Como desde la ventana de la habitación se veía el canal del río Ill, cuyo borde estaba, ya de mañana, transitado por gente haciendo deporte y paseando bajo la mañana soleada que se había presentado, decidimos que por allí mismo comenzaríamos nuestra visita de la ciudad.
Después del desayuno nos encaminamos por la ribera del canal hasta alcanzar le Barrage Vauban, (Presa Vauban), que se encuentra muy cercana. Es como un puente que tenía un carácter militar y en su día servía para reforzar las fortificaciones de madera medievales. Bajo los trece arcos de este puente, se podían cerrar las compuertas y se inundaba así el frente sur de la ciudad, evitando cualquier eventual asalto. En la cima del edificio se ha acondicionado una agradable terraza panorámica, de libre acceso, desde dónde se puede ver gran parte del trazado de la ciudad y de sus canales, el perfil de los campanarios de las iglesias más importantes de Estrasburgo, el edificio moderno con fachada en forma de tablero de damas colorista del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo…. También desde aquí la visión de los Puentes Cubiertos y su reflejo en las brillantes aguas de los canales que bajo los mismos se deslizan, es una pasada total.
Por la terraza de la Presa Vauban cruzamos a la otra orilla del canal y nos fuimos directamente hacia los Puentes Cubiertos (Ponts Couverts). Pese a que ahora estos puentes están descubiertos al haber perdido su techo en el siglo XVIII, siguen manteniendo su nombre y también su belleza. Sobre ellos se alzan cuatro torres medievales, macizas y cuadradas que son un recuerdo de una antigua fortificación que tenía hasta ochenta torres y rodeaba la ciudad.
Detrás de los puentes se dibuja la configuración de un barrio situado sobre un delta fluvial formado por los tres canales del río Ill que se dirigen hacia los molinos, (a los que habría que añadir el canal de navegación y el canal de los Faux Remparts para completar los cinco canales del río), y en los que es posible aún apreciar los restos de los molinos de agua, los diques y las esclusas.
Aquí comienza La Petite France. Es el barrio más evocador de Estrasburgo, en él se aúna el romanticismo de sus canales con una construcción tradicional de gran belleza. Antes barrio de los pescadores, de los molineros y de los curtidores. Aunque su nombre tiene un origen algo más prosaico. El mismo se debe a un hospital especializado en tratar la sífilis, conocida como el “mal francés”, enfermedad importada de Italia por los soldados del rey Francisco I. El hospital después desapareció y el nombre del barrio perduró.
Desde los Puentes Cubiertos se puede acceder al barrio de la Petite France por diferentes direcciones. Una vez recorridos y fotografiados estos puentes, las torres, los canales, los edificios colindantes, los muelles de los distintos canales, volvimos sobre nuestros pasos y a través del Quai du Woerthel accedimos a la Rue des Moulins para llegarnos hasta el Point Saint Martin. Ya nos vamos percatando de lo pintoresco de estas calles y, sobre todo, de lo pintoresco de sus casas típicas alsacianas con entramados de madera, casas en su mayoría construidas entre el siglo XVI y XVII y adornadas con ventanales cargados de flores. Se nos van apareciendo rincones y recovecos preciosos.
Desde el Point Saint Martin hay una vista estupenda del canal de navegación y de las casas que vierten al mismo. El restaurante Saint Martin es una de ellas, parece una casita de cuento. Dicen que se come bien en él y a precio mejor de lo que cabría pensar, dada su situación. También desde este puente se distingue el Pont du Faisan, puente giratorio del siglo XIX, que se desplaza para el paso de las embarcaciones y la esclusa que propicia esta navegación.
Retrocedemos por Rue des Moulins hasta adentrarnos en el barrio por la Rue du Bain aux Plants. Si en los Ponts Couverts hubiéramos seguido derecho en lugar de retroceder, habríamos accedido a esta calle Bain Aux Plants. La Maison Lohkäs nos recibe a nuestra izquierda, ofreciendo actualmente un restaurante. El nombre es quizá algo extraño. El término Loke alude al tanino utilizado para secar las pieles de los curtidores.
Y a nuestra derecha ya nos encontramos con la más famosa de las casas de este barrio, Maison des Tanneurs (Casa de los Curtidores), con sus preciosas galerías de madera muy adornadas con macetas. Esta casa era en otro tiempo la sede de la corporación de estos artesanos.
