JUEVES
Jueves 4, tocaba Versalles. Tampoco era cuestión de madrugar de modo que cuando llegamos a las puertas del palacio pasaban de las 12.
Para llegar utilizamos la Decouverte que nos daba acceso en tren y luego de llegar a la parada adecuada, que no me acuerdo cual es, todo es fácil, solo hay que seguir a la marea humana que va delante, porque todos van al mismo sitio.
El pabellón derecho de la fachada, como lo veis, en obras, solo que aquí, por encima de los andamios, ponen un mural para dar el pego. Bueno, es un detalle.
Algunas fotos en el exterior y a pagar la entrada y dejar mochilas y palo selfie (están prohibidos dentro) en la consigna y para adentro, a recorrer pasillos y estancias con cuadros inmensos y techos coloridos pero casi sin muebles hasta llegar a la sala principal, la de los espejos, espectacular pero un poco descolorida por la gran afluencia y eso que es jueves de diciembre, no me quiero imaginar esto en los meses turísticos.
Salimos, recogimos los bártulos de la consigna y a ver los jardines.
Si lo llego a saber no paso de ahí. Como los jardines son tan inmensos (llevaba mapa) pillamos el tren que llegaba mas o menos al centro, rodeando por la parte derecha. 7 euros cada uno.
Cuando llegamos, la decepción. Los supuestos jardines no son mas que muros de zarzas secas y muertas sin ningún atractivo, las fuentes estaban o sin agua o en obras y todas las estatuas estaban ocultas con un toldo. Eso si, en pie quedaban algunos carteles que señalaban a kioscos de bebidas o toilets portátiles que luego no existían. Comimos unos bocadillos que teníamos preparados en un frío banco junto a estatuas tapadas y árboles secos enmarañados, he visto cementerios mas alegres.
En fin, un paisaje invernal sin ningún encanto que ni avisan ni difunden (incluso en los foros, que me los he mirado todos). No dudo que en primavera estén preciosos pero en esta época deberían estar cerrados o, por lo menos avisar de lo que te vas a encontrar. Dinero, maldito dinero.
Pero hay más. A la vuelta, la estación estaba cerrada por huelga y nos hicieron recorrer mas de 5 Kms. Una hora andando, hasta la siguiente estación (recuerden que mi mujer estaba con muleta).
En fin, que de la excursión a Versalles no tenemos demasiado buen recuerdo, de modo que ni me la nombren.
Cuando llegamos a Paris ya era noche cerrada. Fuimos a la Opera Garnier con intención de visitarla pero ya era tarde y para colmo la otra vez que quisimos visitarla, el sábado, estaba excepcionalmente cerrada de modo que nos quedamos sin verla. Por fuera, desde luego, es preciosa. Esa noche nos refugiamos en las cercanas Galerías Lafayette que también son una atracción. Creo recordar que cenamos en el apartamento.
No es mala idea eso de alojarse en apartamento en lugar de hotel. Sale mas barato, con mas libertad a la hora de preparar desayunos y cenas y puedes tenerlo en el barrio que mas te interese. Este en particular estaba bien situado, a un metro de la entrada del metro, tenia un wifi aceptable y además (y esto es raro) un teléfono fijo gratis para llamar a cualquier sitio del mundo a cualquier número fijo. Todas las noches hablábamos largamente con nuestras familias.