Para llegar a Tabriz Masoud me localiza a un tío que va para allá y por unos 12 euros me llevará hasta la puerta del hotel donde me tengo que alojar en Tabriz. El viaje en autobús es más largo y tengo que tomar un taxi después para llegar al hotel, así que no me lo pienso. Aún no sabía el hotel en cuestión, pero telegram echa chispas cuando pido ayuda y en menos de una hora he consultado varios, quedándome con uno céntrico. No tiene habitación simple, así que pago 16€ por la doble. Es posible que me quede más noches, ya que tengo bastantes personas que visitar en esta ciudad. El viaje con Ali, un militar que se mueve de Ardebil a Tabriz para sacar unas perrillas ha sido realmente entretenido, ya que el buen hombre no ha parado de hablar las 3 horas (se dice pronto), con un vocabulario no superior a las 20 palabras.
Bueno, pues el hotelito no está mal del todo. Capan Internet a las 8 pm, hay que pagar un euro por ducharse, pero para lo que quiero es más que suficiente. A descansar toca.
Hoy martes he quedado a las 10:30 con Mehrdad, un chico de CS, en la zona céntrica de Tabriz, a unos 15’ andando del hotel. Allí he estado esperando más de media hora, pero no ha aparecido ni respondido mensajes así que me he dedicado a pasear por mi cuenta por el bazar que estaba al lado y he cambiado euros (3900 tomanes por euro). He deambulado por dos horitas, comprando y probando comidas y bebidas diferentes… No recomiendo el fast food de Tabriz: un pan de pita en el que enrollan una patata cocida y un huevo cocido, junto a diferentes especias. Vamos una mierda.
De vuelta al hotel a descansar y actualizar el diario pues a las 4 pm he quedado con otra chico de CS para acercarnos tal vez a un sitio, no recuerdo el nombre, bastante turísitico de los alrededores de la ciudad.
Pouya me ha venido a buscar en un saipa tuneado como un R-5. Vaya que he tenido un dejavù de los que hacen historia.
Su plan es acercarnos a una población a unos 65 kilómetros de Tabriz: Kandowan. Como este viaje no he querido preparalo, la verdad es que no sé lo que nos espera.
La carretera para llegar hasta el pueblo no es de lo mejorcito de Irán, pero todo se te olvida cuando llegas… es como una minúscula parte de Capadocia en Irán. Me he enamorado nada más verlo. Segundo dejavù.
Si masule era un pueblecito turístico y antiguo, Kandowan lo es también. Como no es festivo, se puede caminar sin problemas. Pero como Pouya es como yo, hemos preferido caminar por el monte, buscando una buena perspectiva del complejos de cuevas escavadas en las formaciones rocosas.
Cuando nos hemos cansado de no hacer nada más que comer pipas y hablar, contemplando el paisaje, nos hemos ido hacia Tabriz nuevamente. Por consejo suyo nos hemos dirigido al Sureste, al parque Eil Goli. Es un sitio muy grande, frecuentado por un montón de personas, que cuenta con múltiples árboles, zonas de recreo y un lago chulo. Es sin lugar a dudas un sitio al que tengo que volver de día. Muy recomendable. Por cierto, tiene parada de metro.
Desde allí Pouya me ha acercado en el falso R5 hasta la puerta del hotel. Además me ha recomendado algún sitio para visitar. En definitiva, otro tipo sensacional.
Ya estamos a miércoles 10 de agosto, hoy tengo un día movidito. A las 11:00 he quedado con Cedric, que me viene a buscar al hotel, para dar una vuelta por la ciudad. En principio el plan es ir al parque eil goli, el de ayer, para disfrutarlo de día. Sin embargo, mientras vamos hacia allá recibe un mensaje de la hermana que está de compras por la zona cercana al hotel. Le comento que prefiero estar con la hermana y la madre también, por lo que nos juntamos con ellas.