La misma se encuentra en un ángulo de la encantadora Place Benjamin Zix. Esta plaza es un lugar privilegiado para admirar las antiguas casas de los curtidores, con techumbres de anchos vanos para facilitar la ventilación de los áticos dónde se secaban las pieles. Un lado de la plaza se abre al canal de navegación y sirve como estupendo mirador del paso de las embarcaciones, de las maniobras en la esclusa y del movimiento lento y seguro del Puente Faisan.
Seguimos callejeando, fundamentalmente por la Rue des Dentelles (calle de los encajes), que ofrece una sucesión de mansiones pintorescas con patios amplios, techos inclinados y abiertos sobre desvanes. Casas ocupadas en su mayoría por restaurantes, hoteles y tiendas. Abundan las tiendas de temática navideña. No podemos olvidarnos lo importantes que son los mercados navideños en toda la región de Alsacia. Finalizada Rue des Dentelles nos volvemos a encontrar con el Pont Saint Martin.


Por la Rue de la Monnaie alcanzamos la Place Saint Thomas dónde se encuentra el templo luterano del mismo nombre. Como es domingo, están celebrando culto y no se puede visitar. Dejamos su visita para más tarde.
En la Place Saint Thomas termina, o comienza, el barrio de la Petite France. Ha sido un paseo y recorrido hecho como dentro de un cuento.
Continuamos caminando por el Quai Saint Thomas y la Rue de la Douane, admirando palacetes del siglo XVIII a orillas del Ill, hasta alcanzar el Pont du Curbeau (puente del Cuervo). A ambos lados de este puente, el edificio medieval de la Ancienne Douane y el edificio de la Ancienne Boucherie, renacentista, que alberga el Museo Historico de la Villa de Estrasburgo, en el cual parecía que habían finalizado las labores de restauración, pero no estaba abierto.
Cruzamos el Pont du Curbeau para admirar el precioso edificio, (en realidad son varios palacios renacentistas interconectados) situado en el Quai Saint Nicolas que alberga el Mueso Alsaciano. El precio de entrada es de 6.5€ y a juzgar por su fachada y techos, el zaguán de entrada que tiene y el patio al que echamos un vistazo, tiene que estar chulísimo.
Siguiendo por el Quai des Bateliers y cruzando por el siguiente puente llegamos al muelle delante del Palacio Rohán. A su lado es de dónde salen los barcos para dar un paseo por el canal del Ill, lo lleva la empresa Batorama. Lo dejamos para más tarde, porque…
Tenemos una cita importante a las 12:30 dentro de la Catedral, con la función del reloj astronómico. Para llegar a la catedral atravesamos la Place du Marché aux Cochons de Lait, con casas alsacianas bastante bonitas y que se encuentra muy animada, atestada de gente.
Y por un pasadizo que se llama Passage Hans Hauss, (fue el conservador de los museos de Estrasburgo durante una época), que se encuentra solitario y al que da el jardín medieval del Museo de L’Oeuvre de Notre Dame. Un jardín precioso. Y otro museo al que dejamos de lado.
Los exteriores de la catedral presentan un color distinto al que ayer tarde nos encontramos, hoy luce el sol sobre la fachada de sillares de piedra haciendo más patente la piedra arenisca roja de los Vosgos de dichos sillares. Aprovechamos la buena luz para repetir las fotos del día anterior, un tanto oscuras.
Para ver esta función completa del reloj astronómico de las 12:30 hay que entrar por la portada del crucero del mismo nombre, que se encuentra cubierta de andamios por restauración, previo pago de 2€. Hay que llegarse con tiempo porque aquello se llena de visitantes. Aunque hoy como es domingo, la entrada es libre.
El Reloj Astronómico es una herencia de la Reforma. Lleva allí casi 600 años, con una historia azarosa y varias reformas, pero muchos elementos son los originales. Está considerado como “monumento histórico”.
En el primer nivel, una esfera con diversas agujas indica el tiempo solar real, el movimiento de la luna y la salida y puesta del sol. La figura de Apolo marca el día del calendario. En el nivel superior, desfilan los carros con los dioses de la semana: Apolo, el domingo, la Luna, el lunes, Marte el martes, Mercurio el miércoles, Júpiter el jueves, Venus el viernes y Saturno el sábado. Sobre la gran esfera con el sistema solar, el globo lunar gira en función de las fases de la luna. En la primera galería superior, uno de los ángeles de la vida desfila cada cuarto de hora frente a la muerte, armada con una guadaña, que hace sonar la hora golpeando una especie de campana con dicha guadaña.
