De todos los diarios que he escrito, éste ha sido el más intenso (a pesar de haber tenido que resumir en muchos momentos y no explayarme en otros, porque la conexión a internet era tan deficiiente que temía que se me borrara lo que escribía).
El más intenso, porque ha sido a su vez, el viaje más emocionante (literalmente) de mi vida.
Jamás, jamás podré olvidar lo que las personas de Irán me han ofrecido de manera tan generosa:
Cómo olvidar a los padres de Mehregan que me abrieron su puerta a ls 5 de la mañana. Cómo olvidar a Amireza que me vino a buscar a una hora intempestiva en su día de vacaciones y lo pasó conmigo íntegro.
Qué decir de Khoshro y su familia, de la que me despedí con lágrimas como ríos y a la que tuve que volver a ver dos semanas después de tanto que les añoraba.
Y Moshen, el guarrete, otro amigo más que tengo en Tehran. La amistad ha llegado al hecho de que le he abierto una cuenta a mi nombre en españa y él ha hecho lo propio en Irán, para así disponer ambos de una tarjeta que nos valga en Irán y, a él, fuera de su país.
Por supuesto, Haniye y mención aparte de su amiga Farnoosh. Aún recuerdo la noche en blanco leyendo a Molana y Neruda. Su forma de llorar en el avión a Ardebil...
La rebeldía de Pari en Qom y de tantas otras mujeres censuradas en su país, como Shay en Tehran o incluso la tradicional y encantadora Neda, en Esfahan.
De Alireza no guardo muchos recuerdos, tal vez por el pedo que cogí en su casa. Pero el 100% de ellos son de agradecimiento. Y es que en Esfahan lo pasé tan bien... que tuve que volver tres veces a la ciudad de Mojtaba y Elnaz.
Se puede ser mejor persona que Vahid? Me encantaría que mis guests piensen de mí, la mitad del agradecimiento que tengo por este joven doctor
En Amirhussein he encontrado otro amigo con el que aún mantengo conversaciones por viber.
Qué decir de la sorpresa que supuso kerman... tanta gente buena, Dios. Tanto cariño gratuito... Incluso mantengo mi pelo amatista aún, recordando la broma de Halej y sus amigas.
En Shiraz conocí al loco de Moshen, al encantador Masoud y su maravillosa familia.
Punto a parte en todo este viaje es Nazanin. La persona más iimportante del mismo. Me enseñó, no sólo karaj, sino lo que es vivir cautiva, lo que es ser feliz en libertad cuando la invité a Georgia. Fueron los momentos más plenos del viaje, sin duda. Sentir que puedes hacer algo desinteresado por una persona a la que tres días atrás no conocías, reconforta tu alma.
Arad, Arad... si fuera homosexual sería mi novio ideal... La hospitalidad iraní concentrada en este pequeño gran hombre, al que tanto echaba de menos que tuve que volver a ver otra vez (y no será la última).
Sadeeg y su familia de Ardebil, que se desvivieron por Farnoosh cuando se rompió el tobillo.
Nassim, la Nazanin del norte,... cómo es posible que en unas horas te sientas tan próximo a alguien.
Irán me ha dado tanto... parafraseando a mi adorado Neruda... "eres en mí profunda primavera: vuelvo a saber en ti cómo germino".
No he podido soportarlo y ya tengo el billete para regresar el 27 de diciembre. Otro mes que pasaré revisitando a tanta gente querida y recorriendo el Sur del país.
Georgia es el país de la ciudad más bonita de la zona: Tbilisi.
Asimismo, es el país del paisaje verde de las montañas y valles del Este (Kazbegi) y del Noroeste (Svaneti).
Su gente no puede parecerse a la gente de Irán (quién podría) en hospitalidad, pero aún así he disfrutado del cariño que hacía años que no sentía. Además ha sido el escenario donde Nazanin ha disfrutado por primera vez en su vida de la libertad. Esto no tiene precio.
Ucrania ha entrado con calzador en este viaje. Tendré que volver. He encontrado un país inmerso en una situación real de pobreza. Con un atractivo cultural novedoso para mí. La belleza del país es superada por la de sus mujeres (sé que suena sexista, pero no deja de ser cierto, desde el mayor de los respetos)
Lviv es la joya de la corona, en mi opinión. Pero me he quedado con las ganas de descubrir la ucrania más real, la de los valles y montes y aldeas. Volveré.