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Hoy como es costumbre nuestra en los viajes, nos apuntamos a un tour guiado.
Solemos hacer los tours gratuitos en español de Sandeman pero en Viena no los hay. Lo que hay es otra compañía que también ofrece tours en el que pagas la voluntad, este caso en inglés, con Good Vienna Tours.
Los horarios son a las 10h y a las 14h y tienen una duración de dos horas y media, incluyendo veinte minutitos para una pausa para un café o ir al baño.
Recomiendan reservar con antelación porque las plazas son limitadas. Nosotros no reservamos y pudimos hacer el tour igualmente.
El punto de encuentro es en Albertina, una galería de arte detrás de la Opera. Durante la primera hora la guía nos hace un recorrido por el exterior del palacio de Hofburg, contándonos la historia del edificio y con ella, la de los últimos tres siglos de la nación.
Después de la pausa nos lleva a recorrer el centro de la ciudad, vemos, siempre por fuera la Catedral de San Esteban, la casa-museo de Mozart, la iglesia de los Capuchinos, el barrio judío y la iglesia de san Ruperto (Ruprehtkirche) entre varias cosas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El tour se hace corto y ameno, la guía tiene un buen inglés y con la ayuda de un ipad nos muestra imágenes para ilustrar sus explicaciones.
Comemos algo rápido en la panadería Der Mann, una cadena dónde tienen una variedad de bocadillos y dulces.
Si no se quiere consumir bebida, se puede pedir un vaso de agua del grifo y te lo sirven gratuitamente, una costumbre que hemos visto en varios sitios en Viena.La siguiente visita es el palacio Belvedere. Este palacio barroco se compone de varios edificios. Destacan el Alteres Belvedere (alto) y el Unteres Belvedere (bajo). Los dos edificios están en ambos extremos de un jardín.
El Bajo Belvedere tiene exposiciones temporales.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Decidimos visitar el Alto Belvedere por su colección de arte antiguo y moderno. El precio de esta sección del palacio son 14€ y el horario es de las 10h a las 18h.
En este edificio que fue residencia del príncipe Eugenio de Savoia alberga obras desde la edad media hasta el expresionismo de principios del siglo XX.
Destaca la sección dedicada a Gustav Klimt y la joya del museo, el famoso cuadro “El beso”. También destacan artistas austríacos coetáneos como Kokoschka y Schiele.
Con un par de horas, incluyendo un paseo por los jardines, que al igual que los de Shönbrunn, son gratuitos, hemos finalizado la visita.
Vamos a pasar el resto de la tarde en el parque de atracciones Prater, a las afueras de la ciudad, que este 2016 ha cumplido 250 años. Está bien comunicado en metro o tren de cercanías. La entrada al parque es gratuita y se paga para montar en las atracciones.
La atracción estrella es la gran noria, Riesenrad, que tiene más de 100 años. La entrada cuesta 9’50€ y tarda alrededor de 10 minutos en dar la vuelta entera, así que se pueden disfrutar tranquilamente de las vistas. En esta época del año abre de las 10:30 a las 21:45, consulten horarios en la web.
En la base de la noria hay una pequeña y bonita exposición de dioramas autómatas que cuentan la historia de Viena.
Damos una vuelta por el parque, que combina atracciones de lo más modernas, como algunas montañas rusas, con lo más básico, como varios coches de choque o espantosos túneles de la bruja de varias temáticas.
El parque es muy grande, hay varias atracciones repetidas y apenas había personas montando así que el espectáculo era bastante patético, las músicas atronadoras de las atracciones desiertas, los trabajadores aburridos, poco a poco iban cerrando y se iban oscureciendo las calles.
Hay varios restaurantes, pero sólo uno estaba animado. Es el Schwiezerhaus, un enorme biergarten con espacio interior y exterior.
Aquí comemos el famosísimo schnitzel, lo que llamaríamos una milanesa, un filete de carne muy fino rebozado y frito. El restaurante tiene un aire a típico bar alemán, en el que las mesas largas se comparten con otros comensales. Quizás también es típico de Austria, compartir mesas, pero a nosotros nos choca.
Una vez más, no aceptan tarjetas, pero tienen un cajero automático dentro del restaurante. Cada schnitzel con guarnición vale 10’40€ y una cerveza de medio litro 4’50€.
A las nueve de la noche el parque estaba muy triste, había jóvenes paseando o incluso familias, pero muchísimos establecimientos estaban cerrados y la decoración del parque ni siquiera es bonita como para disfrutar del paseo mirando las fachadas o las lámparas, además hacía mucho frío, así que nos piramos.
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Sí, en otoño los colores son increibles! 
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