En esta función se oyen perfectamente los doce toques de la guadaña. Justo después de estos toques, en un nivel superior, comienzan a desfilar los doce apóstoles delante de un Cristo Victorioso cuya mano derecha mueve en señal de salutación cada vez que uno de los apóstoles pasa delante de él. Cada apóstol camina erguido y cuando llega enfrente del Cristo, se gira y parece saludarlo con la cabeza. Mientras, el gallo, situado por encima, a la izquierda mirando de frente, bate sus alas y canta tres veces, con un canto algo desafinado. Dicen que representa las negaciones de San Pedro.
Una obra maestra, por sus figuras autómatas, su calendario, el planetario..

Justo al lado del reloj se encuentra el magnífico Pilar de los Ángeles. Es una obra maestra de la escultura gótica. Las estatuas están esculpidas en el mismo bloque de gres que la columna y transmiten una intensa sensación de movimiento. Este artesano fue el primero en dotar de dinamismo a sus figuras. En el primer nivel se encuentran los cuatro evangelistas, cada uno con su símbolo, sobre ellos, los ángeles hacen sonar las trompetas. En la parte superior aparece Cristo sentado con los resucitados a sus pies y rodeado de ángeles portadores de instrumentos de la pasión.

Frente al Pilar de los Ángeles, a la izquierda del reloj, en una balaustrada, hay un personaje apoyado en la misma, cuya mirada se dirige al pilar. Hay una leyenda que dice que dicho personaje se burlaba del artesano y decía que en cualquier momento se quebraría el pilar y, como represalia, el artesano le habría obligado a observar su obra maestra hasta la eternidad.
Pero en el interior de la catedral hay más obras notables.
No debemos olvidarnos de ver el púlpito construido por Hans Hammer en 1485. Es una obra de esculpido y calado que más bien pareciera una pieza de orfebrería con unas cincuenta pequeñas estatuas, magnífico ejemplo del gótico flamígero. Soportando la base de la escalera hay una escultura de San Alejo en postura de descanso. Quiere expresar el pasaje de la vida de este santo que abandonó su casa y matrimonio y que al volver a la casa paterna fue relegado a vivir debajo de la escalera. No lo reconocieron hasta después de su muerte.
Hay que admirar el conjunto armonioso de sus altas naves, la capilla de Santa Catalina con un Cristo crucificado en su portada, las vidrieras coloristas, muchas de ellas son las originales.
En el crucero norte, en el antiguo Baptisterio hay una representación escultórica del Monte de los Olivos.
En la capilla de San Juán, de estilo gótico primitivo, se conservan otras dos obras maestras de la escultura: el epitafio llamado de Pseudo-Busnang, una virgen, un Cristo bebé, un canónigo, con una gran realismo en la expresión, mérito de Nicolás de Leyde. En el fondo de la capilla, se conserva la lápida de la tumba del obispo Conrad de Lichtemberg.
El órgano monumental y colorista posee una destacada caja adornada con autómatas que data de finales de la Edad Media.
Comimos en un restaurante frente a la Maison Kammerzel y probamos nuestra primera tarte flambée.
Y para no molestar mucho a la comida que hemos ingerido no se nos ocurre mejor idea que darnos un paseo en barco por el canal del Ill. Como dije, estos barcos los gestiona la empresa Batorama y tienen su salida en el muelle Rohán. Su precio es de 12.5€, con una audioguía en español, y duran un poquito más de una hora. La tarde está soleada y hace una temperatura estupenda como para navegar a techo descubierto.
La audioguía va comentando lo que vamos viendo al paso de la embarcación. Imposible acordarse de todo lo que comenta. Lo primero que nos cuenta es una historia sobre el Pont du Curbeau. Puente del Cuervo. En la Edad Media los condenados a muerte eran encerrados en jaulas de hierro y desde este puente los descolgaban hasta introducirlas en las aguas del Ill.
Cour du Curbeau, Museo Alsaciano, Iglesia Saint Thomas, funcionamiento de la exclusa, pasar por debajo de los Puentes Cubiertos…..
Si tienes poco tiempo de estar en la ciudad es una buena y cómoda opción para conocer un poquito más de la misma. Sobre todo del barrio Europeo, dónde se encuentran los edificios de las instituciones europeas, Consejo de Europa, Parlamento europeo.
