Segundo día de visita por la ciudad de Toledo, hoy teníamos previsto visitar la zona de la Judería y visitar el interior del Monasterio de San Juan de los Reyes, Sinagoga de Santa María la Blanca, Iglesia de Santo Tomas… todos ellos incluidos en la Pulsera Turística.
Tras unos 40 min de caminata hacia el centro, nos encontramos con la Puerta Nueva de Bisagra, y a diferencia de ayer, no cruzamos por ella, si no que continuamos bordeando la muralla hasta llegar a la Puerta de Alfonso VI o Antigua de Bisagra.

Desde aquí, parten unas escaleras mecánicas que permiten subir hasta el centro de la ciudad, ahorrándote una subidita.



Obviamente se obtienen buenas vistas de la zona nueva.

Las escaleras salen justo al lado de la Diputación Provincial, edificado en el siglo XIX según las trazas del arquitecto Otriz de Villajos.


Un poco más adelante, tenemos el edificio del Nuncio Nuevo, actual sede de la Consejería de Economía y Hacienda. Recibe este nombre, porque en el siglo XV, el nuncio Francisco Ortiz fundó un hospital para dementes en su propia casa, situada en la calle del Nuncio Viejo.

Continuamos la ruta, y hallamos el Convento de Carmelitas Descalzas, convento fundado por Santa Teresa de Jesús. Fachada barroca del siglo XVII, la iglesia es del mismo estilo, espaciosa y sencilla.


Muy cerca tenemos una de las antiguas puertas de acceso a la ciudad, la Puerta del Cambrón. Recibe este curioso nombre en honor a la cambronera, planta que crecía en sus inmediaciones y que llego a arraigar en uno de sus torreones.


Desde aquí bajamos en dirección al rio Tajo, hasta encontrarnos con el Puente de San Martin. Es un puente de cinco arcos, con uno central ojival de 40 m de ancho y 27 m de alto, una obra de ingeniería impresionante para su época.


A ambos extremos esta fortificado con torreones. El interior, el más próximo a la urbe, luce el escudo de la ciudad y en el interior, una Virgen del Sagrario.


Fue construido en el siglo XIV para substituir a otro de barcas que se encontraba aguas abajo y fue arrasado por una riada. Un siglo después de su construcción, en 1368, el puente fue destruido parcialmente para impedir la entrada en la ciudad de los partidarios del rey Enrique II de Trastámara, en su lucha contra el rey Pedro el Cruel, su hermanastro.

Desde aquí, para los más valientes, hay una tirolina que cruza todo el río Tajo.

Os dejo unas imágenes del río.

Nos dirigimos hacia el Monasterio de San Juan de los Reyes, donde compramos la pulsera turística.

Fue construido en 1476 por los Reyes Católicos para conmemorar su victoria en Toro sobre las tropas portuguesas, con la intención de que sirviese para su enterramiento, por lo que quisieron construir un cabildo. Los canónigos de la catedral manifestaron su oposición a este proyecto para evitar que la duplicidad de cabildos en la ciudad. Esta resistencia, unidad a la conquista de Granda, motivo que los Reyes Católicos dispusieran su enterramiento en la capital del reino por ellos conquistado, cediendo San Juan de los Reyes a la orden franciscana.
El arquitecto Juan Guas levantó aquí su obra maestra, un ejemplo típico de gótico flamígero. El exterior es de una gran sobriedad, destacando solo los pináculos que coronan los estribos y su portada tardía.

Llama la atecnion unas cadenas sujetas a la pared del templo. Corresponden a los grilletes de los cristianos cautivos en el Reino de Granada que fueron liberados por los Reyes Católicos, y como muestra de agradecimiento los colocaron aquí.
El templo consta de una sola nave muy ancha con capillas.


En la decoración destacan los grandes escudos los monarcas sostenidos por el águila de San Juan, con los emblemas de Isabel y Fernando.

Pasamos al claustro gótico.

Su galería alta se cubre con un artesonado pintado, cuyos motivos principales vuelen a ser los escudos.

Salimos del Monasterio, y calle abajo aparece la Sinagoga de Santa María la Blanca, también incluido en la pulsera.

Es un templo de planta irregular, de cinco naves separadas por arcos de herradura que se apoyan sobre los pilares ochavados. Resulta curioso que la decoración sea de estilo árabe, en un templo hebreo dentro de una ciudad cristiana. Todo una mezcla de las 3 culturas.


A modo de curiosidad, resaltar que es la más antigua de las sinagogas que se pueden ver en Toledo.

