Pues no han sido siete horas como esperaba, más bien cinco horitas. Así que para las 5:00 am ya estaba de vuelta en la capital. El bus hace paradas intermedias en la propia ciudad, por lo que no he esperado a llegar a la Terminal.
Como quiero estar con cuanta más gente pueda, he optado por buscar un hotel cutre y barato bien situado. Así me he presentado hacia las 5:30 en el hotel Fardosi. Aunque llamé ayer preguntando por la habitación individual y no había problema, hoy sí lo hay. Así que me derivan a otro más cutre aún, Hotel Mehr, a 100 metros. La habitación doble sin baño dentro cuesta 95.000 tomanes, que me bajan a 90.000 (23€), desayuno incluido. No es económico siendo Tehran, pero hay que reconocer que me dejan hacer el check in antes de las 6:00.
Ya que es tan pronto, qué mejor cosa que hacer que comerme otra cabecita de cordero… después de preguntar a unas 10 personas (se dice pronto) consigo llegar a mi destino.
La primera visita, sorpresa, es Farnuz (mi cuarta anfitriona en la etapa anterior de Tehran). Así que para el museo que me dirijo. Primero agarro un metro para que el taxi me salga más barato. Pero la tontería hace que use la línea 3 del metro, cuyas paradas están señalizadas pero no avisan que el metro se las salta. Total que acabo más lejos del museo de lo que estaba antes del metro. Opto por el taxi entonces, pero me vuelven a engañar y pago unos 7 €, por una carrera que los locales no pagarían más de 3€.
Bueno, pero ya he llegado al museo, con mi regalito… vaya, pues está cerrada la cafetería. Llamo a Farnuz (adiós sopresa) y es que hoy entra a las 13:00. Pues nada… de vuelta para el hostel. Esta vez sí tomo precauciones: pregunto al taxista para que me lleve a la boca de metro de la línea 1 más cercana. Me piden 10000 tomanes y les mando a tomar por… Hasta que aprovecho que un chico para un taxi y me monto con él. 1300 tomanes.
Como el hotel está muy cerca (5 minutos) del trabajo de Amireza, el calzonazos, por si no te acuerdas, paso a hacerle una visita sorpresa. Esta vez, con éxito.
De vuelta al hotel a ducharme porque he quedado con Nazanin a las 14:00 para dar una vueltilla. Me espera en el otro hotel, en el que se supone que estaba, y es que se me ha olvidado avisarla del cambio.
Nazanin es una jovencita diferente. La tremenda represión del Islam en el poder de este país le ha pasado factura y lo demuestra en sus comentarios claramente pesimistas, incluso negativos, hacia su pueblo. Me ha resultado chocante en un principio, si bien la experiencia vivida en sus propias carnes ha ido explicando muchos de sus puntos de vista.
Nos movemos con metro hasta el norte de Tehran (donde fui con Khosro) y de allí con taxi colectivo hasta una zona más al norte, con restaurante agradables. Comemos, espera un poco que recuerde…… eso es, chicken kebap con arroz (cansino).
De allí nos hemos ido a recostar junto a un río, en plan momentazo, a ver si nos veía algún policía y nos arrestaba por no estar casados. No pienses mal, simplemente estábamos tomando te recostados y apoyados uno en otro, de la forma más natural del mundo. Pero esto es Irán. Nada, nos hemos salvado del arresto y la multa consiguiente.
Ya se nos hacen las 7 pm y le comento que voy a visitar a Farnuz hacia las 20:00, por si quiere pasar la noche con nosotros. Al principio es reacia, pero insistiendo… nos vamos en taxi para allá (50’, 8€).
Enseguida hace migas con Feri (hasta el diablo se transformaría en buena persona con esta chica) y nos vamos a tomar algo (bueno, es Irán, un café con pastel).
El hecho es que Farnuz nos propone ir a su casa a dormir… sí, igual la recuerdas, la de las cucarachas gigantes. Yo le aviso a Nazanin, pero ésta, después de consultar con su madre, acepta la propuesta de dormir con nosotros. Por supuesto, no pienso ir al hotel.
No ha sido una velada como la primera con Farnuz, pero sí ha habido poesía otra vez, así como diversos juegos ante el insomnio que se ha apoderado de nosotros.
Al final, abrazaditos como niños, hemos descansado unas tres horitas.
