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Viaje de llegada y 10 días en el Parque Nacional Kruger

Viaje de llegada y 10 días en el Parque Nacional Kruger ✏️ Diarios de Viajes de Sudáfrica Sudáfrica

1. Alicante-Valencia-París-Johannesburgo. Nos llevamos un buen susto, cuando al llegar a la estación de tren de Alicante, vimos un cartel que anunciaba una huelga de maquinistas, y además, no conseguíamos localizar nuestro tren en el panel de...
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Sudáfrica: 5.000 km desde Johanesburgo a Ciudad del Cabo

Diario: Sudáfrica: 5.000 km desde Johanesburgo a Ciudad del Cabo

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1. Alicante-Valencia-París-Johannesburgo.
Nos llevamos un buen susto, cuando al llegar a la estación de tren de Alicante, vimos un cartel que anunciaba una huelga de maquinistas, y además, no conseguíamos localizar nuestro tren en el panel de salida. Nerviosos, y pensando en llamar a alguien que nos pudiera llevar a Valencia, acudimos a Atención al Cliente, donde nos enteramos de que la huelga era para el día siguiente, y que el tren que íbamos a coger, salía con el horario previsto.
Superado este primer momento de tensión, realizamos relajadamente el trayecto Alicante-Valencia, y luego nos dirigimos al aeropuerto para coger un vuelo destino Paris, donde hicimos una escala de dos horas antes de subir sobre las 11 de la noche, a un enorme Airbus A380, el mayor avión de pasajeros existente, que en sus dos pisos, puede transportar a 520 personas. El viaje de 10 horas transcurre plácidamente y, aunque vamos en turista, consigo dormir 5 o 6 horas. Hay que destacar el buen trato de la tripulación y un decente menú.



2. Johannesburgo-Sabie.
Después de aterrizar, realizamos rápidamente los trámites aduaneros, y la recogida de maletas, y, tras cambiar 400 € (1 € = 14,70 rands), nos dirigimos a la oficina de Herzt, que está en el exterior del aeropuerto, donde tenemos reservado un coche para 23 días. Aquí nos daremos cuenta por primera vez, que la comunicación en nuestro viaje será difícil, dado el fuerte acento sudafricano, y la poca delicadeza de nuestro interlocutor ante nuestro deficiente ingles. No éramos capaces de entender prácticamente nada de lo que nos estaba diciendo, y necesitábamos comprenderlo casi en su totalidad. Tuvimos que pronunciar un sonoro " slowly please", para lograr entender algo. Al final, después de darnos toda la documentación y las llaves del coche (de cuyo manejo no da ninguna explicación), nos indica que subamos al parking por el ascensor. Al llegar a la 2ª planta, y observar los cientos de coches allí aparcados, fuimos conscientes de la complejidad de la aventura que íbamos a emprender (es la primera ver que viajando, le digo a Rosi: "que huevos tenemos"). Llegamos a nuestro coche, un Toyota Etios (curiosamente el mismo modelo que llevamos en la India, durante nuestra semana de viaje con conductor), y respiramos aliviados por poder introducir todo el equipaje en el maletero (en Sudáfrica, como en otros países, incluido España, aconsejan no dejar nada a la vista), antes de subirnos a él, y comprobar que el volante a la derecha nos iba a dar problemas. Así fue; no era capaz de meter la marcha atrás con la izquierda, y para dar el intermitente, accionaba el limpia-parabrisas. Un poco en estado de shock encendemos el GPS off-line que llevábamos en la tablet, y éste no funciona. El "acojone" iba in crescendo porque estábamos en una ciudad de 7 millones de habitantes, y teníamos que atravesar un importante nudo de autopistas para salir de ella. Decidimos salir del garaje, y menos mal, el GPS comenzó a funcionar. Una vez en el exterior, me costó bastante situarme, y ser capaz de ver por los retrovisores, pero después de unos momentos de tensión conseguimos coger una autopista con poco tráfico, por la que circularíamos durante 200 km, lo que permitió que poco a poco me fuera acostumbrando a la novedosa conducción. El paisaje nos es nada del otro mundo, y lo que más nos llama la atención, son las enormes diferencias entre los edificios de los blancos, y las chabolas (los llamados townships) habitadas por los negros.
Dejamos la autopista y damos un gran rodeo, para recorrer una bonita carretera de montaña, rodeada de pinos y eucaliptos recomendada por la Lonely Planet, y que nos recuerda a Galicia, antes de llegar, 5 horas después, al alojamiento que teníamos reservado en la localidad de Sabie, y que el GPS no era capaz de encontrar, por lo qué tuvimos que preguntar a un grupo de negros, que nos indicaron amablemente la forma de llegar.
El hotelito, al que llegamos casi de noche, está regentado por una pareja mayor de blancos (no encontraremos a lo largo de todo el viaje, un solo propietario negro) no está mal, aunque es un poco viejo. Tenemos cocina, e incluso barbacoa, como será habitual en todos nuestros alojamientos, (el self catering que llaman aquí), pero no pensamos utilizarla.
Como ya es noche cerrada, y estamos tan cansados "pasamos" de coger de nuevo el coche, para ir a cenar a la ciudad, y comemos un poco de chorizo español, acompañado de unas cervezas que le compramos a nuestro anfitrión. La cama nos espera.

