Hoy domingo no tengo que hacer nada especial. Sólo esperar al lunes, cuando vienen las iraníes. Así que duermo como un campeón. Se me enciende la bombilla mientras desayuno… coño, dónde voy a meter a nazanin y Nasrin… en un tai spa? Hala, toca buscar algo menos cutre…
La casa de huéspedes del primer día, la mejor opción, está completa, mierda. Así, no me termina de convencer ninguna opción de booking, hasta que pienso en Airbnb. El milagro se ha hecho presente en Pavlo. Tiene un apartamento en pleno liberty square, de 70 metros cuadrados que está libre, a razón de 27$ la noche. Tiene cocina, salón con sofá cama y habitación con cama matrimonio y normal. Vamos, un chollo. Lo reservo no para mañana, sino que para hoy también. Así lo chequeo antes de que vengan mis invitadas.
Solventado el problema, toca echar un vistazo a diferentes sitios de la ciudad. No me apetece mucho ir de museos, que los hay. Así que comienzo a deambular y acabo en un mercado de segunda mano, en uno de los puentes de la ciudad, donde puedes encontrar cualquier cosa, siempre y cuando sea extravagante: incluso material quirúrgico. Es el flea market, situado en el Dry Bridge
Desde allí se me ocurre ir a comprobar el horario de trenes y autobuses para Batumi, ya que no está muy lejos. De paso, atravieso otra arteria comercial de la ciudad, como Rustaveli, pero al otro lado del río: Aghmashenebeli.
La estación de tren y la de los autobuses están pegadas. Me dicen que no hay plazas en el tren del martes a la mañana, así que olvidada la opción. Voy a los autobuses. Resulta que son minivans lo que te lleva a Batumi. De mediados del siglo pasado, por lo que veo. No me gusta nada lo que estoy comprobando… Además el tema del horario, como que no se sabe… Toca improvisar. Así que contacto con dos blablacar (los únicos que he encontrado) para ir hacia las 10:00 el martes. Aún, a fecha de hoy, 24h antes, está sin confirmar.
Ya he hecho los deberes (aunque tengo un suspenso como una catedral), así que ahora toca comer algo y acercarme al centro. En la zona de la estación de tren hay un mercado inmenso de productos frescos, pero no encuentro un sitio agradable donde comer. Todo es muy cutre. Me voy alejando según me manda google para tomar el autobús al centro y en la parada misma he visto un restaurante subterráneo (es típico aquí) donde ponen comida georgiana. Pido unas berenjenas con nueces y unos dumblings tan típicos, rellenos de champiñón. Acompañado por el sempiterno vino semi-dulce. Pues, tampoco me ha gustado tanto (excepto el vino). Pero con hambre, todo entra bien.
Ya en el bus me he dirigido hacia el Jardín Botánico, que sé que a Nazanin le gustan las flores y plantas (aún recuerdo la tarde en Karaj). La entrada cuesta dos laris, pudiendo hacerla por el barrio antiguo o por la colina de Narikala (la del teleférico). En sí mismo me ha parecido muy pobre. Está bien para dar un paseo cuando no hace demasiado calor, pero para quienes andéis justos de tiempo, no lo recomiendo. De hecho, así se lo comentaré a Nazanin y Nasrin.
Desde aquí me he desplazado a recoger mis cosas al puti-hostel, usar la wifi y acercarme a liberty square donde me espera Pavlo a las 7 pm. Por supuesto, he ido con tiempo de sobra, para llegar sólo unos 5 minutos tarde, después de haberme equivocado de autobús. Menos mal que me conozco…
El apartamento me ha encantado. Además tiene wifi y aire acondicionado. Decido quedarme el resto de la tarde allí, hasta que no puedo más y salgo a pasear por la noche por la bella Tbilisi. Esta ciudad, por la noche, es una preciosidad. No he podido evitarlo, he tenido que verla desde Narikala, después de montar en el teleférico. Por cierto, en frente de la estación del teleférico hay una fuente preciosa que sigue el ritmo de la música. La pena que no estaba iluminada (creo que habitualmente juegan con las luces, el agua y la música).
Nunca me canso de las vistas de Tbilisi por la noche, ni del ambientazo nocturno de la ciudad. Decido tomar la última copa de vino (aquí las copas son como tres txikitos de Bilbao) en La boheme, sentado en los mullidos sofas, contemplando las estrellas mientras chateo con Neda.