Llegamos a Datong en un tren procedente de Pingyao a las 4:40 de la madrugada y directos a un hotel cercano. Un par de horas de sueño después comenzábamos nuestra excursión a las Cuevas de Yungang y al Monasterio de Xuankong Si.
Cuevas de Yungang
El impresionante conjunto de esculturas budistas de todos los tamaños que conforman las Cuevas de Yungang lo convierte en una de las tres grandes colecciones chinas de arte rupestre.
Aunque datan del siglo V, muchas de las estatuas se conservan relativamente bien e incluso algunas mantienen la pigmentación original. Otras, en cambio, se encuentran muy dañadas por la erosión.
Antes de llegar a las cuevas se pasa por el nuevo templo, construído íntegramente en madera e inaugurado en 2012 para que los monjes budistas puedan acudir a rezar (en las Cuevas está prohibido).
Las cuevas albergan 51.000 estatuas, todas construidas entre el año 460 y el 520. El recorrido va de más a menos: primero las cuevas con esculturas más pequeñas y de ahí hasta las cuevas con budas de varios metros. Algunos datos:
- La más famosa es la cueva 20, con un buda sentado que es el símbolo de Yungang.
- La mayor estatua mide 17 metros y está en la cueva 5.
- La cueva 6 tiene multitud de coloridas figuras.
- Las cuevas de la 16 a 20 son las más antiguas.
- La cueva 19 tiene una efigie de Sakyamuni de 16,8 metros.
- Las cuevas 13 y 17 cuentan con sendos budas gigantes sentados.
Prácticamente desde el momento de su construcción se pensó en una manera de proteger las estatuas. Así, los agujeros que encontramos en muchas de ellas se deben al primer intento fallido de restauración: clavar estacas como soporte para una capa de barro. No sólo fracasó como conservante sino que además al caer el barro y las estacas se deterioraron aún más.
Las fachadas con las que cuentan algunas cuevas tampoco ayuda. La humedad que se almacena en el interior también es perjudicial.
Estos son sólo algunos datos que en realidad poco dicen de lo que se siente cuando estás rodeado de siglos de historia. Junto con esos gigantes de piedra, se encuentra una sección de la Gran Muralla que atestigua la infinidad de conflictos que ha sufrido esta región tan próxima a Mongolia. Se trata de un breve tramo de barro sobre una ladera que carece de cobertura de piedra y que nos recuerda la fuerte presencia militar que se mantiene hoy en día.
Vídeo de las cuevas:
Monasterio Colgante de Hengshan (Xuankong Si)
Hengshan es una de las cinco montañas sagradas de China y también una de las más altas con sus más de 2.000 metros. Colgado en mitad del barranco y siguiendo la forma de su ladera se encuentra el Monasterio de Xuankong Si, un templo budista que parece más un espejismo que una obra realizada por el hombre en el siglo V.
Aunque la mejor vista es sin duda alguna desde abajo, merece la pena subir y "pasear" por las pasarelas del templo mientras oyes crujir las raquíticas maderas que lo sustentan. ¡Desvía la vista a la pared más cercana para no morir de un ataque de vértigo!
En una de las salas del templo están presentes los símbolos de las tres religiones mayoritarias de China: budismo, confucionismo y taoísmo.
Vídeo del templo:
Datong
Con los pies de nuevo sobre tierra firme y ya de vuelta en Datong aprovechamos las últimas horas de luz solar para dar un pequeño paseo por la ciudad, capital durante la dinastía Wei, y cuyas murallas y casco histórico se están restaurando a fondo. Las murallas fueron completamente derruidas para dar paso a horribles bloques de viviendas que, con el tiempo, han sido abandonados y derruidos a su vez para reconstruir la muralla siguiendo el trazado y aspecto originales. ¡Así es la China moderna!
Al día siguiente cogimos nuestro último tren, esta vez diurno, rumbo a la capital China, parada final del viaje.
Datong para nosotros fue simplemente el punto desde el que realizar la excursión a las Cuevas de Yungang que inicialmente pensábamos visitar desde Pekín. A pesar de estar a una distancia relativamente asequible de la capital (350 kilómetros), la incompatibilidad de los horarios de trenes, el elevado precio de una excursión privada desde la capital (no había opciones en grupo) y la dificultad para cumplir el objetivo por nuestra cuenta las cuevas nos llevaron a cambiar el plan inicial de nuestro viaje. Así, estas son las "culpables" de que sustituyéramos un vuelo de un par de horas por 3 trayectos en tren de más de 6 horas cada uno. ¿El premio? Las cuevas y, además, el Monasterio Colgante de Hengshan y Pingyao. La mejor decisión del viaje.