3. Sabie-Parque Nacional Kruger-Phalaworba
En mi plan de viaje, había establecido para hoy realizar la llamada Ruta Panorama, en la que visitaríamos varios cañones, cascadas y formaciones rocosas, antes de llegar a dormir a la puerta del Kruger, y entrar en él al día siguiente, pero durante la noche le di vueltas a la opción de ir directamente al Parque (al fin y al cabo, cañones y cascadas podemos ver en España igual o mejores, pero felinos y otros animales salvajes en libertad, sería difícil volver a ver), así que, después de comentarlo con Rosi, nos tomamos un café a modo de desayuno, y nos dirigimos directamente a la denominada Orpen Gate del Parque Nacional Kruger, donde llegamos sobre las 9,30 de la mañana después de un recorrido de casi tres horas por carreteras con escaso tráfico.
Lo primero que hicimos fue comprar la llamada Wild card, una tarjeta anual, que por 2770 rands la pareja, unos 185 €, nos permitirá pasar a todos los parques sudafricanos y obtener descuentos en otras actividades, lo cual nos hizo ahorrar bastante dinero durante el viaje, mas de 300 € calculo yo.
Después de llenar el depósito de gasolina (en todos los campamentos y puertas de entrada hay gasolineras), y un poco nerviosos, penetramos en el Parque Nacional Kruger, cumpliendo una vieja aspiración, mientras me acuerdo de la película Jurassic Park. A los 200 metros nos encontramos un kudu (un antílope grande) con una gran cornamenta, que come tranquilamente al lado de la carretera. Seguimos circulando despacio por dos motivos, primero porque está prohibido superar los 50 km/h, y hay cámaras por todas partes, como pudimos comprobar más tarde, y segundo, porque a más velocidad, es difícil ver a los animales. Inmediatamente comienzan a desfilar delante de nosotros manadas de cebras, impalas y otros antílopes, altísimas jirafas, normalmente en pareja, y por fin elefantes, enormes y arrugados (son mucho más grandes que los asiáticos, que son los que conocíamos hasta ahora), andando con parsimonia. Estamos muy contentos haciendo fotos a diestro y siniestro, y disfrutando de la maravilla que la naturaleza nos estaba ofreciendo. Al poco tiempo, vemos varios coches parados mirando hacia el otro lado del río, donde varias jirafas parecen inquietas, y nos detenemos junto a ellos (está será la regla número uno para ver animales; parar donde haya coches, porque seguramente estarán viendo algo interesante, con el añadido de que la gente es muy amable y te indica donde los puedes ver). Siguiendo esta máxima, comenzamos a mirar con los prismáticos y vemos, asombrados, como debajo de un árbol descansan varias leonas. Maravillados por el descubrimiento, comenzamos a hacer fotos, y nuestro entusiasmo aumenta en grado sumo, cuando una de las leonas se levanta, y se dirige corriendo hacia las jirafas, que huyen despavoridas a toda velocidad (parecen lentas y torpes pero pueden alcanzar los 55 km/h). A los pocos metros, la leona se detiene y se dirige a beber agua, mientras que las jirafas la miran, a una prudente distancia. Yo creo que no iba de caza, y que solo pretendía asustarlas, porque normalmente, y más si se trata de cazar un animal tan grande (pueden llegar a medir 5 m de alto y pesar 1800 kg), lo hacen en equipo, y además, están en campo abierto y eso supone una gran desventaja para el éxito de la caza. Después de pasearse un buen rato, haciendo las delicias de todos los turistas que estamos haciendo fotos, vuelve con el resto de las leonas (contamos 4), a tumbarse de nuevo a la sombra.
Sin terminarnos de creer lo que acabamos de ver (y no hemos hecho más que empezar), continuamos ruta durante todo el día viendo animales de todo tipo. Nos impresionan sobre todo los elefantes, muy numerosos, y que podemos ver a escasos metros, haciendo caso omiso a los consejos de mantener una distancia de seguridad de 50 m, dada su potencial peligrosidad, cosa que Rosi me recuerda a cada momento.
Vamos siguiendo el mapa, decidiendo por donde ir sobre la marcha. Los animales más numerosos son los antílopes, dentro de los cuales hay impalas, gacelas, springboks (símbolo de la selección sudafricana de Rugby, el deporte nacional, que precisamente está disputando en estas fechas el mundial en Londres, además de waterbucks, espectaculares nyalas, cuyos machos presentan una especie de larga barba, kudus con sus imponentes cuernos. También hay muchos fagoceros (animal parecido al jabalí), cebras, que me parecen pequeñas y culonas, aves de todo tipo, en fin, una maravilla.
Como hemos cambiado el plan de viaje, debemos salir del parque antes de las 6 de la tarde, hora de cierre, porque tenemos reservado el hotel en el exterior del mismo, concretamente en Pharlaworba, una ciudad que se encuentra cerca de una de las entradas, así que nos encaminamos hacia la puerta del mismo nombre. Al salir de una curva, un policía nos para y, después de pedirme el carnet internacional de conducir, y bromear sobre lo buenos que somos los españoles en soccer (como ellos llaman al fútbol, igual que en EE.UU), nos comenta que íbamos a 74 km/h, 24 más de lo permitido, y que la multa era de 750 rands. Había leído, que era bastante común que la policía parase a los turistas (con o sin razón), y que la "mordida" era un remedio eficaz para minimizar gastos, así que puse en marcha el mecanismo de corrupción, que yo creo que los españoles lo tenemos casi interiorizado, dado los innumerables casos que hemos presenciado durante los últimos años, y le ofrecí 200 rands para que se olvidará de todo, a lo que accedió encantado, con una amplia sonrisa (le tenía que haber ofrecido menos, me dije). Cuando nos marchábamos, vimos por el retrovisor, que procedía a parar a otros "guiris". En fin, la corrupción es algo común en todo el mundo.
Contentos por haber solventado el problema con pocos daños colaterales, salimos del parque y llegamos sin problemas al muy recomendable Berverly Hills Guest Logde, a unos 3 km de la puerta. Es un pequeño hotel-boutique, bastante nuevo, con cómodas y modernas habitaciones que rodean a una piscina y un frondoso jardín. Después de hacer el check in, vamos andando (lo necesitamos después de 10 horas metidos en el coche) a un supermercado Spar, donde nos aprovisionamos de fruta, galletas, yogures, snacks, queso, biltong (carne de ternera seca, que los sudafricanos toman como aperitivo, y que no terminará de convencerme), líquido anti mosquitos, un adaptador para los enchufes, vino sudafricano, (sorprendentemente, no venden cerveza), y lo más importante dado los días de calor que tendremos que soportar, una pequeña nevera que nos permitirá mantener la bebida y los alimentos frescos.
Cuando salimos del establecimiento es noche cerrada, y la verdad es que hay poca luz. A pesar de lo que hemos leído del peligro de las ciudades sudafricanas por la noche, vamos tranquilos porque estamos en una zona residencial, que parece bastante segura.
Al volver al hotel, le decimos al recepcionista que si podemos cenar temprano, contestándonos afirmativamente, aunque le tenemos que encargar ya la comanda. Pedimos dos platos de carne, porque, como será general en la zona, el pescado brilla por su ausencia (como mucho puedes encontrar algún reseco fish and chips, de herencia británica). Tomaremos un solomillo (denominado sirloin en inglés) y un rump steak (un filete muy jugoso de la parte del lomo de la ternera), con los que nos iniciaremos en la buenísima cocina sudafricana.
La carne, acompañada de varias salsas, arroz o patatas y ensalada, es excepcional y la acompañamos con unas cervezas (lamentablemente no tienen vino), no demasiado frías, a pesar de que le hemos dicho que las metiera en el congelador. Cada plato unos 7 € y cada cerveza algo más de 1 €. Total con 4 cervezas y propina unos 20 €. Todo ello en el relajante jardín del hotel, viendo el mundial de rugby, y consultando Internet. ¿Qué más se puede pedir?

