vale
60.000 VND.
Tras unas horas de
descanso y la ducha, repuestos aunque ya con las pilas justitas, fuimos a la sesión de las
20.00 del
teatro de Marionetas en el agua. El
show dura algo más de
una hora y es bastante
curioso de ver, aunque no te enteres mucho pues es todo en vietnamita.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Y este jueves de no parar en Hanoi lo cerramos
cenando en The Gourmet Corner, en la Calle Lo Su, 32. Es el
restaurante del Hotel Elegance y está en la
12ª planta. Las
vistas son muy
chulas desde arriba. Es bastante
formal y un
poquito más caro que la media (lo que sigue siendo barato para España).
Pedimos unos
rollitos,
Pho de ternera,
berenjena y aros de cebolla en
tempura y otro plato de ternera con verduras y noodles. Eso con los correspondientes
zumos (Ana probó el de
mango y le encantó) salió por
18 euros. Un poco más caro pero el sitio lo merecía.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Tras la cena y con un
día completísimo a las espaldas, volvimos paseando hasta el
hotel. Cuando nos metimos en la cama, sentí los
nervios en la boca del estómago. Al
día siguiente comenzaría nuestra
ruta por el país. Y empezaríamos
a lo grande, nada más y nada menos que con el
crucero por la Bahía de
Halong.