Tienen mañana una boda en la zona del lago Urmie y Vira (la hermana) está comprando zapatos. Qué mejor manera para integrarse que acompañarlas en las compras. Así estamos un buen rato hasta que encuentra los que le gustan. Aunque es pronto, como estoy a gusto con ellos, les propongo que vayamos a almorzar algo típico de la zona. Así me llevan a un restaurante tradicional donde comemos disi y un kebap tracional de la zona que no lleva arroz. Ambos deliciosos. Acompañado por un doog, dos cervezas, dos aguas y dos cocacolas hemos pagado (esta vez he conseguido invitar, a base de codazos) unos 13€ (en total, para los cuatro).
De allí nos hemos dirigido en el coche al parque donde me he quedado con Vira y Cedric. El parque es más bonito aún de día que de noche, a pesar del calor. Hemos combatido el calor con el correspondiente helado de azafrán y zumo de zanahoria.
Se me había olvidado decir que Vira es campeona nacional de natación, pero en este país no está permitido que las mujeres participen en eventos internacionales, así que la chiquilla no puede competir fuera de su país. Welcome to Iran.
Ya nos íbamos a despedir cuando me he acordado de que no nos hemos hecho una foto en el parque. En vez de selfie prefiero foto normal. Así que le he pedido a una chica que estaba observándonos que nos haga la foto… en mal momento. Resulta que es profesora de inglés y está con sus tropecientosmil niños en la zona de esparcimiento. Me pide que les vaya a saludar para hablar algunas palabras en inglés con ellos. Yo, que sólo veía a tres o cuatro, he dicho que sí. En esto que se han reproducido como gremlins cuando Sirin, la profesora, ha empezado a gritar que se acercaran a hablar conmigo. Jodé, que me he visto rodeado por decenas y decenas de niños y sus madres.
Bueno, me pide que nos hagamos una foto, a lo que accedo encantado. El problema es que cada niño tiene un móvil, por lo que tengo que hacerme selfies con todos y cada uno de ellos por separado. Creo que no he llegado a los 100, pero no habrá andado lejos. Hemos estado sacando fotos y respondiendo a preguntas por los menos 25 minutos largos. No obstante, la experiencia ha sido preciosa. Eso sí,… cuando he conseguido despedirme de todos ellos, me dolía la mandíbula de tanta sonrisa.
Bueno, pues ya era hora de despedirse de los hermanos, pues había quedado con otro surfer a las 6:00 pm en otra punta de la ciudad: Saber.
Con Saber sólo puedo estar una horita, tomando un rico café con leche (cómo lo añoraba) y charlando sobre diferentes aspectos. El hecho es que a las siete tengo que estar con otra chica, Nassim. En efecto, puntual llega a donde estamos Saber (que prefiere marcharse) y yo.
Nassim me propone acercarnos a la mezquita azul (4€ para extranjeros, 0’75€ locales). Es una antigua mezquita de Tabriz, bella pero deteriorada. No merece la pena pagar el impuesto de la entrada. Dentro nos hemos encontrado con un grupo de alemanes que están haciendo mi viaje en sentido inverso, por lo que es su primer día en Irán. Hemos estado charlando tranquilos en el interior hasta que nos han echado, de malas maneras (por supuesto) ya que estaban rezando y nuestros susurros en otra zona de la mezquita les impedían contacar con el altísimo.
De allí, sin rumbo fijo, hemos estado charlando. Nassim me recuerda mucho a Nazanin, ya que es muy crítica con su país y su pueblo. También es muy reivindicativa en sus propuestas y está encorsetada en este país tan misógino.
Me ha propuesto probar una comida típica que aún no había degustado: dolmeh. Ya me había avisado que no era nada del otro mundo y es cierto. Perfectamente prescindible. Lo mejor su compañía y su conversación.
Desde allí nos hemos dirigido hacia su casa andando unos 50 minutillos, aprovechando que el tiempo era muy agradable. El selfie de turno para despedirnos y de vuelta andando al hotel a descansar para mañana partir hacia Tehran de nuevo.
