Hay dos maneras de llegar a Chefchaouen desde Tetuán: la corta, por la N2 y la larga, costeando por la N16 y cogiendo el desvío que ofrece la P4105. Nosotros escogimos la larga, pensando pasar todo el día entre playa y montaña. Sin ninguna duda ésta es la mejor opción porque nivel paisajístico es espectacular, pero no para el verano ya que el calor y otros factores puramente locales nos hicieron recortar en medio día el plan que con tanto mimo había preparado, desbaratando un poco la posterior estancia en Chefchaouen.
El caso es que salimos de Tetuán tempranito y cogimos la carretera de la costa ante la promesa mil veces leídas de encontrar una costa “para descubrir”. Pues nada, está descubierta, pero bien descubierta.
La carretera es de montaña, pero no está muy mal, lo peor es lo mal se conduce por aquí, ¡madre mía! cualquier lugar vale para adelantar, en cualquier momento algún coche puede frenarse y parar… sin embargo no vimos en ningún momento del viaje ningún accidente, se conduce mal pero despacio.
A la mala conducción se le suma que la carretera está llena de gente que viene de mitad de la sierra y va andando hacia no se sabe dónde, o que directamente se queda sentada (o tumbada) a un lado del arcén, a pleno sol, esperando ¿qué?
La zona es preciosa porque retoma la orografía del final del Estrecho, apareciendo una costa de pequeñas calas rodeada de una sierra que cae a pico hacia el mar. Los paisajes son muy hermosos, pero la niebla que aún queda no nos deja apreciarlos en plenitud, poniendo un velo en todo el paisaje.
El caso es que salimos de Tetuán tempranito y cogimos la carretera de la costa ante la promesa mil veces leídas de encontrar una costa “para descubrir”. Pues nada, está descubierta, pero bien descubierta.
La carretera es de montaña, pero no está muy mal, lo peor es lo mal se conduce por aquí, ¡madre mía! cualquier lugar vale para adelantar, en cualquier momento algún coche puede frenarse y parar… sin embargo no vimos en ningún momento del viaje ningún accidente, se conduce mal pero despacio.
A la mala conducción se le suma que la carretera está llena de gente que viene de mitad de la sierra y va andando hacia no se sabe dónde, o que directamente se queda sentada (o tumbada) a un lado del arcén, a pleno sol, esperando ¿qué?
La zona es preciosa porque retoma la orografía del final del Estrecho, apareciendo una costa de pequeñas calas rodeada de una sierra que cae a pico hacia el mar. Los paisajes son muy hermosos, pero la niebla que aún queda no nos deja apreciarlos en plenitud, poniendo un velo en todo el paisaje.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Llegamos así, entre calas y montañas asomadas al mar al precioso pueblo de pescadores de Oued Laou, nuestro primer destino.
¿Precioso pueblo de pescadores? ¿dónde? Los bloques de pisos y las grandes urbanizaciones playeras lo ocupan todo. El paseo marítimo, al igual que vimos cerca de Tetuán, está recién hecho y es muy bonito, quedando la playa organizada con una hilera de sombrillas y butacas (obviamente de alquiler) ¿y las barquitas azules de las fotos? Nada, una playa preciosa, pero no es lo que buscamos, así que a seguir.
¿Precioso pueblo de pescadores? ¿dónde? Los bloques de pisos y las grandes urbanizaciones playeras lo ocupan todo. El paseo marítimo, al igual que vimos cerca de Tetuán, está recién hecho y es muy bonito, quedando la playa organizada con una hilera de sombrillas y butacas (obviamente de alquiler) ¿y las barquitas azules de las fotos? Nada, una playa preciosa, pero no es lo que buscamos, así que a seguir.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
¿Se aprecia Oued Laou entre la niebla? sí, todo eso es
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Y su paseo marítimo
Nuestro segundo destino era Targha. Un pueblecito que tiene la particularidad de que en mitad de su playa hay una enorme roca con un castillo. Sí, tal cual. Como podéis entender, si las expectativas hacia Oued Laou eran altas, las de Targha llegaban poco menos que a las nubes.
