Llegó el día de la excursión más deseada. Por supuesto, puedes visitarlo por tu cuenta, de hecho la manera de llegar es la misma que describo. Pero por pereza más bien, decidimos contratar un tour guiado con Sandermans, como he contado en el resumen del viaje. La quedada se hace en Haupbahnhof o Estación Central de Múnich y, al menos nosotros, era en el andén 11, enfrente del Starbucks a las 9 de la mañana, aunque el tren no salía hasta casi las 10. Una vez allí, te reúnen, te piden los papeles y te dan unos minutos libres para comprarte alguna cosa mientras ellos sacan los billetes del tren y quedas con el guía en el otro lado de la estación. Nuestro guía era un madrileño llamado Pablo y solo tengo palabras buenas para él, porque nos lo explicó todo a la perfección y verdaderamente se preocupaba del grupo ya que casi perdimos por el camino a uno de los integrantes y se preocupó en buscarlo y hacer que esperaran los del autobús por él. Bueno que me voy del tema, una vez en el tren (para mi dato importante, son cómodos, hay que coger sitio cuanto antes porque si no puedes viajar de pie y tienen baño los vagones) el viaje dura unas dos horas y el trayecto se hace ameno ya que ves unos paisajes maravillosos. El destino es la ciudad de Füssen que, lo único malo que le encontré al ir con todo arreglado fue no poder ver el pueblo mejor, porque tiene pinta de ser bonito. Allí, coges un autobús hasta Schwangau, que es el pueblo donde está realmente el Castillo.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Eran ya las 12 y algo cuando llegamos, por lo que nos dijo que comiéramos algo si queríamos y nos fuimos todos escopetados a un puesto de salchichas que hay al lado de la estación de buses. Bueno, bonito y barato la opción más rápida y acertada que posiblemente haya. El guía mientras se encargó de conseguirnos las entradas para el Castillo, por lo que si lo hacéis con ellos, saber que tenéis que pagarle la entrada (13€) en el tren si queréis entrar dentro y ellos mismos se encargan de comprarlas, así que otra razón más para llevar un tour guiado: no esperas colas. Una vez que ya estos listos hay varias opciones para subir al Castillo (porque si lo ves desde abajo te parece muuuuuuy lejos y muuuuuuy alto): la primera es ir en un bus pagando un euro, la segunda es en un carro de caballos cuyo importe no sé y la tercera es hacerlo a pie. Y elegimos la última opción y no os voy a mentir… son 25 minutos cuesta arriba por un camino serpenteante asfaltado pero vamos que muchísimas personas mayores lo estaban subiendo así que imposible no es. Una vez arriba… es indescriptible, espectacular miras al castillo y maravilla miras abajo… y ves el Lago Alpes, el otro castillo Hohenschwangau.
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Para la entrada, tienes asignada una hora exacta y hasta ese mismo momento no puedes pasar por los tornos. La visita de dentro no entró nuestro guía pero te dan unas audiologuías en varios idiomas así que te lo explican todo. El interior es quizá menos conocido porque no está permitido hacer fotos, pero es igual de espectacular que por fuera, todo muy rococó. Os animo a leer sobre la vida del rey que lo mandó construir Ludwig II pero como apunte decir que el castillo es del año 1869 y lo construyeron simplemente porque el rey quiso no por ningún motivo defensivo ni demás. La visita dura poco, una media hora y acabas en la cafetería y tienda de regalos y os recomiendo que os asoméis por la terraza ya que veréis el siguiente punto al que ir: el Puente de María.
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Para llegar hasta allí, caminareis unos 15 minutos y la finalidad de ir allí es ver el Castillo para ponerlo el resto de vuestros días de fondo de pantalla. Para acceder a él nos encontramos con una cola enorme que, por lo que nos dijo el guía, no habían visto en su vida. Así que con esta suerte y tras esperar 20 minutos llegamos al puente que, como comúnmente se dice en Madrid, es “peor que la Gran Vía en Navidad”: gente que apenas te deja andar y encima es tan estrecho y construido en madera que no es apto para personas con mucho vértigo. Pero la vista vale, y mucho, la pena.
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Una vez acabado, tocaba ya el regreso. Nos dijo el guía de bajar por un atajo de tierra, como a través del monte, que prácticamente es una línea recta. La bajada en bus es 1€, pero, como íbamos mal de tiempo, esa opción estaba casi desechada. El viaje de vuelta fue prácticamente igual que el de ida, lo único que tuvimos que hacer trasbordo en el tren a mitad de camino.
Sin lugar a dudas, es lo mejor del viaje, en mi opinión, uno de los monumentos más espectaculares de Europa y es de visita obligatorio.
Sin lugar a dudas, es lo mejor del viaje, en mi opinión, uno de los monumentos más espectaculares de Europa y es de visita obligatorio.