Salimos de la sinagoga, y calle abajo tenemos otra de las sinagogas de la ciudad, en este caso la del Tránsito, que alberga el Museo Sefardí.

Desde aquí se abre una pequeña placita desde la que tenemos buenas vistas del rio Tajo y del Convento de San Gil, actualmente sede de las Cortes de Castilla-La Mancha.


Al lado de la Sinagoga del Tránsito, se sitúa el Museo del Greco, al que no entramos.

Al que sí entramos, al estar incluido dentro de la Pulsera, fue a la Iglesia de Santo Tomé, donde se halla al famoso cuadro El Entierro del Conde de Orgaz, del Greco. La iglesia en sí es resultado de diversas reconstrucciones, donde lo más destacado es la torre mudéjar de ladrillo y mampostería.

Dentro hay una enorme multitud de turistas, que contemplan el famoso cuadro del Greco.
El cuadro representa el milagro en el que, según la tradición, san Esteban y san Agustín bajaron del Cielo para personalmente enterrar a Gonzalo Ruiz de Toledo, señor de la villa de Orgaz, en la iglesia de Santo Tomé, como premio por una vida ejemplar de devoción a los santos, su humildad y las obras de caridad llevadas a cabo.
El Greco aceptó el encargo de realizar la obra en 1586, algo más de dos siglos y medio después de los hechos que en ella representó. Recibió detalladas directrices sobre cómo debía aparecer el milagro de la zona inferior del lienzo.

Este gran cuadro está dividido en dos grandes zonas, por un lado en la parte alta se observa una zona celestial en donde aparecen Cristo, la Virgen, ángeles, santos y otros personajes ya fallecidos. En la parte inferior, la terrenal, se representa un entierro rodeado de personajes, unos eclesiásticos y otros civiles.

El cuadro merece que se contemple durante unos cuantos minutos, pues tiene muchos detalles.

Pegado a la Iglesia de Santo Tomé, se halla el Convento de Fuensalilda, que alberga la Presidencia de Castilla-La Mancha.


Bordeando el palacio se encuentra el Taller del Moro, edificio construido en la primera mitad del siglo XVI. Desde 1963 es un museo en el que se pueden ver muestras de arte decorativo islámico y mudéjar, que desgraciadamente encontramos cerrado.

Próximo se halla la Iglesia del Salvador, incluida en la Pulsera Turística. Es una iglesia sin ningún tipo de interés, pero al estar incluida decidimos entrar.

La iglesia esta divida en 3 naves por arcos de herradura, apoyados en la cabecera.

A finales del siglo XV se construyó junto a su cabecera la capilla de Santa Catalina, para enterramiento de la familia Álvarez de Toledo, condes de Toledo.

Los últimos descubrimientos arqueológicos permiten visitar la planta de la mezquita primitiva sobre la que se construyó el templo cristiano y también los restos (una arquería de 3 columnas y cuatro arcos de herradura) de una ampliación realizada en el siglo XI.


También se puede subir a la torre, desde donde no hay gran cosa.


Salimos de la iglesia, y fuimos en busca de restaurante. Comimos en el Restaurante Santa Fe, al lado del Museo de Santa Cruz, el menú del día. Es un restaurante con un comedor pequeño, por lo que intentan meter a la mayor cantidad de gente posible en el comedor, al final acabas apretujado para comer.

Cominos y nos dirigimos hacia la Plaza de Amador de los Ríos, donde se asoma la Capilla de San Felipe Neri, único resto conservado de la parroquia de San Juan Bautista.

Muy cerca visitamos la Iglesia de San Idelfonso o de los Jesuitas, la mejor iglesia barroca de la ciudad. Este es otro de los puntos incluidos en la Pulsera Turística.


El interior, de tres naves con espacioso crucero, acoge perfectamente retablos e imágenes dentro del más puro estilo barroco.



Desde el interior se puede subir al mirador, desde el que se contemplan unas buenas vistas de la catedral y del alcázar.


Frente a un lateral de la Iglesia de San Idelfonso se sitúa el Monasterio de San Pedro Mártir, que tras la restauración terminada en 2005, acoge la sede de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de Castilla- La Mancha.


Pasamos por el Cobertizo de San Pedro, una de esas típicas construcciones toledanas que pasan por encima de la calle para unir dos edificios de un mismo propietario, siempre respetando la altura mínima de un caballero sobre su caballo.

Llegamos al Convento de San Clemente, fundado en el siglo XII.


Un poco más al norte hallamos la Iglesia de Santa Eulalia, un pequeño templo de origen visigodo.

