Hoy dejamos el camping La Brise después de cuatro noches. Nos llevamos un buen recuerdo, la ubicación es inmejorable, las instalaciones impecables, con la salvedad de la ausencia de sombra de nuestra zona, pero como casi no pasamos por la tienda más que para dormir, tampoco fue algo que nos molestara especialmente.
Una vez desmontado todo, ponemos dirección Cassis, a tan solo 158km (9,20€ peaje). Llegamos temprano al Camping les Cigales, único del pueblo, cosa que es más que conveniente para asegurarse plaza cuando no tienes reserva y es temporada alta. Hago el registro y ya estamos listos para montar todo el equipo. La noche nos cuesta 22,30€.
Este camping se encuentra en el pueblo, pero en la zona alta. Para bajar al centro, que está a unos 2km, se puede coger un autobús por 1.50€ o descender por las calles de cuestas bastante pronunciadas hasta llegar a la zona del puerto. Nosotros preferimos dar el paseo y aprovechar para conocer el pueblo.
Cassis es un tranquilo pueblo marinero de tan solo 7000 habitantes enclavado en un paisaje de excepcional belleza, por lo que aglomeraciones de turistas se agolpan en la zona del puerto pesquero a todas horas. En lo alto de un promontorio rocoso sobresaliendo hacia el mar se encuentra el Castillo de Cassis o Castillo de les Baux, fortificaión del SXIV y hoy reconvertido en hotel de megalujo.
Cassis cuenta con dos playas, elegimos la de La Grande Mer por ser un poco mayor y, quedarnos más cerca. Hay bastante gente y, aunque la playa es pequeña, nos acomodamos cerca del agua con sombrilla y todo. A partir de aquí, mente en blanco y a olvidarse del mundo. La playa es de piedra y cuesta un poco caminar, pero una vez te sumerges en el agua casi tibia y completamente transparente te olvidas de estas mínimas dificultades.
Después de unas horas de descanso reparador nos vamos de la playa, pues queremos aprovechar para llegar hasta alguna Calanque. Las calanques son pequeñas y profundas calas de agua turquesa situadas al abrigo del macizo calizo del mismo nombre, y uno de los mayores atractivos de Cassis y de toda las franja costera que se extiende desde aquí hasta Marsella. También hay la posibilidad de hacer un paseo en barco y verlas desde el mar, lo que permite apreciar la belleza natural de su entorno desde otra perspectiva. Desde el puerto de Cassis salen los barcos que realizan varios recorridos de diferente duración. En la oficina de turismo, que está justo delante de la playa, pedimos información sobre la ruta a pie hasta las calanques más cercanas y también aprovechamos para preguntar por los horarios a Marsella para mañana.
Nos ponemos en marcha, el camino está muy bien indicado. La primera calanque que nos encontramos es la de Port Miou, es muy estrecha y alargada, asemeja a un fiordo y se utiliza como puerto deportivo, con lo que no está permitido el baño. Por su margen izquierda discurre el sendero de Sant-Exupery, nombrado así por haberse encontrado en esta zona parte del fuselaje de la avioneta en la que el recordado autor de El Principito perdió la vida.
Continuamos hasta la siguiente calanque, la de Port Pin, a aproximadamente 30 minutos de distancia. No es una ruta complicada ni mucho menos, la única dificultad reside en que el piso es de piedras sueltas muy muy pulidas, y se resbala en ellas fácilmente. Continuamente hay carteles señalando que se extreme la precaución, sobre todo con condiciones climáticas adversas. Es más, creo que estos accesos a las calanques permanecen cerrados varios periodos del año.
Acometemos el último tramo de bajada, que es el más complicado, y ya estamos frente a nuestro objetivo. El premio es una maravillosa cala de agua color esmeralda, en la que a esta hora ya no queda casi nadie y donde nos pegamos uno de los baños más inolvidable de las vacaciones. Hubiera estado genial disponer de más tiempo y quedarse allí horas y horas.
Emprendemos la vuelta, el ascenso es mucho más fácil que la bajada, pero también más cansado. Nos damos una buena paliza hasta el camping, es todo cuesta arriba, desnivel?, no sé, 12% por lo menos, llegamos con la lengua fuera. Obligatoriamente tenemos que parar en el bar del camping a coger aliento y refrescarnos con unas cervezas;P
El día ya no da para más, después de cenar nos conectamos al wifi y nos retiramos pronto a dormir, como manda el manual del buen campista.