En efecto, hoy 11 de agosto tengo que tomar un vuelo interno desde Tabriz hasta Tehran, donde espero encontrarme con Nazanin, sin plan fijo. Pero antes tengo tiempo para tomar un último te junto a unos ricos vaklava con Farshad y su hermano Fershad (no me he inventado los nombres) en el mismo sitio donde tomé la cena ayer con Nassim, y es que se ve que todos conocen los sitios bonitos.
Bueno, pues el hotelito no está mal del todo. Capan Internet a las 8 pm, hay que pagar un euro por ducharse, pero para lo que quiero es más que suficiente. A descansar toca.
Hoy martes he quedado a las 10:30 con Mehrdad, un chico de CS, en la zona céntrica de Tabriz, a unos 15’ andando del hotel. Allí he estado esperando más de media hora, pero no ha aparecido ni respondido mensajes así que me he dedicado a pasear por mi cuenta por el bazar que estaba al lado y he cambiado euros (3900 tomanes por euro). He deambulado por dos horitas, comprando y probando comidas y bebidas diferentes… No recomiendo el fast food de Tabriz: un pan de pita en el que enrollan una patata cocida y un huevo cocido, junto a diferentes especias. Vamos una mierda.
De vuelta al hotel a descansar y actualizar el diario pues a las 4 pm he quedado con otra chico de CS para acercarnos tal vez a un sitio, no recuerdo el nombre, bastante turísitico de los alrededores de la ciudad.
Pouya me ha venido a buscar en un saipa tuneado como un R-5. Vaya que he tenido un dejavù de los que hacen historia.
Su plan es acercarnos a una población a unos 65 kilómetros de Tabriz: Kandowan. Como este viaje no he querido preparalo, la verdad es que no sé lo que nos espera.
La carretera para llegar hasta el pueblo no es de lo mejorcito de Irán, pero todo se te olvida cuando llegas… es como una minúscula parte de Capadocia en Irán. Me he enamorado nada más verlo. Segundo dejavù.
Si masule era un pueblecito turístico y antiguo, Kandowan lo es también. Como no es festivo, se puede caminar sin problemas. Pero como Pouya es como yo, hemos preferido caminar por el monte, buscando una buena perspectiva del complejos de cuevas escavadas en las formaciones rocosas.
Cuando nos hemos cansado de no hacer nada más que comer pipas y hablar, contemplando el paisaje, nos hemos ido hacia Tabriz nuevamente. Por consejo suyo nos hemos dirigido al Sureste, al parque Eil Goli. Es un sitio muy grande, frecuentado por un montón de personas, que cuenta con múltiples árboles, zonas de recreo y un lago chulo. Es sin lugar a dudas un sitio al que tengo que volver de día. Muy recomendable. Por cierto, tiene parada de metro.
Desde allí Pouya me ha acercado en el falso R5 hasta la puerta del hotel. Además me ha recomendado algún sitio para visitar. En definitiva, otro tipo sensacional.
Ya estamos a miércoles 10 de agosto, hoy tengo un día movidito. A las 11:00 he quedado con Cedric, que me viene a buscar al hotel, para dar una vuelta por la ciudad. En principio el plan es ir al parque eil goli, el de ayer, para disfrutarlo de día. Sin embargo, mientras vamos hacia allá recibe un mensaje de la hermana que está de compras por la zona cercana al hotel. Le comento que prefiero estar con la hermana y la madre también, por lo que nos juntamos con ellas.
Tienen mañana una boda en la zona del lago Urmie y Vira (la hermana) está comprando zapatos. Qué mejor manera para integrarse que acompañarlas en las compras. Así estamos un buen rato hasta que encuentra los que le gustan. Aunque es pronto, como estoy a gusto con ellos, les propongo que vayamos a almorzar algo típico de la zona. Así me llevan a un restaurante tradicional donde comemos disi y un kebap tracional de la zona que no lleva arroz. Ambos deliciosos. Acompañado por un doog, dos cervezas, dos aguas y dos cocacolas hemos pagado (esta vez he conseguido invitar, a base de codazos) unos 13€ (en total, para los cuatro).
