Al ser temporada baja fuimos muy afortunados y había plazas para volver a Sipadan, así que al barco y en marcha.
La primera inmersión transcurrió sin nada destacable. No sé si por las corrientes o porque simplemente esta zona era peor, pero hoy se veía menos vida en el agua, aun así fue una pasada.
La segunda inmersión tocaba en Barracuda point, que bien!!
Como siempre no defraudo y hasta nos volvimos a encontrar con nuestro grupo de amigos los peces loro jorobado.
Hubo un momento que empezamos a escuchar gritos; eran nuestros barqueros diciéndonos que teníamos cerca un grupo de grandes barracudas. No nos estaban llamando para que nos fuéramos de allí, si no para que nos acercáramos a verlas. Y de pronto, allí estábamos nosotros, rodeados de cientos de barracudas de más de 1,5 metros.


Al subir al barco lo comentamos con los buceadores de botella, y nos dijeron que ellos no las habían visto, así qué punto para el Snorkel!!
Después de la comida y tras volverme a encontrar con mi amigo el que me tiraba besos, jeje, volvimos a Barracuda point. No se suele repetir la inmersión dos veces el mismo día, pero se ve que alguien les dijo que querían ver a las barracudas que habíamos visto nosotros.
El día de hoy era el último completo en el mar de Célebes, así que esta sería la última inmersión de nuestras vacaciones.
Lo primero que vimos al meternos al agua fue un banco inmenso de peces. Eran una especie de atunes a lo que llaman júreles gigantes. Al igual que las barracudas, giraban en círculo a nuestro alrededor.


Seguimos buceando y otra vez los peces loro jorobado, se ve que están por aquí siempre.
Había momentos que parecía que estábamos en un acuario, llegamos a ver hasta 5 tortugas a la misma vez. Seguimos nadando y volvimos a ver las barracudas, y otra vez ni rastro de los buceadores de botella. Pobrecillos, se iban a quedar sin verlas…
Menos mal que guardamos para el final un poco de batería en la cámara acuática, porque lo que vimos antes de subir al barco se ve pocas veces en la vida.
Mientras nos hacíamos fotos con las barracudas, apareció por detrás el banco de júreles gigantes, y de pronto allí estábamos nosotros, nadando entre los dos bancos, miles de peces casi de nuestro mismo tamaño, y por si no fuera bastante, a la fiesta también se unieron varias tortugas.
Esta vez los buceadores tuvieron suerte, porque justo ascendieron a la superficie en la zona donde estábamos nosotros, así que también pudieron disfrutar de este acuario salvaje.
Hasta ahora todas las inmersiones habían durado 45 minutos, pero al ver esto, nos dejaron estar 10 minutos más.
Al subir al barco todo era alegría, era el último día para muchos de nosotros y esta inmersión fue el broche de oro para unas estupendas vacaciones.
Hasta los máster diver que bucean allí a diario estaban alucinados. Debe ser común ver a estos bancos de peces, pero nunca nadando unos junto a los otros.
Por desgracia, tocaba decir adiós a Sipadan.
Al llegar al hotel cogimos la bici como siempre y a la hamaca a descansar.
En nuestra última noche para despedirnos otra vez tocaba cena con barbacoa. Como siguieran así, al final nos íbamos a quedar a vivir allí para siempre, jeje.
La primera inmersión transcurrió sin nada destacable. No sé si por las corrientes o porque simplemente esta zona era peor, pero hoy se veía menos vida en el agua, aun así fue una pasada.

La segunda inmersión tocaba en Barracuda point, que bien!!
Como siempre no defraudo y hasta nos volvimos a encontrar con nuestro grupo de amigos los peces loro jorobado.
Hubo un momento que empezamos a escuchar gritos; eran nuestros barqueros diciéndonos que teníamos cerca un grupo de grandes barracudas. No nos estaban llamando para que nos fuéramos de allí, si no para que nos acercáramos a verlas. Y de pronto, allí estábamos nosotros, rodeados de cientos de barracudas de más de 1,5 metros.


Al subir al barco lo comentamos con los buceadores de botella, y nos dijeron que ellos no las habían visto, así qué punto para el Snorkel!!
Después de la comida y tras volverme a encontrar con mi amigo el que me tiraba besos, jeje, volvimos a Barracuda point. No se suele repetir la inmersión dos veces el mismo día, pero se ve que alguien les dijo que querían ver a las barracudas que habíamos visto nosotros.
El día de hoy era el último completo en el mar de Célebes, así que esta sería la última inmersión de nuestras vacaciones.
Lo primero que vimos al meternos al agua fue un banco inmenso de peces. Eran una especie de atunes a lo que llaman júreles gigantes. Al igual que las barracudas, giraban en círculo a nuestro alrededor.



Seguimos buceando y otra vez los peces loro jorobado, se ve que están por aquí siempre.
Había momentos que parecía que estábamos en un acuario, llegamos a ver hasta 5 tortugas a la misma vez. Seguimos nadando y volvimos a ver las barracudas, y otra vez ni rastro de los buceadores de botella. Pobrecillos, se iban a quedar sin verlas…

Menos mal que guardamos para el final un poco de batería en la cámara acuática, porque lo que vimos antes de subir al barco se ve pocas veces en la vida.
Mientras nos hacíamos fotos con las barracudas, apareció por detrás el banco de júreles gigantes, y de pronto allí estábamos nosotros, nadando entre los dos bancos, miles de peces casi de nuestro mismo tamaño, y por si no fuera bastante, a la fiesta también se unieron varias tortugas.


Esta vez los buceadores tuvieron suerte, porque justo ascendieron a la superficie en la zona donde estábamos nosotros, así que también pudieron disfrutar de este acuario salvaje.
Hasta ahora todas las inmersiones habían durado 45 minutos, pero al ver esto, nos dejaron estar 10 minutos más.
Al subir al barco todo era alegría, era el último día para muchos de nosotros y esta inmersión fue el broche de oro para unas estupendas vacaciones.
Hasta los máster diver que bucean allí a diario estaban alucinados. Debe ser común ver a estos bancos de peces, pero nunca nadando unos junto a los otros.
Por desgracia, tocaba decir adiós a Sipadan.

Al llegar al hotel cogimos la bici como siempre y a la hamaca a descansar.

En nuestra última noche para despedirnos otra vez tocaba cena con barbacoa. Como siguieran así, al final nos íbamos a quedar a vivir allí para siempre, jeje.