¿Qué encontramos? Aquí sí había un pueblo y una playa sin sombrillitas de alquiler, pero una hilera enorme de casetillas y campings en primera línea de playa no dejaba siquiera ver el mar. Buf, de Matalascañas 2016 a Matalascañas 1966, sin término medio.
¿Y el castillo en la roca? Es tan espectacular como lo imaginaba, pero había sido tomado por grupos de hombres más o menos jóvenes, ociosos y hostiles hacia una familia española que no tenía nada que hacer allí. Hombres por todos lados, comprando, vendiendo, bebiendo té, no haciendo nada. Las mujeres se mostraban tremendamente invisibles, vestidas muchas de ellas con el vistoso traje típico bereber, ocupándose de las tareas más duras del campo, del ganado y del hogar.
¿Qué encontramos? Aquí sí había un pueblo y una playa sin sombrillitas de alquiler, pero una hilera enorme de casetillas y campings en primera línea de playa no dejaba siquiera ver el mar. Buf, de Matalascañas 2016 a Matalascañas 1966, sin término medio.
¿Y el castillo en la roca? Es tan espectacular como lo imaginaba, pero había sido tomado por grupos de hombres más o menos jóvenes, ociosos y hostiles hacia una familia española que no tenía nada que hacer allí. Hombres por todos lados, comprando, vendiendo, bebiendo té, no haciendo nada. Las mujeres se mostraban tremendamente invisibles, vestidas muchas de ellas con el vistoso traje típico bereber, ocupándose de las tareas más duras del campo, del ganado y del hogar.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Hilera infinita de campings en Targha, detrás está el mar
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El castillo en la roca (si os fijáis en los campings de al lado, veis lo enorme que es)
Visto el ambiente, desistimos del baño en la playa y volvemos de nuevo a Oued Laou para tomar la carretera comarcal que une la costa con Chefchaouen.
Esta carretera va siguiendo el cañón que forma el río Laou y es una maravilla de la naturaleza. Paredes naranjas, cortadas y afiladas hundiéndose muchos metros hasta el río, que se veía correr allá abajo. A veces se dulcificaban formando pequeños y fértiles valles, y a veces se mostraban crueles y afiladas. Un territorio salvaje de paisajes punzantes.
Esta carretera va siguiendo el cañón que forma el río Laou y es una maravilla de la naturaleza. Paredes naranjas, cortadas y afiladas hundiéndose muchos metros hasta el río, que se veía correr allá abajo. A veces se dulcificaban formando pequeños y fértiles valles, y a veces se mostraban crueles y afiladas. Un territorio salvaje de paisajes punzantes.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Un puestecillo allí en medio
En el cruce de Talembote, cogimos el desvío hasta la Presa de Akchour, punto de partida de dos de las más conocidas rutas de senderismo de la zona: la de Puente de Dios hacia un lado y la de las Cascadas hacia otro.
La carretera está un poco peor que la “principal” en el primer tramo y luego se vuelve una pista de tierra hasta llegar al parking de la presa. De todos modos, se puede circular bien con un coche normal (y el nuestro es bastante bajo). El parking y toda la zona está preparada de verano: mil chiringuitos jalonan los ríos y muchas familias marroquíes aprovechan para pasar el día allí.
La carretera está un poco peor que la “principal” en el primer tramo y luego se vuelve una pista de tierra hasta llegar al parking de la presa. De todos modos, se puede circular bien con un coche normal (y el nuestro es bastante bajo). El parking y toda la zona está preparada de verano: mil chiringuitos jalonan los ríos y muchas familias marroquíes aprovechan para pasar el día allí.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Tajines para todos
La zona sigue siendo maravillosa. La pequeña presa contiene un poco el agua, fría como la nieve, que forma pozatas rodeadas de vegetación. Desde ellas, se siguen viendo las rojizas rocas, es un paisaje precioso.