De allí nos hemos dirigido en el coche al parque donde me he quedado con Vira y Cedric. El parque es más bonito aún de día que de noche, a pesar del calor. Hemos combatido el calor con el correspondiente helado de azafrán y zumo de zanahoria.
Se me había olvidado decir que Vira es campeona nacional de natación, pero en este país no está permitido que las mujeres participen en eventos internacionales, así que la chiquilla no puede competir fuera de su país. Welcome to Iran.
Ya nos íbamos a despedir cuando me he acordado de que no nos hemos hecho una foto en el parque. En vez de selfie prefiero foto normal. Así que le he pedido a una chica que estaba observándonos que nos haga la foto… en mal momento. Resulta que es profesora de inglés y está con sus tropecientosmil niños en la zona de esparcimiento. Me pide que les vaya a saludar para hablar algunas palabras en inglés con ellos. Yo, que sólo veía a tres o cuatro, he dicho que sí. En esto que se han reproducido como gremlins cuando Sirin, la profesora, ha empezado a gritar que se acercaran a hablar conmigo. Jodé, que me he visto rodeado por decenas y decenas de niños y sus madres.
Bueno, me pide que nos hagamos una foto, a lo que accedo encantado. El problema es que cada niño tiene un móvil, por lo que tengo que hacerme selfies con todos y cada uno de ellos por separado. Creo que no he llegado a los 100, pero no habrá andado lejos. Hemos estado sacando fotos y respondiendo a preguntas por los menos 25 minutos largos. No obstante, la experiencia ha sido preciosa. Eso sí,… cuando he conseguido despedirme de todos ellos, me dolía la mandíbula de tanta sonrisa.
Bueno, pues ya era hora de despedirse de los hermanos, pues había quedado con otro surfer a las 6:00 pm en otra punta de la ciudad: Saber.
Con Saber sólo puedo estar una horita, tomando un rico café con leche (cómo lo añoraba) y charlando sobre diferentes aspectos. El hecho es que a las siete tengo que estar con otra chica, Nassim. En efecto, puntual llega a donde estamos Saber (que prefiere marcharse) y yo.
Nassim me propone acercarnos a la mezquita azul (4€ para extranjeros, 0’75€ locales). Es una antigua mezquita de Tabriz, bella pero deteriorada. No merece la pena pagar el impuesto de la entrada. Dentro nos hemos encontrado con un grupo de alemanes que están haciendo mi viaje en sentido inverso, por lo que es su primer día en Irán. Hemos estado charlando tranquilos en el interior hasta que nos han echado, de malas maneras (por supuesto) ya que estaban rezando y nuestros susurros en otra zona de la mezquita les impedían contacar con el altísimo.
De allí, sin rumbo fijo, hemos estado charlando. Nassim me recuerda mucho a Nazanin, ya que es muy crítica con su país y su pueblo. También es muy reivindicativa en sus propuestas y está encorsetada en este país tan misógino.
Me ha propuesto probar una comida típica que aún no había degustado: dolmeh. Ya me había avisado que no era nada del otro mundo y es cierto. Perfectamente prescindible. Lo mejor su compañía y su conversación.
Desde allí nos hemos dirigido hacia su casa andando unos 50 minutillos, aprovechando que el tiempo era muy agradable. El selfie de turno para despedirnos y de vuelta andando al hotel a descansar para mañana partir hacia Tehran de nuevo.
En efecto, hoy 11 de agosto tengo que tomar un vuelo interno desde Tabriz hasta Tehran, donde espero encontrarme con Nazanin, sin plan fijo. Pero antes tengo tiempo para tomar un último te junto a unos ricos vaklava con Farshad y su hermano Fershad (no me he inventado los nombres) en el mismo sitio donde tomé la cena ayer con Nassim, y es que se ve que todos conocen los sitios bonitos.