Alquilamos una furgoneta y nos recorrimos los casi 800 km que separan Bergen de Preikestolen en tres días. El viaje no se hizo tan largo con tan grata compañía. Más que nada porque todo fue pura aventura, desde el principio hasta el final.
Siguiendo en nuestra línea de planificación, alquilamos la furgoneta el día anterior de marchar, y la ruta que íbamos a seguir la planeé esa misma mañana. Para empezar bien el viaje, tuvimos una buena discusión las chicas y yo, y para añadir leña al fuego Pepe y un servidor, nos perdimos buscando el sitio de alquiler de la furgoneta… hasta nos tuvieron que llamar porque cerraban el garito!! Tengo que admitir que por un momento, pensé que nos quedábamos sin viaje..
En principio íbamos a hacer todo el camino hasta Haugesund, donde después de visitar la ciudad íbamos a acampar en un parque que encontré por Internet. Eso sí, a la media hora de salir, incluso menos, tuvimos que parar a comprar crema del sol. Creo que encima la compraron olor canela o algo así con lo que nos perfumaron todo el coche.
Hasta llegar hasta Haugesund nos comimos unas 3-3.5 horas de viaje. Para llegar había que coger dos ferrys: uno de ellos bastante cortito y el otro algo más largo. Los ferrys son definitivamente la parte más cara del viaje. Siento no poder dar los precios pero la memoria no me llega para tanto, sí que puedo decir que cobran por coche+conductor y luego por persona.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Salimos por la tarde de Bergen porque Mario tenía examen, y aunque era verano, para cuando llegamos a Haugesund ya estaba anocheciendo. Antes de entrar en el pueblo, visitamos dos cosas importantes: un monumento donde estaba enterrado un Rey Vikingo y un supermercado.
En el monumento sacamos muy buenas fotitos con es toque que da el anochecer. La verdad es que era un sitio bonito y si no recuerdo mal había algún senderillo por allí. En el supermercado cogimos provisiones para el desayuno de los siguientes dos días: batidos de chocolate, bizcochos… Habia que coger fuerza!!!
La verdad es que por Haugesund no estuvimos mucho tiempo. Parecía un pueblo mucho más pequeñito que Bergen, donde vimos los muelles y dimos una vuelta por el barrio más cercano. Cada vez había algo menos de luz, y todavía había que encontrar y llegar al parque, cenar y montar la tienda de campaña.
No fue difícil encontrarlo gracias al GPS, y aunque luego nos arrepentimos de la decisión, primero cenamos y luego montamos la tienda al lado de un lago. Levantarse allí tenía que ser algo increíble, eso sí, primero teníamos que conseguir montar la tienda en la penumbra. Vamos, que a linterna limpia.
Rosa y Ana decidieron dormir en la furgoneta que habíamos dejado en el parking cercano, así que nosotros cuatro nos quedamos allí montándola bajo la luz de la luna. Una aventura más.
El parque donde dormimos se llama Djupadalen, dónde junto al lago también había una mini playita. No tenía todas conmigo de que acampar en aquel lugar estuviera permitido, pero nadie nos molestó.