Una vez desembarcados y desembarazados del sopor vespertino nos dimos un paseo precioso por la misma ribera del Ill, no por arriba en los muelles, sino al mismo nivel del agua.
Y por esta vía nos llegamos hasta la iglesia Saint Thomas, que ya está abierta. Como ya mencioné, esta iglesia se alza sobre la plaza del mismo nombre. Es una de las más importantes iglesias luteranas de la ciudad. Fue construida entre los siglos XII y XIV con estructura románica y gótica de piedra rosada, destacando su exterior macizo. Fue fundada por monjes irlandeses y fue la primera en adoptar el protestantismo cuando la ciudad se convirtió a la Reforma en 1529. En su interior alberga un verdadero mueso de monumentos funerarios. El más conocido es el mausoleo del Mariscal de Sajonia, obra maestra de la estatuaria del siglo XVIII creada por Pigalle.
Nuestra siguiente parada es el Palais Rohán, a visitar el Museo de Bellas Artes que se encuentra en la primera planta de este palacio, así como la exposición temporal de Ribera y su apostolado en la Galerie Heitz del mismo palacio. La entrada cuesta, al igual que otros museos, 6,5€ y la de Ribera era gratuita comprando la anterior. El museo de bellas artes tiene una colección importante de obras anteriores a 1870. Especializado en la pintura italiana y de Flandes, comprende obras maestras de Giotto, Rafael, Veronés, Lucas de Leyden, Peter de Hoog. Y algunos otros países. De España hay obras de El Greco, de Goya. En este museo se encuentra ubicada “la Belle Strasbourgeoise” pintado por Nicolás de Larguilliere. Los tikect de la entrada tiene impresa esta bella pintura. Y también fue una gozada poder ver casi completo todo el apostolado de Ribera.
En la calle Merciére nos tomamos un descanso sentados en la terraza de un barecito disfrutando de una exquisita crepe. Admirando las hermosas viviendas de los siglos XVI y XVII.
En la plaza de Gutemberg se encuentra la Cámara de Comercio del siglo XVI, que hizo las funciones de ayuntamiento durante la revolución francesa. Una estatua de Gutemberg ocupa el centro de la plaza.
La plaza Broglie acoge el actual Ayuntamiento de la ciudad y el edificio de la ópera. Aquí fue dónde se escuchó por primera vez la Marsellesa, el himno de Francia. L’Hotel de Ville es un edificio considerado monumento histórico. En un principio fue la residencia particular de un conde y actualmente mantiene la decoración interior por lo que conserva secretos y antigüedades del siglo XVIII. En esta plaza también se instala un famoso mercado de navidad.
Cruzamos por el Pont du Théatre el Canal des Faux Remparts hasta la Place de la Republique. La plaza está construida alrededor de un jardín circular que tiene zonas verdes para pasear, arbustos podados con formas, centros de macizos de flores, una estatua de aspecto clásico de varias figuras en el centro. Esta estatua representa a una madre llorando por sus dos hijos muertos que han luchado en la guerra de Alsacia. Cada hijo es de un país distinto, uno de Francia y otro de Alemania. Varios edificios enormes, con aspecto neo renacentista, rodean esta plaza. El palacio del Rhin, donde se alojaba el emperador alemán cuando visitaba la ciudad. La Biblioteca Nacional y Universitaria de Estrasburgo, es la segunda más grande de Francia. El Teatro Nacional de Estrasburgo.
Desde esta plaza nos fuimos volviendo paseando por los muelles de este canal del río Ill. Por el Quai Kellerman nos desviamos hasta la iglesia protestante Saint Pierre le Jeune porque nos llamó la atención su campanario. Es una iglesia con un pequeño pórtico gótico muy bonito y con buenas estatuas. Al parecer es un templo con mucha historia y bastante importante. Tiene una zona antigua, la cripta, que data de la primera construcción en 1031. Su interior no pudimos verlo porque estaba cerrada. Dicen que posee varias capillas góticas, un órgano original antiguo, una pila bautismal interesante, un altar principal de gótico tardío y frescos neogóticos. En uno de sus laterales quisimos entrever parte del jardín de su claustro romántico que tiene pinturas murales.
Y seguimos bordeando este canal hasta llegar al hotel. Menudo paseo!, pero muy gustoso.
Como la crepe seguía pesando en el estómago, pese a lo mucho que hemos andado, nos tomamos algo ligerito en el bar del hotel y directos a la cama. Mañana nos vamos de la ciudad.