Día 5. Colmar. ✏️ Diarios de Viajes de FranciaLunes 10 de octubre de 2016. Hoy hemos decidido desayunar en el apartamento. Así que nos levantamos, no tan temprano como los días anteriores, hoy nos quedamos en Colmar así que la media hora de rigor del primer traslado en coche se elimina. Me...Diario: 6 Días en Alsacia⭐ Puntos: 5 (1 Votos) Etapas: 6 Localización: FranciaLunes 10 de octubre de 2016 Hoy hemos decidido desayunar en el apartamento. Así que nos levantamos, no tan temprano como los días anteriores, hoy nos quedamos en Colmar así que la media hora de rigor del primer traslado en coche se elimina. Me toca bajar a la panadería, con lo que nos sobró de la cena del primer día y unos cafés y colacaos de la máquina de recepción y lo de la panadería desayunamos bastante bien. Cruzamos la calle y a los menos de 10 minutos ya estamos en el casco antiguo de Colmar. Resulta que el apartahotel, además de tener una muy buena relación calidad precio está bien situado. Comenzamos a seguir la ruta que las niñas han diseñado la noche anterior, ellas se encargan de todo. Yo disfrutando viéndolas trabajar juntas, Nuria quejándose de que tardamos mucho (Nuria es un poquito muy nerviosa). Se pierden un poco, como cualquiera en una ciudad que no conocen, pero van bastante bien, la orientación general de las niñas me sorprende. Cruzamos Avenue d'Alsace avanzando por la rue de Theinheim para tomar la segunda a la izquierda, la rue Vauban, se puede decir que ya hemos entrado en el casco antiguo. Vamos bajando la rue Vauban hasta la place Jeanne d'Arc; en esta plaza comienza la Grand Rue de Colmar, pero las niñas han decidido dar un rodeo para pasar antes por la sinagoga; así que en la Place Jeanne d'Arc tomamos la rue de Chasseur, donde se encuentra la sinagoga. Al llegar a la sinagoga nos desviamos por un callejón que los lleva hasta la place du 2 Février. Pero, a la media hora de empezar Paula (la mayor) se afecta por tanto comentario negativo de su madre y se convence de que está perdida; el callejón no tiene placa con el nombre a parte de que tampoco aparece en el plano que tenemos. Con lo que, bastante enfadado por la actitud de Nuria me veo obligado a tomar el plano y retomar el camino. Llegamos a la place du 2 Février por el callejón en que Paula se ha cansado, desde esta plaza tomamos otro callejón, que tampoco aparece en el plano que nos adentra en la Grand Rue por un lateral de la Eglise Saint Matthieu. Seguimos bajando por la Grand Rue paseando mientras disfrutamos del casco antiguo de Colmar. La idea es dirigirnos directamente a La Petite Venise y así intentar tomar las barcas a primera hora. Al terminar la Grand Rue nos perdemos un poco por la zona de La Petite Venise, aún así llegamos al embarcadero pronto, tan pronto que aún no están las barcas. Para hacer tiempo decidimos dirigirnos al Museo de Historia Natural, Noelia tenía muchas ganas de verlo; aunque la verdad, es una visita que os podéis ahorra, es bastante decepcionante. Salimos del museo y continuamos perdidos por La Petite Venise, Alsacia tiene muchos rincones ideales para perderse y, uno de ellos es La Petite Venise. Aprovechamos para intentar reservar mesa en uno de los restaurantes que nos recomendaron en el hotel, L'Epicurien, además de recomendarlo en el hotel tiene muy buena crítica por todas partes; pero, mala suerte, está cerrado. Así que seguimos disfrutando de los canales los puentes y la arquitectura popular alsaciana, una mezcla del todo impresionante; vamos deambulando por callejas y puentes pasando innumerables terrazas junto a los canales, llegamos hasta Le Marché Couvert de Colmar. Pero, de pronto, miramos el reloj, y nos damos cuenta que si queremos el paseo en barca hay que ir ya, o esperar a la tarde, así que nos dirigimos de nuevo al embarcadero, pero esta vez nada de pasear, a toda prisa. Los esfuerzos suelen tener recompensa, y esta vez así ha sido, tenemos 4 de las 6 últimas plazas de la última salida. Esta última salida comienza con retraso, ya que los barqueros esperan más de diez minutos a un grupo grande que habían reservado previamente. Así que no salimos hasta que llega el grupo, cerca de un cuarto de hora tarde. Hay un señor que se queja del retraso, pero en el momento en que comienzan a avanzar las barcas y nosotros a disfrutar de la belleza de los canales, se olvidan todos los malos rollos. El barquero comienza a explicarnos las cosas en francés e inglés, así que nos enteramos de muy poco de lo que decía en inglés (yo en inglés, con muchos esfuerzos, me hago entender, pero me cuesta mucho comprender, Nuria, a pesar de comprender mucho más que yo, no suele poner mucha atención). De lo que creí comprender, recuerdo que nos explicaron que había unas barreras en los canales que, en otros tiempos, se usaban como aduana de entrada de productos al mercado de la ciudad, o algo así; también recuerdo que había una zona en la que creí entender que nos decían que, en otro tiempo, también, fue una zona residencial en la que tenía residencias vacacionales las más pudientes familias francesas. El paseo en barca discurre por un canal que va desde esta antigua zona residencial, con unas casas de época preciosas, todas con unos jardines muy cuidados; hasta Le Marché Couvert de Colmar por esta zona se iban sucediendo, uno tras otro, los restaurantes con terrazas al canal y los hotelitos