El jueves 28 de Julio (Dios, cómo pasan los días) hemos amanecido con otra cabecita de cordero y una amarga despedida de Farnuz (a la que creo que volveré a ver) y de Nazanin (a la que me encantaría volver a ver)
Cuando he llegado al hotel, me han mirado con mala cara… que se jodan, que ya les había pagado la noche. No obstante, alargo una segunda noche la estancia por la ubicación céntrica del sitio
Había quedado en visitar la cafetería de dos hermanos a las 9:30, pero evidentemente lo dejo para otro día (así se lo hago saber). Lo que sí puedo hacer es visitar a Khosro y su adorable familia. Estos días atrás lo había tramitado todo con Zhore, mi hija adoptiva. Asi que para las 12:30 ya estaba en su casa. El bueno de Khosro algo se había olido, cuando una horita antes su hija le reclama porque tienen un huésped especial en casa. No importa… el abrazo ha sido de los que rompen costillas. Y la cantidad de comida, de las que te llevan directo a urgencias. He estado esperando este rencuentro tanto tiempo…
Después de la comida, he ido con su familia a la zona de Jamshidie, en el norte de Tehran.
Allí nos hemos puesto al día, hasta que ha tocado la hora de volver al centro, pues había quedado con Moshen , el del happy ending, al lado del hostel. Me acompaña, cómo no, mi hijita.
Moshen tiene una huésped china para hoy. Enseguida hace migas con Zhore. Cae un batidito de helado de azafrán con zumo de zanahoria y estamos charlando una horita, porque tengo más visitas que hacer en este día tan completo.
Así, con ayuda de Zhore, me acerco a mi último encuentro del día. Sarvin, una amiga de Mehregan, me tiene preparado un momento cultural para la tarde. Así, después de despedirme de la hija de Khosro, me preparo para ver…. Una obra de chejov en farsi.
A pesar de la ayuda de la traducción simultánea, no puedo aguantar más y aprovechando el corte de la primera parte, opto por salirme. Sarvin me acompaña a tomar un cafecito y charlamos un par de horitas, hasta que decido que ya es hora de volver al hotel. Que el día ha cundido. No antes de contactar con algunos posibles surfers para mañana. A ver quiénes contestan.
Llego al hotel con la convicción de que será mi última noche en el mismo. Me sigue sin gustar el trato del staff… y además son 23€.
En efecto, el día siguiente dejo la mochila en el hostel y he salido al encuentro de Mehrdad., pues había quedado con él en Ferdoushi square a las 11:00. Mientras le espero (se ha retrasado 45 minutos) he recibido un mensaje de otra chica ,que no conocía aún, de Rasht (mi siguiente destino). Da la casualidad de que está en Tehran, jodé, a unos 15 minutos andando de mi posición, así que le comento para conocernos y esperar juntos a Mehrdad. Así se me ha hecho menos aburrida la espera.
Hemos ido al bazaar de los viernes. Una especie de rastro, no un bazaar normal, que cuenta con cuatro plantas y un montón de gente vendiendo cosas de primera y segunda mano. Me lo he pasado como un enano, regateando precios.
Cuando nos hemos despedido de Reihane, Mehrdad y yo nos hemos dirigido hacia la cafetería en la que estuvimos el primer día. Allí he disfrutado de su compañía así como la de sus amigos (realmente interesantes) durante más de tres horitas. Para que no se diga que no hago turismo, el buenos de Mehrdad le ha mandado al taxista parar cuando estábamos cerca de Hazadi tower. Era mi octava o novena noche en Tehran y no me había preocupado por verla, la verdad. Y es que en este viaje busco otras experiencias, una atmósfera diferente a la habitual, pues el país es propicio para ello.
Yo no sabía que el ser humano podía retener tanta agua en los lagrimales, pues no se me agota tras otra despedida de película dramática con Mehrdad.
El siguiente paso es visitar a Hamidreza y Elahe, los de la cafetería de ayer que no pude visitar. Llego en taxi sin problemas ya que Mehrdad se encarga de hablar con el taxista, que me deja en algo más de media hora en mi destino. En Tehran las carreras de taxi son raramente inferiores a la media hora, suponiendo que no lo compartas, claro.
