Ese día íbamos a pasarlo a Las Palmas, la capital de la isla, pero antes fuimos a ver el Barranco de Guayadeque. Desde Arinaga nos pillaba muy cerca, solo teníamos que ir hasta Agüimes y allí enfilar en barranco, por la carretera GC-103. Esta carretera es muy bonita, ya que circula por dentro del barranco. Al principio hay un centro de visitantes, al que no entramos. Esta zona es interesante, no solo por su paisaje, sino por la población aborigen que habitaba en el barranco, en las típicas casas cuevas.
Al final de la carretera hay 3 restaurantes ubicados en cuevas. Allí se puede dejar el coche y dar una vuelta por un camino que conduce a casas cueva habitadas, algunas de ellas habilitadas para el turismo. Desde allí las vistas del barranco son muy buenas, con el mar de fondo. También hay una ermita cueva.
Nos gustó mucho la visita, y nos quedamos con ganas de hacer alguna ruta de senderismo por allí, pero teníamos que priorizar y ya no nos quedaba hueco en el planning. Paisajísitcamente, aunque bonito, no se compara con los paisajes del centro de la isla.
Desde allí más fuimos a Las Palmas, donde pasaríamos el resto del día. Le dijimos al GPS que nos llevara al Mercado de Vegueta, para aparcar allí y visitar este barrio. Pero me salté una de las indicaciones del GPS y las señales me llevaban a circular en bucle, no veía como llegar al mercado. Ya desesperada, me salté una de las señales de dirección, y allí me estaba esperando un policía local. No valió que intentase darle pena diciéndole que acababa de llegar a la isla y que estábamos un poco agobiados con el aparcamiento y el GPS. No me libré de la multa. Por lo menos me indicó como llegar al aparcamiento y me abrió paso, y me informó de los lugares turísticos a visitar
Comenzamos a visitar Vegueta, el barrio histórico de Las Palmas, por la Casa de Colón, donde el descubridor se alojó en su camino a América. Es un edificio bonito, amplio y con grandes patios, artesonados de madera y adornos de piedra.
Desde allí fuimos a la Plaza de Santa Ana, donde destaca el edificio de la Catedral. En la misma plaza está el ayuntamiento y el palacio episcopal. Subimos a las torres de la catedral, desde donde se tienen buenas vistas de la ciudad de Las Palmas y del puerto.
Seguimos callejeando por Vegueta, la Iglesia de San Francisco de Asís, la Iglesia de San Agustín y el Tribunal Superior de Justicia, el Museo Canario, finalizando en la Plaza de Santo Domingo. En Vegueta se pueden ver muchas casas de arquitectura típica canaria, y bien merece un paseo.
Continuamos el paseo por Triana, el barrio contiguo a Vegueta, por donde se expandió la primigenia ciudad de Las Palmas. Después volvimos al coche y fuimos hasta la playa de Las Canteras. Dejamos el coche en el aparcamiento de El Rincón, junto al Auditorio Alfredo Kraus, en un extremo de la Playa de Las Canteras.
A esas horas ya teníamos hambre y buscamos entre los restaurantes que llevábamos apuntados como recomendados. Pero la mayoría estaban en la zona de la Puntilla, en el otro extremo de la playa. Más cerca estaba la Tasca Galileo, que tenía muy buena pinta. Está en una calle pequeñita, muy cerca del Paseo de Las Canteras. Nos gustó mucho, un sitio acogedor, con buen servicio y con tapas/raciones originales. Pedimos media de queso de la isla, croquetas de manzana, risotto frito (curioso, el risotto rebozado como una croqueta) y tortilla de morcilla. Además, 5 cañas y 2 vinos. En total 30 euros. Hay mucha variedad de vino, pero para servir por copas hay muy pocos, y ninguno de la isla.
Con el estómago lleno fuimos paseando por la playa. El cielo se había nublado, pero se estaba muy bien. Llegamos hasta el final de la playa y volvimos, que habíamos quedado con unos amigos en el Centro Comercial Las Arenas, cerca de donde teníamos el coche. Pero antes nos acercamos a ver el Parque de Santa Catalina.
Fue una buena caminata, que la playa tiene más de 3 kilómetros de largo, pero el paseo fue muy agradable. El resto de la tarde/noche la pasamos en la terraza del Centro Comercial, hablando con los amigos a los que hacía mucho tiempo que no veía. Cenamos por allí, pero nada reseñable, era un restaurante franquicia pero ni siquiera me acuerdo del nombre del sitio.