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Nos despertamos a las 4 y con luz de sobra desayunamos y recogimos la tienda. Rocio nunca había hecho Vía Ferrata, le explique las tres cosas que hay que saber y con los arnés y los cascos comenzamos la aproximación.
TRACK FERRATA HIMMELSTIGEN
La ferrata en sí no es difícil pero la aproximación se las trae. Nos llevó más tiempo del que tenía planeado. Se va ascendiendo subiendo la falda del valle siguiendo el río Tysso todo el rato. La subida se complica en algunos tramos, estaba todo lleno de barro y resbalaba, hay cuerdas de vez en cuando para ayudarse. Cuando se llega al río empieza lo complicado.
La ruta hacia la ferrata está marcada por mojones de piedra, estos van marcando las partes por las que hay que cruzar pero no siempre se ven y hay que tirar de intuición. Vadeando el río, y por la pereza de quitarnos las botas, terminamos los dos con agua dentro, al principio muchas risas pero luego nos pasaría factura... Después de cinco o seis vadeos el río se pierde y con él nos perdemos nosotros... En cuestión no tiene perdida pero nosotros lo conseguimos, solo había dos opciones, derecha o izquierda, cogimos la derecha y después de una hora entre piedras y piedras, y sin ver ni un solo mojón, empezamos a pensar que nos habíamos equivocado, así que media vuelta con la consiguiente pérdida de casi dos horas...
Alcanzado de nuevo el último mojón que habíamos visto mirando alrededor descubro en lo alto otro mojón, así que alegría y volver a subir siguiendo nuevamente mojones. Conclusión si llevas más de veinte minutos sin ver un mojón vas mal. La senda (por llamarla de alguna forma) desemboca finalmente en el inicio de la ferrata en donde te encuentras un cartel indicativo. Hay que pagar una tasa de 20 euros, el sistema de pago es muy curioso: hay un buzón al inicio de la ferrata en donde al abrirlo hay papeles con un número de cuenta en donde hay que ingresar el dinero cuando puedas... Dejan a la buena voluntad de la gente el pago... Noruega.
Después de reponer fuerzas con algo de comida y beber agua que rellenamos del río comenzamos la ferrata. A mí la ferrata me encantó, las vistas son únicas y alterna descansillos para disfrutarlas. No tiene complicación salvo un pequeño desplome que coincide con el cambio de cable y una zona con las grapas en curva. El tiempo además nos respetó un montón y la pudimos disfrutar entera para nosotros. Una gozada.
Al finalizar la ferrata fue como entrar en otro mundo. Todo estaba nevado, no un poco nevado, muy nevado. Del fin de la ferrata hasta Trolltunga habría un kilómetro, llegamos hasta allí y nos encontramos con muy poca gente, y eso que íbamos con atraso. Fotos de rigor, y media vuelta, se puede volver por la ferrata o andando. Si decides bajar por la ferrata solo puedes a partir de las 15 horas para no coincidir con nadie. Nosotros decidimos bajar por el camino oficial. El camino de vuelta fue constantemente por nieve, por lo que se hace pesado y con los pies mojados íbamos con los dedos helados. Había tanta nieve que en más de un momento se andaba sobre lago helado. El paisaje es muy bonito pero es un sube baja constante. Cuando por fin desaparece la nieve todo es barro y en algún momento parecía estar andando en una película de la guerra de Vietnam.
En esta ruta tampoco vimos mucha gente, quizá aunque es muy popular al ser más exigente la gente se lo piensa dos veces. Al llegar al aparcamiento el ticket se nos había pasado por dos horas, íbamos pensando que la multa la teníamos fijo pero nada, ni multa ni nada. Devolvimos el equipo y aprovechamos una manguera y los aseos que hay allí para limpiar el barro que llevábamos.
Sería las 5 de la tarde cuando dejamos Skjeggedal. El objetivo era llegar hasta un camping a media hora de Bergen y a unas dos horas de donde estábamos. En el camino hasta el camping nos tocó coger un ferri, dependiendo de si coges el ferri justo cuando llega o te toca esperar te retrasara más o menos, esta vez tuvimos suerte y fue llegar y montar. Por norma general cada ferri son 10 euros.
Paramos en un supermercado para comprar algo de fruta y pan y aprovechamos para probar las fresas de la zona, las venden por la carretera también pero en el supermercado tienes las mismas por la mitad de precio.
El camping al que fuimos se llama "Lone camping", está bastante bien, al lado de un lago, con buena zona para acampar y buenas zonas comunes al aire libre y buen wifi. Llegamos cuando estaban cerrando por lo que no pagamos al llegar. Después de cenar caímos reventados en la tienda.
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...... ¡Tanta nieve en julio! 
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