4. Parque Nacional Kruger
Hemos dormido estupendamente, y nos levantamos a las 5,30, nuestra hora habitual de ponernos en marcha durante todo el viaje, aunque nunca tendremos problemas de sueño, porque nos acostaremos siempre en torno a las 9 de la noche, aprovechando así todas las horas de luz natural.
Desayunamos tranquilamente en la terraza del establecimiento, acompañados de una familia de gente de color vestida para algún tipo de celebración. Al terminar, preparamos la nevera, y salimos en dirección a la cercana puerta de entrada del parque.
Hoy decidimos subir hacia el norte, encontrándonos con un paisaje más árido que el que vimos ayer, y menos animales. Un par de horas después llegamos al campamento Mompani, que tiene un maravilloso mirador asomado al río, desde el que observaremos hipnotizados, la llegada de una manada de elefantes a beber y retozar en el agua, mientras, al fondo, varios hipopótamos descansa perezosos en la orilla. Maravilloso.
Desde aquí, tomamos dirección sur internándonos por pistas y carreteras asfaltadas, salpicadas de jirafas, elefantes y antílopes, muchos antílopes, que saltan por todas partes, y con los que hay que tener cuidado, porque cruzan la carretera constantemente. Vemos también por primera vez una gran manada de búfalos africanos, uno de los integrantes de los 5 grandes, cruzando la carretera. A pesar de su aparente parsimonia tienen fama de tener mala leche. Los machos pueden llegar a pesar casi 1.000 kg, y tienen gruesos cuernos muy desarrollados, curvándose hacia arriba en los extremos, y ocupan los flancos de la manada, mientras las hembras, más pequeñas, y con los cuernos menos desarrollados, se concentran junto a las crías en el interior, donde corren menos peligro de ataque por parte de sus depredadores, el más importante de los cuales es el león, aunque leopardos, hienas y cocodrilos también les causan bastantes bajas
Hacemos paradas en dos "miradores ocultos", zonas cerca de cauces de agua, donde podemos ver, escondidos, a los animales que va a beber. Lo más interesante es la presencia de grandes cocodrilos en una de ellas, y al fondo, un rebaño de búfalos, aunque, lamentablemente, no presenciamos ningún intento de caza.
En el campamento Letaba, hacemos otra parada para visitar su mirador, desde el cual observamos la sabana, mientras nos comemos un par de sándwiches de lomo.
Desde aquí, nos encaminamos el campamento Ollifants (elefantes en holandés), donde tenemos reservado un alojamiento para dos noches. Nos metemos por pistas de tierra que nos acercan al río del mismo nombre, plagado de hipopótamos, y algunos cocodrilos, llegando a un punto, en el que estamos bastante perdidos, aunque rápidamente encontraremos una indicación que nos permite salir del apuro. Lo más destacable de estos últimos kilómetros del día, es la presencia de muchos elefantes, algunos de ellos enormes (pueden pesar 5.000 kg, y alcanzar una altura de casi 4 m), que, en ocasiones, nos impiden el paso, y cuyo resoplido y movimiento de orejas y trompas, nos hace permanecer alerta, porque son señales de "cabreo". Con la primera marcha metida, por si tenemos que salir disparados (parecen lentos, pero sabemos que pueden alcanzar los 40 km/h), observamos su desplazamiento en fila india, recorriendo grandes distancias diariamente, en busca de comida y agua, dirigidos normalmente por una o varias hembras adultas, que arropan a las crías, ya que los machos suelen estar solos, excepto cuando se aparean.
A las 5 de la tarde llegamos al campamento, donde nos instalamos en una preciosa cabaña de estilo tradicional zulú, muy confortable, con vistas al río Ollifants, y desde donde se pueden presenciar algunas cebras y un par de elefantes. Nos extraña bastante que el frigorífico esté en el exterior, y, todavía más, que varias cabañas lo tienen o bien dado la vuelta, o bien atada la puerta con cuerdas. Al día siguiente descubriremos el por qué.
Lo más espectacular del campamento, es la vista que se obtiene desde su restaurante, donde tomaremos unas birras observando asombrados la presencia de decenas de elefantes que acuden al río a beber agua. Es realmente impresionante la velocidad que alcanzan ladera abajo, y nos damos cuenta de que son realmente peligrosos, si en algún momento salen detrás de ti.
Aprovechamos para comprar algunas cosas en la tienda, antes de ir al "punto de encuentro", donde estamos citados a las 7 de la tarde para realizar un night game-drive, qué en la terminología "safari", es una salida acompañado de un guía especializado, en la que durante tres horas, intentará descubrir el mayor número de animales posible. En este caso es nocturna, pero existe también la opción de hacerlos al amanecer o durante el día. El precio de estas salidas es ridículo (menos de 20 €, más barato que la entrada al zoo de Madrid), y durante el trayecto, que hacemos en una especie de minibús 4X4 descubierto, acompañado de unas 10 personas, veremos, con ayuda de potentes focos, multitud de animales, siendo los más significativos por la dificultad para encontrarlos, un leopardo, un guepardo, una hiena y una gineta, además de numerosos antílopes de todo tipo, elefantes, cebras, conejos etc., etc.
Cuando regresamos, el restaurante está cerrado, así que cenamos en la terraza unos bocatas de jamón, acompañados de cerveza bien fría, oyendo de fondo los sonidos de la sabana. Al terminar, y antes de irme a dormir, enciendo la linterna, y me doy un paseo hasta la valla electrificada, que tenemos a escasos metros, para intentar avistar algún animal que pudiera merodear por allí, aunque con resultado negativo.

