3er. Día. La aventura
Son las 5 de la mañana, el sol se alza i nosotros hacemos camino, vía Armant, por la carretera asfaltada del desierto que nos ha de llevar al oasis de Kharga.
Un poco mas de 4 horas a buena velocidad por impresionantes rectas, llenas de belleza, de soledad, un paisaje que me llena, que nos llena, una austeridad que reconforta. Donde las únicas muestras de vida visible son los grandes camiones y tráileres que unen de buena mañana la población del desierto con el valle del Nilo.
Pronto vemos que no es así exactamente, los controles de policía y del ejercito son evidentes en todo cruce importante que coincide con el fin y el principio de las demarcaciones provinciales, de las llamadas gobernaciones. El dialogo es siempre el mismo:
Donde vamos ¿
De donde somos ¿
Cual es el objeto del trayecto ¿
Donde nos alojamos ¿
Cuando regresamos ¿
Y siempre termina con un, “espere que serán acompañados”
Y así ha sido, en nuestro pequeño viaje a este rincón de vida en el desierto líbico, siempre custodiados por policías o militares, siendo al final unos buenos compañeros de viaje.
Comentario:
Ir bien documentados, tanto vosotros como la empresa del vehículo que os lleve, permisos previos, copias de todo.
En este recorrido no encontrareis gasolineras ni otros servicios, para WC’s, el desierto os facilitara grandes espacios, i no intimidad. Siempre es posible tener un poco de paciencia hasta llegar a algún puesto policial, donde siempre habrán tres paredes donde consolarse.
Los colores y perfiles de este mar de soledad, no os pueden dejar indiferentes, como no lo hará la temblorosa línea negra que dibuja el alquitrán de las inmensas carreteras.
Podemos observar el perfil de montañas, o líneas de horizonte planas completamente durante kilómetros y kilómetros, nos cruzamos con alguna línea ferroviaria, sin vías, pues fueron arrancadas cuando la revolución. Al respecto es curiosa la anécdota de un policía que nos conto durante el mucho tiempo que compartimos y que ocurrió también en esos turbios días de 2012: Su familia tenia unos campos sembrados, ya en el momento de la cosecha, cual fue su perplejidad por la mañana de encontrarse el campo segado y sin cosecha, y su incredulidad e indignación con un rotulo que los ladrones le pusieron en un poste: “Hasta el año que viene, gracias”
Vamos llegando a los bordes del oasis, letreros nos indican que Bagdag se acerca, población está, junto a Barís, situada al sur de este hilo de palmeras y pozos que conforman este lugar. ( En árabe, Ain, significa pozo u ojo de agua)
Una vez en lo que es el centro de Kharga, ciudad esta que poco difiere de cualquier población sureña de la ribera del Nilo, fuentes publicas con surtidores, cruces con movimiento de coches, escolares, comerciantes, etc.
Kharga ciudad es maravillosa, tranquila, limpia, pequeña, sus surtidores, sus parques (donde podréis tomar cafés, tés o zumos mil por la noche hasta altas horas de la madrugada con una variopinta retahíla de gentes: mujeres jóvenes con bebes, familias enteras, adolescentes ruidosos, comerciantes leyendo el periódico o fumando, incluso algún hombre con corbata y su Tablet, la verdad es que es su gente uno de los valores de este lugar, son una pasada, amables y discretos.
Comentarios:
- Recomiendo para esta visita una época del año similar a esta, evitando así el tórrido calor de otros meses.
- Con un experimentado conductor y manteniendo un ritmo constante, en 4 horas se realiza el trayecto Luxor – Kharga (centro).
- Es una buena idea, no poner el aire acondicionado e intentar realizar el trayecto con las ventanillas algo bajadas, conforme el cuerpo se va acostumbrando no se nota tanto el calor y este lo agradece pues evitamos choques térmicos.
- El oasis en esta época del año, sufre un cambio de temperatura de 34 a 14 grados
- No hay cobertura telefónica ni GPS terrestre en la zona central del trayecto.
- No existen gasolineras ni otros servicios, solo en dos lugares alejados del eje de la carretera unos 200 metros hay unas bases de ambulancias dentro de barracones que funcionan para su asistencia al accidentado con el “boca-oreja” ósea el que presencia un accidente al llegar al siguiente puesto lo comunica, pues ellos tampoco tienen cobertura.
- Los controles policiales son numerosos, transmiten seguridad y en ocasiones algo de agobio. Una vez en la demarcación del oasis uno o varios policías os acompañaran a todos sitios, y digo “Todos”. Los uniformados por carreteras y los de paisano a hoteles y a las visitas.
- No os perdáis, robárselo al sueño, dedicar un tiempo por la noche para contemplar el cielo mas limpio que jamás haya visto, estrellado increíblemente nítido y cercano, al extender el brazo parecer que puedes llegar a tocar esas estrellas y planetas.
- Como recuerdo de la visita, no dudéis en comprar dátiles, los de kharga tienen fama de ser los mejores.