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Salimos desde Valencia a las 7 de la mañana para llegar pronto a Tossa. El gps nos decía que tardaríamos unas 5h en llegar y teníamos intención de llegar antes de comer allí.
La carretera es estupenda, pero tiene varios tramos de peaje.
Llegamos a Tossa a las 12:45 porque hicimos una parada para almorzar. Me decepcionó bastante la entrada al municipio, es bastante fea, edificios a ambos lados de la carretera con aspecto descuidado que te hace preguntarte si realmente eso es Tossa y si has escogido bien tu destino jaja, por suerte la cosa mejoró bastante enseguida, y enseguida empezamos a ver bloques de apartamentos más nuevos, comercios, locales....y al fondo, el mar.
Nuestro hotel era un 4*, el Hotel Don Juan Tossa, y no sabía muy bien lo que me iba a encontrar, pues había leído comentarios varios en internet y no le daban muy buena puntuación, aún así, como no somos demasiado exigentes, decidí probar y me arriesgué. Reservé por medio de una página de reservas, 6 noches en pensión completa por 635€ para 2 adultos y 1 niño de 5 años, en pleno agosto. El precio estaba fenomenal y más para ser un hotel a escasos 200 metros de la playa.
Nada más llegar ya tuvimos el primer contratiempo, el garaje del hotel estaba completo y en la calle dónde se encuentra no se puede ni parar ni aparcar porque no hay espacio físico para ello, así que tuve que bajar del coche, sacar maletas en mitad de la calle, y que se fuera mi marido a buscar dónde aparcar.
Aparcar en Tossa es casi misión imposible, pues en agosto es peor aún, aparcamientos abarrotados, ni una plaza libre en la calle, hoteles con el cartel de "parquing completo" y lo poco disponible para dejar el coche estaba a precios desorbitados, un caos. Me llamó mi marido para decirme que se estaba alejando bastante del hotel y que no sabía que hacer, que lo único que había visto era una zona vigilada para aparcar dónde dejar el coche por un día costaba la friolera de 20€ y el coche estaba a la intemperie..., le dije que lo dejase ahí y que ya buscaríamos al día siguiente otro sitio mejor, pero que no se alejase más porque no conocíamos aquello y da un poco de apuro dejar el coche lejos sin conocer la zona.
Entré al hotel y expuse mi queja, ya que no habían querido reservarme una plaza de garaje para dejar mi coche en el hotel cuando reservé mi habitación, y me dijeron que es una norma del hotel y que no lo hacen con nadie, por lo que me tocaron la fibra. Igualmente por día cobraban 18€, que es otra burrada, pero por lo menos para el primer día que llegas cargado con maletas y cansado del viaje, pues te ahorras dar vueltas a lo tonto buscando sitio si tienes una plaza reservada...
Por fín llegó mi marido, hicimos el chécking y lo primero que me pidieron fué el impuesto por pernoctar en Cataluña, que es de 1€ por adulto y día (los niños no pagan hasta cierta edad). Me quedé parada, apenas me habían dado los buenos días y ya me estaban pidiendo dinero... y además no me hicieron ni factura, ni me dieron ticket alguno, ni nada de nada ¿esto de verdad funciona así?
Nos dieron habitación, subimos a dejar las maletas y bajamos a comer, estábamos hambrientos.
El restaurante del hotel tenía buena pinta, era grande y no estaba lleno, habían muchas mesas disponibles. Entramos como si nada, allí no había nadie que nos recibiera ni nos acompañara a la mesa, ni nadie que cotejase si yo me alojo en ese hotel o no..., me resultó raro..., y tuvo que ser una persona que estaba recogiendo platos sucios de otra mesa, la que nos explicase el funcionamiento del restaurante, y es que hay que acercarse a la barra a pedir la bebida y allí dar la tarjeta de la habitación para que te anoten que has hecho acto de presencia y por supuesto te cobran la bebida, sino no te la llevas.
Fuimos a dar una vuelta por el bufet, a reconocer el terreno propiamente dicho jaja y a ojear la comida. Todo tenía muy buena pinta. A mi hijo le puse unos macarrones, unas croquetas y un poco de pescado. Yo cogí varias cosas, entre ellas filete de carne y pescado y ensalada (me gusta probarlo todo) y la sorpresa fué que estaba todo buenísimo, muy jugoso, nada seco (en otros hoteles la carne o el pescado era incomible de lo seco que estaba y del tiempo que llevaba hecho). Si que es cierto que no tienen mucha variedad, hay 7/8 primeros y otros tantos segundos y luego mucha variedad de ensaladas hechas y para que te confecciones tu propia ensalada al gusto, así como fiambres, algún caldo y patatas fritas o verduras asadas para acompañamiento. Los postes estaban muy buenos y eran variados, varios tipos de frutas y yogures, helados y tartas.
Tienen cocina en vivo en dónde te hacen carne o pescado al momento y esto le da más valor al hotel.
En cosa de media hora ya había una persona fija en la puerta del restaurante para controlar a la tremenda cola de personas que se había formado y que pretendían comer en el restaurante.
Los camareros que recogían los platos sucios no daban a basto a recoger y pasaban con sus enormes carros cargados de vajilla sucia entre las mesas, molestando muy mucho a los que allí estábamos comiendo, pues nos entorpecían el paso, impedían que llegásemos a las mesas e incluso que nos levantásemos de nuestro asiento para ir a por más comida. Yo entiendo que es su trabajo y que van a estajo, pero esto queda muy feo y da la sensación de restaurante pequeño y mal organizado, ya que podían haber por servicio unos 4/5 camareros con carros recogiendo platos.
Salimos del restaurante a las 14:15 y subimos a descansar a la habitación.
Hacía bastante calor, por lo que nos quedamos durmiendo un rato con el aire acondicionado hasta que cayese la tarde y pudiésemos salir sin achicharrarnos.
Volvimos a salir a media tarde y nos dirigimos a la zona del casco antiguo bordeando el mar.
Es impresionante la vista que se tiene del castillo de Tossa junto al mar, sus torres, el ambiente, la brisa del mar....y hasta hacía un punto de fresquito.
Tomamos unos cafés en una cafetería-heladería de la zona del "mini paseo marítimo" y nos fuimos paseando hacia el lado contrario al castillo, en dirección a la calle del hotel, pero nuevamente bordeando la playa y disfrutando de las vistas, el mar... Hay un mirador muy bonito que queda en alto entre la playa grande y la playa menuda de Tossa desde dónde se pueden hacer unas fotos increíbles.
Al final del paseo esta la playa menuda y bajamos a la arena a mojarnos los pies, pero fue una temeridad, porque la playa es toda de piedras y es casi imposible andar por allí y meter los pies en el agua sin hacerse daño. Como pudimos llegamos al final de la playita en dónde hay como una pequeña cala perfecta para hacer snorkel y decidimos que al día siguiente bajaríamos con las aletas, gafas y tubo para bucear.
Cuando menos cuenta nos dimos ya eran las 20:30, teníamos que volver al hotel para cenar y que no estuviese abarrotado de gente. Antes de las 21:00 ya estábamos allí y el comedor estaba casi lleno, en 10 minutos la cola llegaba hasta la planta de arriba del hotel, tuvimos suerte! Nuevamente todo muy bueno, poca variedad pero suficiente, nos gustó mucho.
Volvimos a pasear un poco para bajar la cena pero empezó a llover y volvimos al hotel, hicimos un breve paseo de 15 minutos jaja.
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