5. Parque Nacional Kruger
A las 6 de la mañana estamos saliendo por la puerta del campamento, camino de Satara, el más grande de los campamentos públicos del parque, que incluso cuenta con campo de golf , algo que personalmente lo considero fuera de lugar. Vemos bastantes elefantes, una hiena adormilada al lado de la carretera, y lo mejor, un leopardo andando en la lejanía (lo descubrimos de nuevo, por el número de coches que estaban observándolo y haciendo fotos). Al llegar al campamento, podemos presenciar la figura de un enorme y solitario elefante (seguramente un macho), pasando paseando justo al lado del mismo, al otro lado de la valla.
Después de tomarnos un café en el restaurante, nos dirigimos de regreso a Ollifants. Por el camino veremos un grupo de leones dormitando bajo unos arbustos (el calor es sofocante, y casi todos los animales, incluidas las jirafas están tumbados a la sombra) y, por primera vez, dos enormes rinocerontes blancos o de mandíbula cuadrada (con lo completamos nuestro primer big five) que sestean junto a su cría debajo de una acacia. En realidad, al igual que el negro, son de color gris y son los mamíferos terrestres más grandes del mundo, después del elefante. Pueden pesar 3.500 kg y alcanzar los 4 m de largo y 1,80 de alto. En Suráfrica se encuentra más del 90 % de la población mundial, con unos 20.000 ejemplares. Realmente son impresionantes, y aunque parecen inofensivos, pueden alcanzar una velocidad de casi 50 km/h, es decir, que si va a por tí, te pilla irremediablemente (igual pasa con otros animales, que parecen lentos, como el elefante o el hipopótamo).
Al regresar, nos tomamos una birra en el mirador, observando de nuevo el espectáculo de los elefantes en el río, compramos vino, agua, Amarula (un licor parecido al Baileys) y otras provisiones, y cuando volvemos a la cabaña nos encontramos con que nos ha desaparecido toda la comida que habíamos comprado el día anterior: plátanos, pan, queso, manzanas, y lo que es peor, que el chorizo y el jamón envasados al vacío que traíamos de nuestro país, estaban tirados en el suelo, mordisqueados. Los monos nos habían robado, y el caso es que en la puerta había un cartel, que ayer no habíamos visto, que prevenía contra ellos.
Para terminar de arreglar la cosa, se me cayó la botella de Amarula, derramándose todo el líquido por el suelo. Nos lo tomamos con humor, como no podía ser menos, y después de darme un baño relajante en la pequeña piscina del campamento, voy al restaurante a comprar unas deliciosas hamburguesas, que provistas de diferentes salsas y patatas fritas, me llevaré a la terracita de nuestro alojamiento para comérnoslas acompañadas de un cabernet sauvignon sudafricano, que resulta delicioso acompañado del sonido ronco de los hipopótamos, y la visión de un par de jirafas en la lejanía.

