¡Esto ya se acaba! Es nuestro último día completo en Escocia, así que nos dedicaremos a realizar un recorrido por algunos de los lugares que nos quedan pendientes de visitar, además de aprovechar para comprar los souvenirs para la familia y amigos.
En la Royal Mile, en la acera opuesta al Pub Ther World's End, unos metros calle abajo, se encuentra la Casa de John Knox, considerado el fundador del presbiterianismo, que vivió aquí entre 1561 y 1572, posteriormente fue utilizada como parroquia. Es una de las casas más antiguas de la Old Town.

Desde aquí nos dirigimos al National Museum of Scotland. Hasta ahora habíamos evitado su visita: lo dejábamos para cuando tuviésemos que resguardarnos de la lluvia, pero.. ¡hemos tenido un tiempo magnífico!
Este museo es impresionante, serían necesarios 4 días para verlo completo: zoología, historia, deportes e incluso la clonada oveja Dolly, aunque las obras no nos permitieron verla.


Para los que nos gusta la F1, ver el bólido de Jackie Stewart es una gozada. Jackie Stewart es uno de los más famosos pilotos de F1, que consiguió ser campeón del mundo y que todavía se deja ver por los circuitos con sus discretos pantalones.

Y por si fuera poco, este museo cuenta con una fantástica terraza panorámica.

Muy cerca, en 4A Forrest Rd, está Mums Restaurant, que nos había recomendado una amigo. Se trata de una restaurante de comida casera, ambientado en los años 50. La comida y bebida de los cuatro ascendió a 48,50£ (salmón a la plancha, carne estofada,...).


Una vez comidos, volvemos a la Royal Mile, tenemos reservada hora para visitar The Real Mary King's Close. Nosotros hicimos la reserva dos días antes para hacer la visita guiada, pero también se puede hacer a través de la Web The Real Mary King's Close.
Mary King´s Close es uno de los callejones situados bajo los edificios del Old Town, en la Royal Mile. Se trata de un conjunto de callejones que quedaron sepultados por las nuevas construcciones. En realidad es el recordatorio del lado oscuro de la ciudad, que en parte se perdió en incendios y reformas urbanísticas, pero que sigue vivo bajo el asfalto. Donde hoy vemos edificios de piedra, en su tiempo hubo un auténtico hormiguero de viviendas, callejones, pasajes cubiertos y sótanos.
Debido a los pantanos al norte de ciudad, Edimburgo no pudo crecer a lo ancho, así que hasta el siglo XVIII, la Royal Mile estaba flanqueados por inestables edificios de cinco y seis plantas. Allí se hacinaban familias, comerciantes, artesanos, escritores, buscavidas, prostitutas y malhechores. Nuestro guía, Mario, nos acompañó en un recorrido por una casa del siglo XVI, por un hogar infectado por la peste, por el hogar de un sepulturero... Aquí no hay gente disfrazada de fantasmas para asustar al personal, sino que es una verdadera lección de historia viva que todos deberíamos conocer.
Una de las cosas que te pone los pelos de punta es el rincón de Annie, una pequeña niña que llora desconsolada porque perdió su muñeca hace cientos de años. Muchos visitantes llevan muñecos, golosinas o juguetes para consolar a Annie y que deje de vagar por los callejones, y allí están en un rincón amontonados. Según nos explicó Mario, todos estos muñecos que llevan los visitantes son donados para los niños que más los necesitan. ¡Lástima no haberlo sabido antes!
Y una vez en el exterior nos decidimos por ir a Leith a ver el Britannia, el "botecillo" de la familia real que desde que se retiró del servicio se ha convertido en un museo. Desde Edimburgo se puede ir en autobús, en las lineas 11, 22 o 35 de Lothian Bus, desde Princess Street. Hay que bajarse en la última parada, en Ocean Terminal.

La visita al Britannia comienza en la segunda planta del centro comercial Ocean Terminal, en el centro de visitantes, con la tienda. Lamentablemente tuvimos que conformarnos con verlo desde la terraza, porque ya era un poco tarde.
De regreso a Edimburgo, tras pasar por la ducha y adecentarnos, es el momento de ir a cenar. Queremos despedirnos de Edimburgo como nos merecemos, con una buena cena. Y lo hacemos en el mismo sitio que empezamos, hace ya casi dos semanas, en The Filling Station.
Al salir del restaurante, en un puesto de Fish & chips vemos que venden Deep Fried Mars Bars, que nos recomendaron en la visita a Stonehaven. Nos decidimos a comprar dos para probarlos y... riquísimo, lástima que sea una bomba calórica. En fin será mejor ir a tomar unas cervecitas para que bajen bien.


