Directos al corazón de la isla ¿Sabías que fue la que más trabajosamente se incorporó a la corona de Castilla? No fue hasta 1493 y la razón hay que buscarla en esta formidable fortaleza natural que solo pudo ser tomada con engaño. En fin. Preparémonos hoy para un asalto pacífico a Taburiente ¿Quién se resiste a la sensación de caminar por el interior del gigantesco cráter? Antes de nada, elige para esta ruta un día despejado, sin riesgo de lluvias de importancia. Dicho esto, contemplemos este “bebé” geológico de unos dos millones de años a vista de satélite:

Mira con atención. Ahí tienes muchas claves de lo que contemplarás en tu viaje: En primer lugar, el mayor cráter submarino emergido en el mundo: la Caldera de Taburiente. La lava se abrió camino a través de esa gran grieta que ves al SO que no es otra que el Barranco de las Angustias. No pases por alto el volcán solitario que arropa a Santa Cruz: el Risco de la Concepción o Caldereta parece diminuto en comparación con su ilustre hermana.
Hacia el sur, los relieves de la Caldera se prolongan en la Cumbre Nueva, cuya relativa depresión permite el paso este-oeste. Y ese rosario de cráteres que ves a continuación conforman la Cumbre Vieja, la zona de más reciente formación. Desde las alturas, La Palma es una gigantesca “?” que interroga al cielo.
Y para completar el escenario, fíjate en ese tapiz moteado de nubes que llega desde el NE impulsado por los vientos alisios.
Agárrate que descendemos. Quiero que veas esto a ras de suelo:

La Caldera (al fondo) y la dorsal volcánica que la acompaña (a nuestros pies) forman una formidable muralla norte-sur que tiende a retener a las nubes en la parte este, propiciando el bellezón que es el bosque húmedo de laurisilva y los soleados panoramas que van desde Garafía hasta Fuencaliente. En medio, los volcanes. El contraste entre paisajes de agua y paisajes de cenizas, entre exuberancia y desolación extremas es, para mí, la esencia de La Palma.
Una digresión de las mías

Encaminémonos a la mansión de Hefesto que aquí no puede ser otra que la colosal Caldera. Sólo a pie se puede acceder a través de su entrada natural –Barranco de las Angustias-. Bajo del Olimpo y voy a lo más práctico en el mismo párrafo (Así soy yo

Esto con el lápiz se explica mejor. Te lo dibujo. Esquemático y ojimétrico ¿Eh?