Elahe es la felicidad personificada, Hamidreza es más tímido ya que nos separa la frontera del idioma. Allí he quedado con Farnoosh, quien hoy trabajaba sólo de mañana. Mientras estábamos converesando me ha llamado otra chica para quedar en otro momento, pero ante la imposiblidad de buscar un rato libre, la pobre mujer se ha traído el coche desde el culo del mundo para saludarme no más de diez minutos y desearme un feliz viaje por su país. Por desgracia, no recuerdo su nombre.
Antes de marcharnos ha aparecido un amigo de Elahe, poeta, que ante la petición de Farnoosh, ha declamado para mí dos poemas de Molaná (que por supuesto, todo el mundo en la cafetería se sabía de memoria). Ha sido vibrante. Ante mi reacción me ha comentado que todos los jueves tienen una “poetry party” y que estamos invitados. Le he comentado que estaré por el norte para entonces…. Hasta que la impulsividad me ha hecho reaccionar. Y por qué no volver a Tehran, será una experiencia única! Definitivamente, o no vuelvo a trabajar a mediados de septiembre, o termino mi viaje en Armenia.
Le comento a Farnoosh que me apetecería ir al cine con ella, así que otro taxi y buscar salas de cine. Resulta que vemos una en la que hay media docena de pelis en cartel, pero como es el aniversario de la muerte de “vayaustedasaber”, pues nada, que no hay cine. Que ese día está prohibido… bueno, todas las pelis, menos las de guerra. Entiendo que no me creas… yo tampoco me lo hubiera creído si no lo hubiera visto en persona.
Cambio de planes, otro taxi. Farnoosh decide ir a donde Cristo perdió las pistolas, allá por el norte de Tehran (90’ en taxi!!) para ir a un parque de atracciones y zona recreativa. Medio Tehran está aquí. La verdad es que después de hora y media en el taxi agradezco estirar las piernas. Todo el mundo nos mirar raro, ella con el pelo rosa yo con el pelo naranja… así que le digo que al menos que nos miren por algo: le agarro la cintura y allá que vamos abrazaditos.
La sorpresa era subir a una especie de montaña rusa de los tiempos de la abuela de los Alcántara (los de Cuéntame). La madre del cordero, qué miedo he pasado!!! Baste decir que cuando estás llegando al final del recorrido, si aún no has salido despedido, has de frenar manualmente el bicharraco tú mismo, no es automático… jodéééé´… y yo qué sabía? El tipo gritando en farsi noséquéhostias… hasta que se me ha encendido la bombilla… mierda, claro que tengo que frenar esto… demasiado tarde… si no estuviese en Irán iría a la mutua a por un collarín y a reclamar.
Un poco, bueno, un mucho, mareado salgo de la atracción, ante la contagiosa risa de Farnoosh. Bueno, al menos ahora podremos tumbarnos en la hierba, como todo el mundo, y disfrutar de la noche…
Pues va a ser que no. La brujilla no tiene llave del portal de su casa, sólo de su puerta. Jodé, pues son ya las 11:00 pm. Total, que tenemos que volver (Dios, otra hora y media en taxi no, por favor). Mientras nos marchamos, una familia nos ofrece chicken kebap y su compañía. Cómo me hubiera gustado quedarme con ellos. Al menos Farnoosh me da tiempo para saludarles y cogerles un espeto de la barbacoa, diciéndoles que no podíamos quedarnos.
Resumiendo el resto, otro taxi para llegar a la casa nueva de Farnoosh, allí nos hacemos con una llave, otro taxi para volver a mi hotel (sí, ya sé que se te había olvidado que había dejado allá la mochila), gracias a Dios está abierta la puerta. Otro taxi para volver a la casa de nuevo, con paradita para comprar otro kebap en un fast food.
Bueno, pues a eso de la 1:30 ya estamos, por fin, en mi nuevo alojamiento. Hay que reconocer que esta casa es mucho mejor que la anterior. Eso sí, el sofá y la cama no se los deseas ni al mayor enemigo, por lo que hemos dormido en el suelo del salón.
Tengo la suerte de que a Farnoosh madrugar le gusta tanto como a un gato callejero un buen baño, por lo que el día siguiente, sábado, nos levantamos hacia las 10:30. Como ella no entra a trabajar hasta las 14:00, tenemos tiempo para desayunar. Bueno, para Farnoosh, el desayuno es ir a un steak house y zaparte un filete en toda regla, acompañado de una sopa de champiñones. Yo le propongo que al menos me deje tomar un te o un café primero… y así hemos acabado en una cafetería de un hotel donde nos hemos hecho una foto para el álbum de recuerdos de la misma.