Una vez desmontado todo, ponemos dirección Cassis, a tan solo 158km (9,20€ peaje). Llegamos temprano al Camping les Cigales, único del pueblo, cosa que es más que conveniente para asegurarse plaza cuando no tienes reserva y es temporada alta. Hago el registro y ya estamos listos para montar todo el equipo. La noche nos cuesta 22,30€.
Este camping se encuentra en el pueblo, pero en la zona alta. Para bajar al centro, que está a unos 2km, se puede coger un autobús por 1.50€ o descender por las calles de cuestas bastante pronunciadas hasta llegar a la zona del puerto. Nosotros preferimos dar el paseo y aprovechar para conocer el pueblo.
Cassis es un tranquilo pueblo marinero de tan solo 7000 habitantes enclavado en un paisaje de excepcional belleza, por lo que aglomeraciones de turistas se agolpan en la zona del puerto pesquero a todas horas. En lo alto de un promontorio rocoso sobresaliendo hacia el mar se encuentra el Castillo de Cassis o Castillo de les Baux, fortificaión del SXIV y hoy reconvertido en hotel de megalujo.
Cassis cuenta con dos playas, elegimos la de La Grande Mer por ser un poco mayor y, quedarnos más cerca. Hay bastante gente y, aunque la playa es pequeña, nos acomodamos cerca del agua con sombrilla y todo. A partir de aquí, mente en blanco y a olvidarse del mundo. La playa es de piedra y cuesta un poco caminar, pero una vez te sumerges en el agua casi tibia y completamente transparente te olvidas de estas mínimas dificultades.
Después de unas horas de descanso reparador nos vamos de la playa, pues queremos aprovechar para llegar hasta alguna Calanque. Las calanques son pequeñas y profundas calas de agua turquesa situadas al abrigo del macizo calizo del mismo nombre, y uno de los mayores atractivos de Cassis y de toda las franja costera que se extiende desde aquí hasta Marsella. También hay la posibilidad de hacer un paseo en barco y verlas desde el mar, lo que permite apreciar la belleza natural de su entorno desde otra perspectiva. Desde el puerto de Cassis salen los barcos que realizan varios recorridos de diferente duración. En la oficina de turismo, que está justo delante de la playa, pedimos información sobre la ruta a pie hasta las calanques más cercanas y también aprovechamos para preguntar por los horarios a Marsella para mañana.
Nos ponemos en marcha, el camino está muy bien indicado. La primera calanque que nos encontramos es la de Port Miou, es muy estrecha y alargada, asemeja a un fiordo y se utiliza como puerto deportivo, con lo que no está permitido el baño. Por su margen izquierda discurre el sendero de Sant-Exupery, nombrado así por haberse encontrado en esta zona parte del fuselaje de la avioneta en la que el recordado autor de El Principito perdió la vida.
Continuamos hasta la siguiente calanque, la de Port Pin, a aproximadamente 30 minutos de distancia. No es una ruta complicada ni mucho menos, la única dificultad reside en que el piso es de piedras sueltas muy muy pulidas, y se resbala en ellas fácilmente. Continuamente hay carteles señalando que se extreme la precaución, sobre todo con condiciones climáticas adversas. Es más, creo que estos accesos a las calanques permanecen cerrados varios periodos del año.
Acometemos el último tramo de bajada, que es el más complicado, y ya estamos frente a nuestro objetivo. El premio es una maravillosa cala de agua color esmeralda, en la que a esta hora ya no queda casi nadie y donde nos pegamos uno de los baños más inolvidable de las vacaciones. Hubiera estado genial disponer de más tiempo y quedarse allí horas y horas.
Emprendemos la vuelta, el ascenso es mucho más fácil que la bajada, pero también más cansado. Nos damos una buena paliza hasta el camping, es todo cuesta arriba, desnivel?, no sé, 12% por lo menos, llegamos con la lengua fuera. Obligatoriamente tenemos que parar en el bar del camping a coger aliento y refrescarnos con unas cervezas;P
El día ya no da para más, después de cenar nos conectamos al wifi y nos retiramos pronto a dormir, como manda el manual del buen campista.