En rojo el acceso con vehículo propio, en azul la ruta de subida que realizan los taxis y en verde el camino a pie que puede dividirse en tres tramos: descenso suave y buen firme hasta la zona de acampada, bajada más acusada que gráficamente llaman "el Reventón" y salida, con menos pendiente pero sobre terreno pedregoso, por el Barranco de Las Angustias.
¿Y dónde queda el aparcamiento? Esa misma pregunta me hacía yo y todo lo que llegué a averiguar es que se accede desde la población de Los Llanos de Aridane. Te cuento un poco más:
Si, como yo, llegas desde Santa Cruz (Y si no, puedes saltarte esta parrafada) no necesitas bajar hasta Tajuya, cambiar de la LP-3 a la LP-2 y atravesar Los Llanos. Existe un atajo que desemboca directamente en el Camino de La Caldera. Atravesando El Paso, consiste en desviar a la derecha a la altura de un supermercado (“Hiper Centro”) y, a continuación, a la izquierda en el primer semáforo. Este camino vecinal (”El Paso de abajo” y más adelante “Camino Hermosilla”) se sigue durante un buen trecho hasta que, poco después de pasar bajo un puente de piedra de un solo ojo, se encuentra a la derecha una pequeña rotonda marcada en el suelo que da paso a la barriada de nombre “Retamar”, como reza el único cartel. Atravesamos Retamar y al poco desembocamos en el Camino de La Caldera que hay que remontar hacia la derecha, en sentido ascendente y con las altas laderas a la vista.
Algunos lugares en La Palma son un desafío para el navegador y no está de más llevarlos algo estudiados pues no siempre vamos a encontrar –a horas tempranas y por caminos secundarios- amables palmeros a quienes preguntar.
La mejor descripción que he encontrado acerca de la ruta y de la manera de acceder a la zona de aparcamiento: www.entremontanas.com/ ...-palma.asp
Poco antes de El Paso se ubica un Centro de Visitantes dedicado a la Caldera de Taburiente pero no quise condicionarme a su horario. En la pista de descenso al aparcamiento existe una caseta donde hacerse con un plano y una descripción del sendero.
Llegamos hacia las nueve de la mañana. Sin espera tomamos un taxi convencional a Los Brecitos (51 € / trayecto). Ya la subida entre pinares y con el profundo barranco a un lado es espectacular. Nuestro taxista nos contó interesantes curiosidades por el camino y nos aportó ideas para los próximos días. Encontré honesta y oportuna la información que nos daba y terminé por pactar con él el traslado hasta el Refugio del Pilar para recorrer la dorsal de Cumbre Vieja dos días más tarde.
La ruta es larga pero, al tratarse de un descenso, no es cansada. Los cambios de terreno y de paisaje y el acompañamiento del agua la hacen más amena.
El Roque Idafe, en el que los Benahoaritas veían el sostén del cielo, nos acompañará parte del camino.
La nombrada Cascada de Colores puede ser otro aliciente añadido y no es difícil de encontrar, a pesar del extraño lugar en que han colocado el letrero. Terminando de bajar el Reventón (Que no cunda el pánico, el nombre se lo debieron dar tras la subida) no puedes dejar de ver a tu izquierda un arroyo de aguas de un llamativo color amarillo-anaranjado sobre un lecho pedregoso y gris. Es el Barranco del Almendro Amargo y se trata de remontarlo. Rodea para ello un espacio vallado que dejarás a tu derecha encontrando –ahora sí- las indicaciones. Elige entre hundir los pies en el agua en más de una ocasión o trepar por las rocas como una cabrita y podrás ver los colores.

De regreso a nuestra ruta llegaremos al punto en que se encuentran los dos únicos ríos con cauce permanente en las islas: el ferruginoso arroyo que acabamos de remontar y el cristalino Taburiente que venía crecido y fue un reto cruzar. Y en este punto no me resisto a tomar prestada del libro de Óscar Pedrianes y Daniel Martín esta cita del ingeniero florentino Leonardo Torriani (s. XVI) que se remonta nada menos que a Petrarca: “En las célebres Islas de la Fortuna hay dos fuentes: quien bebe de una muere de risa, quien de la otra se salva”.
La prometida versión “mini” de esta ruta de seis horas consiste en caminar desde el aparcamiento hasta la Cascada de Colores y regreso. Calculo unas dos horas y media.
Las aguas buscan la salida natural de la Caldera y nosotros con ellas hasta reencontrar nuestro vehículo. Disponemos de algunas horas de luz aun y llevaba en la mochila dos propuestas: A Puerto de Tazacorte y mirador del Time o bien Los Llanos y su Museo Arqueológico Benahoarita. Triunfó la segunda y, si fuera también tu opción, te aconsejo aparcar no lejos del punto en que interceptamos el Camino de la Caldera. Encontramos abundante aparcamiento por allí y el centro de los Llanos, con la Plaza de España y la bonita iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, está a un paso. El museo es muy nuevo, con protagonismo del continente, pocas piezas, mucho espacio vacío y mucho panel informativo, como se estilan ahora.

Las paredes de la Caldera de Taburiente desde una calle de Los Llanos
Para la merecida cena te propongo el popular restaurante Chipi-Chipi. Queda bastante a mano de regreso a Santa Cruz y, además, nos vence la curiosidad. Antes apuramos las últimas luces en el mirador del Risco de la Concepción con soberbias vistas sobre la ciudad. El Chipi debe ganar mucho de día y en verano. Ya no quedó luz para mejor apreciar su original disposición en jardín, lástima.
Bien caminados y bien cenados, caemos como ceporrillos arrullados por el runrún de las olas. Mañana, más.