junto al canal. El embarcadero se encuentra bajo el puente de Boulevard Saint-Pierre que cruza el canal, se puede decir que es el punto que hace de frontera entre las dos zonas habilitadas del canal. Tras terminar el paseo en barca volvemos a tirar de plano para buscar la segunda opción de las que nos recomendaron en el hotel para comer, La Cocotte de Grand-Mère, es muy pequeñito, y, debido a la hora avanzada para estas barbaras tierras, está completo, así que decidimos recorrer la Rue des Marchands hacia la Grand Rue, se ven varios restaurantes en esta dirección, y tras barajar varias opciones decidimos cambiar hoy la comida alsaciana por comida italiana, nos sentamos en una pizzería con decoración moderna, no como las de Málaga, que casi todas están decoradas como más clásicas, de la que no recuerdo el nombre; Noelia pidió espaguetis, Paula, Nuria y yo pizza, estaba todo delicioso, como casi siempre, por no decir siempre, regado con refrescos, agua y cerveza. Al salir de allí nos encontramos con la sorpresa de que estaba, también, comiendo allí la señora que regentaba el restaurante en el que cenamos la noche anterior, el de las marionetas. Y nos reconoció y nos saludamos. Seguro que no nos olvida en una temporada, con lo que nos costó casi entendernos. Al salir de allí no dirigimos hacia la Place des Unterlinden, pero, al pasar por la Place de l'École encontramos un puestecito de creps en el que nos paramos para que las niñas tomen su postre favorito, creps de nutela. Llegamos a la Place des Unterlinden (está en obras, con una gran zanja abierta) pero es un lugar precioso. En ese momento Paula se da cuenta de que estamos al principio del recorrido recomendado en los planos turísticos de la ciudad, así que vuelve a tomar las riendas y a dirigir nuestros pasos. Dejamos la plaza para recorrer la Rue de l'Eau, es exactamente por donde hemos venido, pero es lo que dice el plano y Paula no quiere perderse. Esta calle desemboca en la Rue des Têtes, justo al lado de la Maison des Têtes, uno de los edificios más fotografiados de Colmar. Al acabar la Rue des Têtes tomamos la Rue des Boulangers hacia la Rue des Serruriers, es la misma calle, pero cambia el nombre a la altura de la Place de l'École, por lo que hasta esta plaza hemos desandado nuestros pasos. Avanzamos por la Rue des Serruriens hacia la Eglise des Dominicains y desde aquí, por una calleja hasta la Place de la Cathédrale, llegados aquí, rodeamos la catedral, gótica, preciosa, entramos y, al menos yo, me quedo alucinado, el contraste de sombras y luz filtrada por sus vidrieras de la mayoría de los templos góticos que he conocido, tienen un no se qué que me llevan a un no se donde. Al salir nos liamos un poco le digo a Paula que creo que es por otra calleja que nos conduce hacia la Rue des Marchands, pero esta vez por una zona que aún no hemos pisado, avanzamos por esta última hacia la Grand Rue. Llegamos a la Grand Rue, a mediación, a la altura del, creo recordar barrio de los curtidores. Ya estamos muy cansados. El recorrido recomendado nos dirige hacia la Petite Venise, pero esa zona la hemos pateado por activa y por pasiva esta mañana, y nos saca de la Pettit Venise por el barrio de los curtidores, que es lo único que nos falta del recorrido recomendado para turistas. Las niñas están cansadas, en el plano se ve muy grande y no quieren continuar, pero después de la experiencia de casi todo el día en la que nos hemos perdido varias veces debido que al ver el plano nos íbamos más lejos de lo que en realidad era pienso que no es tanto lo que nos falta. Así que casi obligo a las niñas y Nuria a terminar lo que nos falta, por suerte no estaba equivocado, en cuestión de diez minutos habíamos terminado. Encaminamos nuestros pasos hacia el apartahotel, con el enfado de Paula y Nuria, por lo del barrio de los curtidores. Como la tarde aún es joven, las convenzo para volver a visitar Kaysersberg, que nos lo empañó la lluvia el día anterior, y Niedermorschwihr, que ni tan siquiera llegamos a visitarlo. De modo que, tras pasar por el apartamento, encaminamos el coche hacia estos dos pueblecitos. Niedermorschwihr, si eres de vinos merece la pena, si no, pienso que no; lo único que tiene es unas cuantas casas restauradas en la carretera que son bodegas, y más que pequeño, se puede decir que es minusculo. Sin embargo, volver a Kaysersberg sí pienso que fue un acierto, además de verlo con otra luz y sin que lo empañe el agua, como no había prisa por mojarnos, fuimos descubriendo nuevos rincones preciosos. Tras visitar estos dos pueblos nos dirigimos al hipermercado E'Leclerc, para comprar algo para la cena, el día ha sido largo y cansado, y no nos quedan energías ni para salir a cenar a parte ninguna, y el desayuno del día siguiente. En coche tardamos cinco minutos en llegar al apartahotel Tras estas dos visitas volvimos al hotel. Las niñas y yo nos fuimos, otra vez a la piscina, allí coincidimos con una familia alemana, la señora hablaba algo de español, así que nos comunicamos algo, los cuatro niños jugaron un poco juntos en la piscina. Subimos al apartamento sobre las ocho y algo, nos duchamos y picamos algo para cenar. Nos retiramos pronto a las camas, ya que, al día siguiente nos espera Estrasburgo, la capital de la región. 📊 Estadísticas de Etapa ⭐ 0 (0 Votos)
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