6. Parque Nacional Kruger
A las 5 de la mañana, tenemos un morning-walk reservado, salida consistente en dar un paseo de un par de horas por la sabana, acompañados por dos guías del parque, que van armados. Vamos en fila india, con una pareja de norteamericanos, y resulta bastante emocionante.
El recorrido se realiza cerca del río, el lugar donde más animales puede haber. Damos un pequeño rodeo para no acercarnos demasiado a los hipopótamos ya que, no en vano, es el animal que más muertes causa en África. Con un peso de hasta 3.000 kg, parecen torpes, pero nada de eso. Puede alcanzar una gran velocidad, y son agresivos si se ven atacados, o importunados.
En la lejanía podemos apreciar algunos elefantes, aunque me da pena no poderlos ver más cerca. Hay muchas aves, y los guías encuentran huellas frescas de león y leopardo, lo cual aumenta la emoción, sobre todo cuando observamos huesos de búfalos, y otros herbívoros, que seguramente hayan sido devorados por algún felino.
Lo mejor llegará cuando, después de desayunar tranquilamente observando la inmensidad de la sabana, comenzamos a regresar al vehículo 4X4 que nos ha trasladado. Cerca del mismo, los guías nos avisan con gestos, que miremos al fondo, cerca de las dunas. Allí, a unos 150 m, podemos ver con los prismáticos, a un grupo de leonas con cachorros, que nos están mirando sospechosamente. Menos mal que el vehículo está a unos metros pienso. Al final huirán cobardemente, ante la decepción general, jejeje.
Muy contentos por la experiencia, volvemos al campamento donde nos damos una ducha, preparamos el equipaje y abandonamos la cabaña en dirección a Lower Sabie, otro campamento que goza de bastante fama. Por el camino, más de lo mismo, aunque no por eso es aburrido. Al contrario, para mí, el avistar animales, se está convirtiendo en adictivo. Al llegar a una zona cerca del río, hay muchos coches parados, lo que significa que hay "algo" importante. Dicen que un leopardo, pero no lo conseguimos localizar. Lo que si veremos serán bastantes cocodrilos, tanto en el agua, como sesteando en la orilla. Pueden medir cerca de 4 m, y su apariencia no es nada pacífica.
Son casi las 5 de la tarde cuando llegamos a Lower Sabie, donde nos asignan un moderno bungalow, aunque no tiene las vistas que teníamos en Ollifants. A pesar de ello, caminando unos metros, te encuentras con la valla electrificada y, al otro lado, el río, donde hipopótamos y cocodrilos, viven en buena sintonía. Al fondo se divisa también la figura de un grupo de elefantes. Me llevo una cerveza que bebo tranquilamente mientras los observo, y dejo que caiga la noche sobre la sabana, conversando con una pareja de sudafricanos (el vivió un año en Valencia, pero se le ha olvidado casi completamente el castellano).
Voy al restaurante, donde encargo otra cena carnívora "take away", que degustaremos en la terraza, acompañada de un vino de la variedad pinot noir. Cuando regreso con la cena al bungalow, casi me pierdo porque es noche cerrada, y la luz escasea en el campamento, lo que, unido al cielo estrellado y el ruido de los hipopótamos, acrecienta mi convicción de ser unos privilegiados por poder alojarnos en un lugar tan maravilloso.

7. Parque Nacional Kruger
Hoy tenemos reservada un sunrise game-drive, es decir una salida al amanecer, lo que significa que nos tenemos que levantar a las 4 de la mañana para salir media hora más tarde, junto al conductor-guía y 3 turistas más. Damos vueltas, y más vueltas, persiguiendo a un grupo de leones, cuyas huellas ha detectado el guía. Nos comenta que no deben estar muy lejos, pero, lamentablemente, no logramos dar con ellos. En nuestra búsqueda, veremos un enorme leopardo, que descansa tranquilo al lado de un tronco. Una cosa por la otra, nos decimos....
En nuestro recorrido durante el resto del día, lo más notable será el descubrir, muy cerca de la carretera, a no más de 50 m de nosotros, a un grupo de leones (dos machos y cuatro hembras), dormitando debajo de una acacia, casi pegados (no existe más de 10 metros de distancia) a una familia de rinocerontes, compuesta por dos adultos con grandes cornamentas, y una cría. La imagen es sorprendente, y ambos grupos permanecen, a pesar de la cercanía, totalmente ajenos a la presencia del otro. Extraño porque, aunque no es lo normal, se dan caso de ataques de leones, sobre todo a crías de rinocerontes. Otro día que hemos completado el Big Five.

