Para desayunar nos habíamos comprado la noche anterior un par de dorayakis, de los que Doraimon se sacaba del bolsillo mágico, por unos 10THB en el bendito 7 eleven, que junto a un sándwich y un batido de chocolate hicieron un desayuno bastante aceptable.
A los 8:30 nos recogía la camioneta para empezar la excursión que contratamos 2 días antes con la empresa Lanta GardenHill, de la que vimos buenos comentarios en tripadvisor, por 1300THB por persona nos incluía la comida, fruta, agua, gafas de buceo y lo más importante la National park Fee, así que no teníamos que pagar nada extra. Esta vez nos montamos en una lancha rápida, en un día de viento me pensaría si subir a una de estas, hoy hace un día fantástico y la lancha dio algunos botes que bañaron a más de uno. En unos 45 minutos llegamos al paraíso virgen de Koh Rok, realmente son dos islas, Koh Rok Yai, que es la visitable y Koh Rok Noi, en la que estuvimos haciendo snorkel.
- Primera parada para snorkel. Paramos más o menos entre las dos islas, no olvidaré ese momento en el que salté de la barca y vi por primera vez lo que había bajo el agua. Aquello era una maravilla de la naturaleza, habíamos hecho snorkel en otras zonas pero esto era otro nivel, no se puede comparar ni de lejos con lo que hemos visto en el resto de lugares. Había corales por todos sitios y peces de todos los colores, formas y tamaños que te pasaban a menos de un metro, Vanesa y yo estábamos alucinando.
- Segunda parada de Snorkel. Otros 30 minutos soñando bajo el mar. Tras unos 10 o 15 minutos encontré a Nemo y tras este primer avistamiento empezamos a encontrar muchos otros peces payasos, era mejor que los documentales de la 2. Vimos de todo, peces mariposa, trompetas, agujas, estrellas de mar, peces payaso, peces loro y muchísimos más que no tengo ni idea de que peces eran.
- La playa de Koh Rok Yai. Tras las dos paradas de snorkel nos fuimos a la playa para comer. La comida estuvo muy rica y muy bien organizada, los que quisimos pudimos hasta repetir. Aqui pasamos 1 hora y 45 minutos, podías relajarte en esta playa virgen o seguir haciendo snorkel si lo preferías.
- Última parada de Snorkel. En esta última parada nos dieron 50 minutos. Aquí vimos todos los peces anteriores más una preciosa morena, una pasada. Si algo tengo claro tras este viaje a Tailandia es que si algún día tengo la suerte de volver a este país el sitio que seguro repetiría sería Koh Rok.
A las 16:00 llegamos de regreso a Koh Lanta, volvimos muy contentos, intentando asimilar todo lo que nuestros ojos habían visto bajo el mar y con la espalda achicharrada de tantas horas haciendo snorkel, pero eso es lo de menos. El barco nos dejó muy cerca de nuestra guesthouse, así que nos quedamos en la playa a darnos un baño algo más relajado, esta vez sin medusas.
Volvimos a ver el atardecer en la playa igual que el día anterior pero cambiando los cócteles por un par de cervezas y un paquete de patatas fritas del 7 eleven, mucho más económico. Mientras el sol caía disfrutamos del show que ofrecen todas las noches los cangrejos ermitaños que comienzan a salir por todas partes.
Para cenar teníamos algo claro, que no volveríamos a caer en la trampa del Tiger Wings, ni ningún otro lugar parecido. Una regla general que hemos aprendido por la experiencia de estos días que llevamos por Tailandia, es que normalmente donde mejor y más barato se come es allí donde lo hace la gente local, sin importar la apariencia que tenga el lugar, por supuesto siempre con un mínimo de sentido común. Una vez localizamos el sitio salimos súper contentos, comimos mucho mejor y por la mitad de precio del día anterior.
A los 8:30 nos recogía la camioneta para empezar la excursión que contratamos 2 días antes con la empresa Lanta GardenHill, de la que vimos buenos comentarios en tripadvisor, por 1300THB por persona nos incluía la comida, fruta, agua, gafas de buceo y lo más importante la National park Fee, así que no teníamos que pagar nada extra. Esta vez nos montamos en una lancha rápida, en un día de viento me pensaría si subir a una de estas, hoy hace un día fantástico y la lancha dio algunos botes que bañaron a más de uno. En unos 45 minutos llegamos al paraíso virgen de Koh Rok, realmente son dos islas, Koh Rok Yai, que es la visitable y Koh Rok Noi, en la que estuvimos haciendo snorkel.
- Primera parada para snorkel. Paramos más o menos entre las dos islas, no olvidaré ese momento en el que salté de la barca y vi por primera vez lo que había bajo el agua. Aquello era una maravilla de la naturaleza, habíamos hecho snorkel en otras zonas pero esto era otro nivel, no se puede comparar ni de lejos con lo que hemos visto en el resto de lugares. Había corales por todos sitios y peces de todos los colores, formas y tamaños que te pasaban a menos de un metro, Vanesa y yo estábamos alucinando.
- Segunda parada de Snorkel. Otros 30 minutos soñando bajo el mar. Tras unos 10 o 15 minutos encontré a Nemo y tras este primer avistamiento empezamos a encontrar muchos otros peces payasos, era mejor que los documentales de la 2. Vimos de todo, peces mariposa, trompetas, agujas, estrellas de mar, peces payaso, peces loro y muchísimos más que no tengo ni idea de que peces eran.
- La playa de Koh Rok Yai. Tras las dos paradas de snorkel nos fuimos a la playa para comer. La comida estuvo muy rica y muy bien organizada, los que quisimos pudimos hasta repetir. Aqui pasamos 1 hora y 45 minutos, podías relajarte en esta playa virgen o seguir haciendo snorkel si lo preferías.
- Última parada de Snorkel. En esta última parada nos dieron 50 minutos. Aquí vimos todos los peces anteriores más una preciosa morena, una pasada. Si algo tengo claro tras este viaje a Tailandia es que si algún día tengo la suerte de volver a este país el sitio que seguro repetiría sería Koh Rok.
A las 16:00 llegamos de regreso a Koh Lanta, volvimos muy contentos, intentando asimilar todo lo que nuestros ojos habían visto bajo el mar y con la espalda achicharrada de tantas horas haciendo snorkel, pero eso es lo de menos. El barco nos dejó muy cerca de nuestra guesthouse, así que nos quedamos en la playa a darnos un baño algo más relajado, esta vez sin medusas.
Volvimos a ver el atardecer en la playa igual que el día anterior pero cambiando los cócteles por un par de cervezas y un paquete de patatas fritas del 7 eleven, mucho más económico. Mientras el sol caía disfrutamos del show que ofrecen todas las noches los cangrejos ermitaños que comienzan a salir por todas partes.
Para cenar teníamos algo claro, que no volveríamos a caer en la trampa del Tiger Wings, ni ningún otro lugar parecido. Una regla general que hemos aprendido por la experiencia de estos días que llevamos por Tailandia, es que normalmente donde mejor y más barato se come es allí donde lo hace la gente local, sin importar la apariencia que tenga el lugar, por supuesto siempre con un mínimo de sentido común. Una vez localizamos el sitio salimos súper contentos, comimos mucho mejor y por la mitad de precio del día anterior.