RIBEIRA SACRA. Día 2: Bodega Algueira y Monforte de Lemos ✏️ Diarios de Viajes de España

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Nos levantamos y bajamos a desayunar con muchas expectativas. Sin embargo resultó ser muy justo: sobaos y magadalenas industriales, fruta de poca calidad, mantequilla, mermelada casera (de lo poco bueno), galletas, leche y poco más. Pedí un tomate y un salero para hacerme una tostada con aceite y me dijeron que no tenían...Ya me empezaba a parecer caro hasta con el vale...Además la wifi funciona fatal pero creo que es debido principalmente a la orografía de la zona.

No nos quedaron ganas de repetir en esta casa rural por la desproporción del precio y lo que ofrecen. Quizás en verano se puedan disfrutar más las instalaciones, pero en otoño-invierno creo que no merece la pena pagar los 70 euros.

Tengo que decir que la chica que nos atendió a lo largo de nuestra estancia, de nacionalidad venezolana, era muy agradable y amable, en ese aspecto no hay queja.

Marchamos a la Bodega Algueira con quien habíamos contratado la "Jornada enoturista", que incluye lo siguiente, por 40 euros/persona:

1.Paseo en barca de alrededor de una hora por el río, que se dio la casualidad que no había nadie más apuntado y fuimos mi pareja y yo solos. La barca es abierta y, a pesar de bajar unos toldos transparentes, se pasa bastante frío así que es mejor ir abrigados. Resulta que la guía estaba enferma así que nos dio las explicaciones el capitán del barco, Diego, lo cual es de agradecer por el esfuerzo, pues no es su trabajo. Nos abrió al final una botella de Brandán, el vino blanco de gama más baja de la bodega.

2.Cata comentada que, al parecer hace casi siempre el dueño de la bodega. Sin embargo ese día no estaba y tuvimos la grandísima suerte de que nos hizo la cata David, el enólogo de la bodega. Es genial, con unas magníficas explicaciones, nos maravilló. Da gusto hablar con él, es muy amable y controla muchísimo. Probamos 7 vinos distintos (algo inusual en este tipo de visitas, normalmente te abren dos o tres vinos nada más), algunos maravillosos, otros más flojos. Además he de decir que a mí no me gusta la uva mencía pero sin embargo tienen uno con crianza que me pareció fabuloso, el primer mencía que pruebo que me gusta. Fue una pena que no pudiésemos quedarnos un rato más con él, pues llegó un grupo de 18 personas y tuvimos que desalojar rápidamente.

3.Menú cerrado en el restaurante de la bodega, llamado O Castelo. LLegamos al restaurante, que está justo al lado de la bodega, y había un camarero que no nos dijo ni hola. Nos dijo que nos sentásemos donde quisiésemos y nos fue trayendo la comida sin decirnos ni de qué se trataba, de muy malas formas. De primero había caldo gallego, muy abundante y bastante bueno de sabor. De segundo había para escoger chuleta de ternera con patatas fritas o jarrete de ternera con castañas. El camarero ni siquiera preguntó lo que queríamos, directamente nos trajo jarrete, cosa que mosqueó bastante a mi pareja porque quería chuleta. Además los platos venían sin castañas, al parecer, por lo que escuchamos más tarde, no había ese día. El jarrete no estaba mal, lo único que el de mi pareja tenía un trozo duro con tendón que no se debe de servir. Mi pareja le llamó la atención al camarero y entonces, obligado por la cocinera (pues lo oímos desde la sala en la que estábamos comiendo), vino a pedir disculpas. A partir de ahí el trato mejoró pero da rabia que haya que llamar la atención para que te traten con respeto y educación. De postre nos trajo un trocito de tarta de queso y otro de tarta de piña, muy rica y fresca. Para beber nos puso una copa del vino mencía de la casa, el de gama más baja, pero al parecer podíamos pedir más si queríamos. Tomamos cafés y chupito.

Es una pena que la gran cata de David haya sido empañada por el trato recibido posteriormente. Además quisimos comprar vino pero nadie nos ofreció ni nos atendió, estaban demasiado ocupados atendiendo al grupo de 18 personas (que, por otro lado, no debían de ser gran amantes del vino pues sólo tres de ellos estaban comiendo con el vino de la casa, el resto bebieron agua o cerveza...). Fue una pena porque nosotros bebemos mucho vino y somos clientes muy fieles de las bodegas que nos gustan.

Por lo tanto fue una jornada de claros y oscuros; lo mejor la cata con David (excepcional), luego el viaje en barco y lo peor la comida. Es una pena porque no lo recomendaré a mis amigos y conocidos, a pesar de que la bodega tiene varios vinazos, pues el trato recibido en el restaurante nos hizo sentir verdaderamente mal.

Tras esta experiencia fuimos al hotel a descansar un poco y después pusimos rumbo a Monforte de Lemos. Una vez allí aparcamos en el centro y nos dimos un paseo. Es bonito el Colegio de Nuestra Señora de la Antigua, la judería, varios parques, el parador, etc. Sin embargo vimos el casco histórico bastante abandonado, lo que es una pena, porque era bien bonito.

Decidimos tomar algo por el centro y llamó nuestra atención un local en el que venden vinos pero además tienen cafetería y restaurante: Centro del Vino de la Ribeira Sacra. El local es amplio, agradable y bonito (además tienen caña de 1906). Con la consumición te ponen un pincho a elegir entre varios que apuntan en una pizarra: ensalada de pasta, tortilla, arroz, lengua, champiñones al ajillo, etc. Pedimos morro y queso del Cebreiro, ambos ricos y abundantes. Pagamos 2,10€ por persona. Nos atendieron Rápido y amablemente. Para repetir.

Luego fuimos hasta la Tapería O Xugo, pues la recomendaban en Internet y habíamos dejado aparcado el coche justo al lado. Nos pareció que es un sitio un poco de granel. Pedimos un par de cañas y la camarera nos preguntó qué pincho queríamos de una lista inmensa. Yo pedí carne richada (muy rica y abundante) y mi pareja oreja (insípida). Con la siguiente consumición yo pedí empanada (muy seca, seguramente el trozo llevaba cortado unas cuantas horitas) y mi pareja queso con anchoas (le trajeron dos trocitos de queso encima de una rebanada de brioche,una mezcla un tanto extraña, y las anchoas brillaron por su ausencia). Total que de cuatro pinchos sólo uno salió bien así que decidimos no experimentar más. Pedimos la cuenta y nos cobraron: 1'50€ por consumición y 0'25€ por tapa. El servicio amable y bastante rápido pero vimos demasiado trato de favor con los conocidos. No nos quedaron ganas de volver.

Como ya era un poco tarde y hacía mucho frío decidimos volver a nuestro hotel, en donde nos esperaba el gatito que tienen que es simpatiquísimo y muy cariñoso. Al parecer a veces duerme con los hospedados.

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