8. Parque Nacional Kruger.
Estamos en plena zona de rinocerontes. Vemos muchísimos, algunos de ellos muy de cerca, por lo que podemos confirmar que son muy, muy grandes. En los alrededores de una pequeña charca seca, observamos a 3 hienas que descansan al lado de un grupo de buitres (intuimos que puede haber algún animal muerto por allí cerca, pero no logramos verlo). Poco después llegaremos a un lago, donde presenciaremos una de las imágenes más impactantes del viaje, ya que en sus alrededores, observaremos al mismo tiempo a cientos de animales de diferentes especies: ñus, cebras, elefantes, búfalos, antílopes de todo tipo, fagoceros, hipopótamos, aves de todos los colores etc. etc. en una suerte de Arca de Noé. Nos percatamos que varias jirafas miran en una determinada dirección, y descubrimos, debajo de un árbol, a un grupo de leones que sestean perezosamente. Apenas se mueven, pero el resto de animales saben que están allí, y todos guardan una prudente distancia de seguridad. Nos llama mucho la atención la forma de beber agua de las jirafas, doblando las patas delanteras, mientras alguna de ellas vigila atentamente a los leones, ya que debe ser el momento más peligroso para ellas. Los elefantes juegan en el agua, y el conjunto es de una belleza difícil de superar, así que disfrutamos embelesados durante más de una hora.
A media tarde llegamos a Berg-en-dal. El bungalow del campamento es muy chulo, y, como en Ollifants, está pegado a la valla electrificada que protege el recinto, lo que nos permitirá ver a una pareja de rinocerontes, deambulado perezosamente por el exterior, y una hiena, que corretea velozmente entre la vegetación. No podemos tener mejor fin de día.
Hablamos con una familia de sudafricanos, que están acampados cerca de nuestra cabaña, y que nos comentan lo frecuente que visitan el Kruger, porque para ellos, las tasas de entrada son baratísimas.
Después de dar un largo paseo, cenamos en el interior de la cabaña, mientras comienza a llover, y al acabar, salgo de nuevo al exterior con mi linterna, intentando descubrir algún otro animal en las inmediaciones. No consigo ver nada, pero me llevo un buen susto con el ruido de las hojas mecidas por el viento.