Después de dejar a Farnoosh en su trabajo, el taxi me lleva a una estación de metro. El plan es ir a visitar a Nazanin, que vive en karaj. Una población a las afueras de Tehran. La línea 5 del metro (En realidad, un tren) te lleva hasta allí en unos 40’. El problema es que las comibinaciones de líneas en Tehran son muy cutres. He tenido que tomar las líneas 2, 4 y 3, para poder llegar a la 5. En cada transbordo una espera media de 10’, ya que el imam ese de las pelotas, sí el del cine de ayer, se ve que tardaron en matarlo dos días, porque hoy también es fiesta y se nota en la frecuencia de metros.
Total, que dos horas pasaditas después llego a la estación de Karaj, donde Nazanin me está esperando.
Su plan es visitar un parque, con flores, plantas, árboles, animales,… en el centro de Karaj. La verdad que es el más bonito que he visto hasta ahora… y el precio es el mismo para todos, tal vez porque ni se imaginan que un turista vaya a aparecer por allá (2000 tomanes).
El sitio, como he dicho, es una gozada. La compañía de Nazanin es embriagadora, he de reconocerlo. Es una chica con unas ideas un tanto radicales, pero con una entereza que emociona. Me he propuesto hacer lo posible por ayudarla en su meta de una vida libre.
Bueno, filosofías aparte, unos cuantos heladitos de azafrán con zumo de zanahoria hacen el encuentro más interesante.
El objetivo era estar de vuelta en tehran para las 8:00 pm, ya que en la cafetería de Farnoosh hoy había una respresentación teatral de mimos, pero ciertos problemas personales que atañen a terceras personas y los momentos tan mágicos que he disfrutado con Nazanin (sólo ha faltado que nos arrestaran para que la experiencia hubiera sido completa) han hecho que se me fuera la noción del tiempo. Total, que ni metro ni hostias, nazanin me ayuda con un taxi que me ha de llevar directamente al museo, trayecto que durará unos 80’.
Farnoosh no está especialmente enfadada conmigo cuando le comento las circunstancias atenuantes…vamos que hoy no duermo bajo el puente.
Le comento algo que está rondando mi cabeza desde ayer… qué le parecería si después de Rasht, en vez de ir a Ardebil directo, me bajo a Tehran (noche de poesía) y al día siguiente me acompaña en avión a Ardebil. Está emocionada. Habla con su jefe para pedirse unos días de vacaciones (aunque este no le contesta aún) y con su madre para que nos prepare algo de cenar (quiere que me conozcan). Jodé!! Que sólo es para que me acompañe, que no soy su novio. Que puedo ser su padre… Pero bueno, que me gusta un montón su reacción.
En resumen otros 30’ en taxi, llegamos a la medianoche y tengo que cenar arroz con diferentes adimentos. Me comenta que les he caído en gracia a sus padres. Pero que por si acaso, les ha dicho que vamos a ir a dormir a la casa de haniye (allá por el 4 de julio, cuando conocí a Farnoosh, yo estaba con Haniye, su amiga). Evidentemente, sus padres hacen como que la creen.
Otro taxi para volver a su casa a eso de las 1:45 am. No sé cómo lo ha hecho, pero de repente, de su bolso tipo mary poppins aparece una botella de vodzca con toque de manzana!!!
Le digo que tengo muy mal recuerdo (bueno, no recuerdo exactamente) de mi última experiencia con el Araj. No obstante, nos proponemos darle una oportunidad. Jodééééé´qué hostias es esto!!! Ni los rusos de pura cepa son capaces de tomarse esto!!! Para mí que es algún tipo de alcohol casero, basado en el alcohol de 96º para desinfectar heridas… su padre!! Que casi vomito el primer sorbo. Total, que le agradezco la sorpresa pero que prefiero pasar de ello.
Así que nos recostamos y a dormir toca.
Al día siguiente, domingo, no puedo retrasar más mi viaje a Rasht (tengo al pobre host esperando desde hacer más de tres días). Bueno, un poco sí. Así en vez de tomar el bus a las 10:00, cojo otro a las 14:00, y es que me cuesta despedirme de Farnoosh, ahora que empezamos a tener conversaciones más interesantes.