Llegamos al Real Colegio de Doncellas Nobles, también incluido dentro de la pulsera. El colegio fue fundado por el Cardenal Silíceo en 1551 para acoger jóvenes de pocos recursos, procedentes de la archidiócesis de Toledo y darles formación cristiana y humana.

El edificio actual es obra de Ventura Rodríguez, levantado en el siglo XVIII por decisión siempre activa del cardenal Lorenzana.

La unión con una casa situada al otro extremo de la calle, propiedad de la institución, se produce por uno de los últimos cobertizos construidos en Toledo a finales del siglo pasado.

Ya en el interior, accedimos al claustro.


La capilla-iglesia es de estilo renacentista y barroco temprano. Tiene planta de cruz latina, bóveda de cañón con lunetos y crucero sobre pechinas.


También destaca el sepulcro del cardenal Silíceo, donde se encuentra enterrado el cardenal-fundador del Real Colegio de Doncellas Nobles, Juan Martínez Silíceo.

Salimos del convento, y paseando por esta zona hallamos la Iglesia de Santa Leocadia, situada justo enfrente de la cuesta de la Diputación.

Como muchos templos toledanos, armoniza un exterior mudéjar apreciable en la portada. Lo mejor del templo es su torre del siglo XIX, que conserva aspectos de su alminar.

En la plaza contigua se levanta el convento de Santo domingo el Antiguo, llamado así para diferenciarlos del de Santo domingo el Real. Fue el primer monasterio fundado en Toledo y cuenta con restos visigodos.

En el interior, se supone que se encuentran los restos mortales del Greco, para ello hay que pasar por taquilla y pagar 2€.

Estuvimos un rato haciendo tiempo hasta que fuesen las 6 de la tarde, para poder visitar en horario gratuito la Iglesia de San Román- Museo de la Cultura Visigoda.

La iglesia de San Román es una de las más antiguas de Toledo, pues se sabe por un documento mozárabe que ya existía en el año 1125. El exterior es de ladrillo y mampostería, con la típica decoración mudéjar.

Es una iglesia de tres naves, separadas por tres arcos de herradura sostenidas por columnas de mármol y capiteles. Los frescos que recubren los muros de la iglesia son románicos, del siglo XIII.


En 1968 se destino al Museo de los Concilios y de la Cultura Visigoda, pues en Toledo se sitúo la capital del reino visigodo. En él se exponen numerosas piezas arqueológicas de los siglos VI al VIII, pintura, documentos y orfebrería, así como ajuares procedentes de la necrópolis de Carpio de Tajo, y excelentes reproducciones de las coronas del tesoro de Guarrazar.


Salimos y nos dirigimos hacia el último punto incluido en la Pulsera, la Mezquita del Cristo de la Luz. De camino, pasamos por la plaza de San Vicente, donde se alza la iglesia de mismo nombre.

En la misma plaza sobresale el palacio Lorenzana, sede de la Universidad, levantado con este fin por el cardenal Lorenzana en el siglo XVIII.

Ya en la Mezquita del Cristo de la Luz, observamos un edificio musulmán, construido en el siglo XII.
Reciben este curioso nombre en honor a una leyenda que explica su origen.

Su fachada, dividida en tres cuerpos, ofrece al exterior una gran diversidad decorativa que combina el ladrillo y la mampostería.


Su planta, casi cuadrada, está dividida por cuatro columnas que soportan capiteles visigodos y arcos de herradura y configuran tres naves paralelas cruzadas por otras tres, se crean así nueve espacios cubiertos por otras bóvedas entre ellas destaca la central por su mayor altura.


En el presbiterio destacan un pantocrátor románico.

Fuera del templo, tiene un pequeño jardín de estilo árabe.


Desde aquí podemos contemplar buenas vistas de la Puerta del Sol.
Salimos de la mezquita, y estuvimos paseando por la ciudad, donde aprovechamos para hacer unas compras.
De nuevo en la plaza Amador de los Ríos, visitamos las termas romanas descubiertas en las sótanos de la casa que ocupan el numero 6. No es que sea gran cosa, pero estando allí y siendo gratuita la entrada, merece la pena visitarlas aunque sean unos minutos.


De la plaza Amador de los Ríos nace la calle de San Ginés que, a su vez conduce al callejón del mismo nombre. Allí nos encontramos con las Cuevas de Hércules, un conjunto arqueológico de bóvedas y arcos romanos que formaban un depósito donde se almacenaba el agua traída desde la presa de Mazarambroz.

La visita también permite conocer las excavaciones de la iglesia de San Ginés, y una pequeña exposición de pintura.

Tras este recorrido, finalizamos las visitas por Toledo y cogimos el bus para llegar a nuestro apartamento.