9. Parque Nacional Kruger
Somos casi los primeros en salir por la puerta, y son las 5,30 de la mañana (estamos ya en el mes de octubre y abren media hora antes). Seguimos sin cansarnos de ver animales, a pesar de la paliza de coche que esta actividad conlleva.
Vamos improvisando el recorrido sobre el mapa, y en un cruce, dudamos entre ir o no a lo que aparece marcado como un pequeño lago. Decidimos acercarnos hasta allí, porque son solo un par de kilómetros, siendo la mejor decisión del viaje, porque presenciaremos algo difícil de ver, y que recordaremos siempre.
Son las 7 de una mañana espléndida, cuando llegamos a los alrededores de una charca sin agua (estamos todavía en temporada seca) en la que veremos lo siguiente: a la izquierda, un grupo de leonas descansando debajo de un arbusto. Enfrente, un león macho, hace lo mismo. A la derecha, vemos a otro león macho, devorando lo que no sabemos si es un ñu o un búfalo (resultará ser un búfalo). Al poco tiempo, aparece caminando otro macho más pequeño, que intenta acercarse a los restos del animal muerto, pero los dos machos de la manada se lo impiden, saltando sobre él, con grandes rugidos. Una vez expulsado el intruso, los dos machos, se van a comer, y una leona adulta (me sorprende su gran tamaño), intenta hacer lo mismo, pero no le dejarán, abalanzándose sobre ella, rugiendo y enseñando las garras violentamente. En el fragor de la lucha, pasarán a escasos centímetros de nuestro coche, desde el que estamos presenciando la alucinante escena. Me llevo un buen susto, e intento subir la ventanilla, pero no puedo porque no está puesta la llave del contacto. Menos mal que los leones permanecen ajenos a nosotros y pasarán de largo.
La valiente leona termina claudicando, tumbándose ante los dos imponentes machos, en posición sumisa, mientras que éstos se dan un buen festín. Unos minutos más tarde, cuando están saciados, dejarán que se acerquen todas las leonas (cinco en total) a disfrutar de un manjar, que seguramente habrán cazado ellas. El sonido que escucharemos en ese momento, mezcla de huesos quebrándose, piel desgarrándose y rugidos de protesta, es algo que no creo olvide mientras viva.
En un momento dado, los machos se apartan, y permanecen sentados a dos metros del coche. Miro a uno a los ojos. Tiene la boca manchada de sangre, y unos colmillos grandes y afilados. He de reconocer que soy bastante insensato porque tengo la ventanilla bajada, y no soy consciente de que, si da un salto, puede meter la garra, pero estoy como hipnotizado por la situación, me parece estar dentro de una película y no soy consciente del peligro. El león, del que casi puedo oír su agitada respiración, permanece así durante varios minutos, hasta que de nuevo comienza a andar entre los vehículos, cada vez son más numerosos, ya que las noticias de avistamientos como el que estamos presenciando, corren rápido a través de móviles y walkie talkies. Después de dos horas que se me hacen cortísimas, nos vamos a regañadientes del lugar, porque estoy disfrutando como un enano, pero debemos seguir ruta para avistar más animales, que en esta zona del Kruger son especialmente numerosos. En Petrorioskup, otro campamento público, haremos una parada para hacernos un brunch, en el que solo nos falta el cóctel o la cerveza (lamentablemente no venden alcohol, jejeje), y encontramos por primera vez wifi, que nos permite comunicarnos con España, y saber algo del mundo.
Al atardecer, volvemos a la charca seca donde están los leones, que hacen las delicias de multitud de coches, antes de regresar al campamento, porque tenemos reservada una sunset game-drive (una salida al atardecer), a las 4 de la tarde.
Sony, el guía de color que nos llevará, junto a 20 personas más, nos deja clara su intención de ver los Big Five en las 3 horas que dura game-drive, lo cual nos sorprende, porque aunque sabemos que podremos ver búfalos, elefantes, rinocerontes e incluso leones (nos llevará al lugar donde está la manada devorando el búfalo), vemos más difícil ver leopardos. Posteriormente nos daremos cuenta de que lo hemos minusvalorado, porque no solo veremos uno de estos solitarios felinos, sino que tendremos la oportunidad de ver tres, dos reposando en árboles distintos, y uno, en el suelo.
Después de ver elefantes, rinocerontes, búfalos y leopardos, llegamos junto a los leones cuando es noche cerrada. Hay muchos vehículos, alumbrando con potentes focos a la manada, que de nuevo está comiendo, haciendo crujir los huesos del infortunado animal, y rugiendo continuamente. En un momento dado, Sony, llevará el vehículo unos metros hacia la derecha, para mostrarnos un leopardo agazapado entre los matorrales. Le pregunto que si es normal, porque tenía entendido que eran enemigos irreconciliables, y cuando me estaba explicando que estaba tan cerca, porque pretendía también comer algo, el leopardo sale corriendo perseguido a toda velocidad por los dos machos y una leona. Impresionante
Volvemos cerca del búfalo muerto, donde siguen comiendo el resto de leonas, y vemos aparecer al macho joven que vimos por la mañana, cuando fue expulsado por los otros dos machos dominantes. Éste, aprovecha su ausencia para sumarse al festín.
Sony nos dice que tenemos que regresar, pero ante los ruegos de la gente, nos deja disfrutar del espectáculo 10 minutos más. Realmente es un buen tipo.
Sobre las 19,30 llegamos al campamento, con el tiempo justo de pegarnos una opípara cena, a la luz de unos candiles, escuchando los ruidos de los hipopótamos y demás animales de la sabana. Tenemos una gran charca a escasos metros y el ruido es ensordecedor.

10. Parque Nacional Kruger-Komatipoort
Hoy es nuestro último día en el Parque, un lugar que no creo que podamos olvidar, así que intentaremos disfrutar al máximo de él. Lo primero que hacemos en detenernos en el árbol, donde ayer vimos uno de los leopardos en la salida que hicimos con Sony, con la esperanza de que continuara o bien allí, o por los alrededores, pero, lamentablemente, no lo encontramos. No siempre vamos a tener tanta suerte, nos decimos para consolarnos
Está claro que hoy es el día de la búsqueda del leopardo porque, poco después, un coche se detendrá y su conductor, nos avisará de la presencia de una hembra de este felino, junto a su cachorro, pero no nos debimos enterar bien de las instrucciones para llegar a ellos, porque a pesar de pasar media mañana buscándolo, no los encontraremos.
Lo más notable de este día será la observación de numerosas jirafas, y presenciar como un águila se come tranquilamente una "gallina de guinea" recién cazada, lo que en España se llama pintada, en la rama de una acacia.
Sobre las 3 de la tarde salimos del parque, para dirigirnos a la ciudad de Komatipoort, muy cerca de la frontera con Mozambique. Allí tenemos reservado un alojamiento, el Kruger View Backpackers, que resultará el peor del viaje: destartalado, sucio....Lo único decente es la wi-fi, y el aire acondicionado de la habitación, que dado el calor que hace, es muy necesario.
Veo el Sudáfrica-Escocia de rugby, rodeado de sudafricanos blancos, embutidos en las camisetas verdes de su selección, mientras Rosi aprovecha para hablar telefónicamente a través de whatsaap con la familia y amigos.
Al terminar el partido, con victoria de los springboks, nos vamos a cenar al restaurante al aire libre de un hotel cercano, donde conoceremos a un grupo de españoles, que trabaja en Mozambique en temas de energía eólica, y que cruza la frontera todos los días, dadas las mejores condiciones de vida de Sudáfrica.
La cena (carnívora por supuesto), es deliciosa y la acompañamos de varias cervezas, en vez de vino, porque el calor sofocante invita a ello.
Volvemos con las linternas encendidas a nuestro cutre-hotel, donde dormiremos plácidamente con el aire acondicionado encendido.