Iniciamos uno de los caminos con idea de encontrar una zona un poco más tranquila para darnos un baño y comer, pero a pesar de la vegetación y de la cercanía del agua, el calor es tremendo y nos impide seguir. Habíamos pensado llegar por la tarde a este lugar, ¡y aún era mediodía!
¿Un baño para refrescarnos en alguna de las pozas más cercanas? De nuevo el ambiente masculino nos echa para atrás. Los hombres, con sus modernos bañadores occidentales se bañan, se lucen y chulean tirándose de los sitios más peligrosos de la presa. Las mujeres, con sus ropas tradicionales (¡con ese calor!) apenas si meten los pies en el agua, ocupándose de los niños más pequeños y de la comida.
Quizás podíamos haber resuelto el día de otra manera, no sé. Pero no podía evitar sentirme incómoda allí, excluída de la algarabía general, y mi hija tenía la misma sensación. Terminamos bajando hacia una zona de merenderos para comer (merenderos “de pago”) y mi marido y mi hijo fueron los únicos que probaron el frío baño en el Farda.
Iniciamos uno de los caminos con idea de encontrar una zona un poco más tranquila para darnos un baño y comer, pero a pesar de la vegetación y de la cercanía del agua, el calor es tremendo y nos impide seguir. Habíamos pensado llegar por la tarde a este lugar, ¡y aún era mediodía!
¿Un baño para refrescarnos en alguna de las pozas más cercanas? De nuevo el ambiente masculino nos echa para atrás. Los hombres, con sus modernos bañadores occidentales se bañan, se lucen y chulean tirándose de los sitios más peligrosos de la presa. Las mujeres, con sus ropas tradicionales (¡con ese calor!) apenas si meten los pies en el agua, ocupándose de los niños más pequeños y de la comida.
Quizás podíamos haber resuelto el día de otra manera, no sé. Pero no podía evitar sentirme incómoda allí, excluída de la algarabía general, y mi hija tenía la misma sensación. Terminamos bajando hacia una zona de merenderos para comer (merenderos “de pago”) y mi marido y mi hijo fueron los únicos que probaron el frío baño en el Farda.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Desandamos la carretera de Talembote y nos vamos definitivamente a Chefchaouen, con medio día aún por delante y la firme convicción de que tenemos que volver a este lugar, pero desde luego no en verano.
Cualquiera que se quede leyendo el diario por aquí pensará que no he disfrutado nada con este viaje y que Marruecos me ha decepcionado. Nada más lejos de la realidad, pero es que esta zona rural del Rif es bien dura. Y que nadie me hable de "diferente ritmo de vida" por favor. Esto no tiene nada que ver con el Insha´Allah marroquí que todo lo arregla. Más bien parece un masculino Lunes al sol permanente.
Me sirvió de consuelo ver los Centros de ayuda a la Mujer que había en muchos de los pueblos que cruzamos y pequeños gestos, como el del castillo de Chaouen, que dedicaba sus salas al enorme trabajo cotidiano de la mujer bereber.
Cualquiera que se quede leyendo el diario por aquí pensará que no he disfrutado nada con este viaje y que Marruecos me ha decepcionado. Nada más lejos de la realidad, pero es que esta zona rural del Rif es bien dura. Y que nadie me hable de "diferente ritmo de vida" por favor. Esto no tiene nada que ver con el Insha´Allah marroquí que todo lo arregla. Más bien parece un masculino Lunes al sol permanente.
Me sirvió de consuelo ver los Centros de ayuda a la Mujer que había en muchos de los pueblos que cruzamos y pequeños gestos, como el del castillo de Chaouen, que dedicaba sus salas al enorme trabajo cotidiano de la mujer bereber.