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comment_icon  Últimos comentarios al diario: Sudáfrica: 5.000 km desde Johanesburgo a Ciudad del Cabo
Total comentarios: 6  Visualizar todos los comentarios
Imagen: Marimerpa  marimerpa  19/11/2015 15:20   📚 Diarios de marimerpa
Muy bueno el diario. Me uno a la sugerencia de las fotos y te dejo 5 estrellas.
Imagen: Victormiguel  victormiguel  19/11/2015 15:37   📚 Diarios de victormiguel
Hola. Gracias davovo y maripepa. En mi blog de viajes (victormiguelsaiz.blogspot.com), aparece el diario con fotos, y con las etapas pormenorizadas, día a dia.
Imagen: Frajamulo  frajamulo  04/03/2016 20:20
Magnifico diario, en principio no me animé a leerlo por la cantidad de letras y ninguna foto, pero al final melo he leido entero y.....me ha solucinado algunas dudas.
Gracias victormiguel.
Tienes mis 5 estrellas.
Imagen: Pichi-puchi  pichi-puchi  13/10/2016 06:22   📚 Diarios de pichi-puchi
Hola victormiguel,
muchas gracias por el diario.
Me ha entretenido mucho.
Te quería preguntar si lo que uas para el Ipad offline es el Google Maps o llevas instalada alguna aplicación.

Nos vamos en 2 semanas y estoy con los últimos detalles prácticos.
Te dejo las 5* Gracias! Sonriente
Imagen: Ramon86  ramon86  28/12/2022 16:28   📚 Diarios de ramon86
Comentario sobre la etapa: Conclusiones y Recomendaciones
Muy bueno el diario, me ha encantado leerlo, muchas gracias por la información, como me gustaría poder viajar a este país y visitar el Kruger!!
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venecia1
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26-04-2009
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Fecha: Vie Jun 06, 2025 05:17 pm    Título: Re: Viajar a Sudáfrica

Gracias al comentario de @Ymyr, me he acordado del viaje de @Tere28, del que nos dejó diario.

Re: Viajar a Sudáfrica (1) Sudáfrica y Seychelles 2018 - Una Honeymoon llena de vida
Re: Viajar a Sudáfrica (2) Seychelles-2ª parte de nuestra luna de miel. Se puede pedir más?
Abdelkrim
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Willy Fog
Willy Fog
03-04-2008
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Fecha: Sab Jun 07, 2025 08:31 am    Título: Re: Viajar a Sudáfrica

Era lo que pensé ayer; las playas de Seychelles son magníficas y están en la ruta del África Austral. Pero no son ni mucho menos “playas desiertas” si es eso lo que uno busca, más bien tienen una “ocupación media”, ni vacías ni demasiado llenas. Las playas realmente paradisíacas y vacías, que cada vez supongo habrá menos, están en otros países, en zonas despobladas por falta de recursos y por tanto también falta de servicios médicos, todo suele ir unido.
Ymyr
Imagen: Ymyr
Super Expert
Super Expert
03-11-2012
Mensajes: 495

Fecha: Dom Jun 08, 2025 09:16 am    Título: Re: Viajar a Sudáfrica

Y ahora que lo pienso, otras buenas playas con vuelo directo desde JNB son las Mauricio
Pin82
Imagen: Pin82
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07-03-2020
Mensajes: 70

Fecha: Dom Jun 08, 2025 09:47 am    Título: Re: Viajar a Sudáfrica

Buenos días a todos!! Este año aún sin viaje por varias circunstancias... Acabamos de ver unos vuelos con entrada por Johannesburgo y salida x Sudáfrica para el día 1 de agosto...los q sois expertos lo veis una locura? Por lo que he leído y verificado los campamentos kruger están ya a tope y sería suerte en anulaciones...sino se consigue campamento entiendo hay que dormir en las afueras y cada día entrar, me da miedo empañe la experiencia... Sería limpio allí del 2 de agosto aterrizar al 16 volver a coger vuelo vuelta, según os leo podríamos hacer ruta panorama, kruger, alrededores cape...  Leer más ...
venecia1
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26-04-2009
Mensajes: 13556

Fecha: Lun Jun 09, 2025 06:23 pm    Título: Re: Viajar a Sudáfrica

Para Kruger es cuestión de echar un vistazo de forma continua para ver lo que se va quedando disponible. Ayer mismo consulté para unos amigos de mi marido que se plantean ir a finales de agosto, y había disponibilidad dentro del parque para todos los días que estarían allí. Me sorprendió porque había hasta un día en Lower Sabie que suele ser de los más complicados. Es también tener un poco de suerte, pero siendo un poco flexible en los lugares en los que quedarte, pienso que podrías hacerlo. Para ver si puedes hacer el viaje a estas alturas yo consultaría disponibilidad y precios de...  Leer más ...
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