El itinerario de esta jornada fue el siguiente:
BERMEO/GUERNICA-LUMO/ERMITA DE SAN PEDRO DE ATXARRE/LEQUEITIO. Noche en Zelaia.
Nuestro recorrido del día en GoogleMaps: poco más de 70 kilómetros y casi dos horas en el coche.

El itinerario de este día venía condicionado por una excursión en barco que habíamos reservado por internet. Salía a las 12 de la mañana desde el puerto pesquero de Bermeo y consistía en un recorrido por la ría de Urdaibai de una hora de duración. Decidimos madrugar y desayunar en Bermeo, para así aprovechar el tiempo y hacer la correspondiente visita turística antes de coger el barco. Sin embargo, como ya habíamos estado dos veces en Bermeo durante los días anteriores lo conocíamos bastante y fuimos a tiro hecho.
BERMEO.
Una de las mejores cosas que tiene Bermeo (sobre todo en verano) es la posibilidad de aparcar sin problemas al final del puerto pesquero, lo cual no nos sucedió en otras poblaciones vascas. Allí las tres veces que fuimos encontramos sitio sin problemas, lo que agradecimos de verdad. También nos trataron muy bien en la Oficina de Turismo, donde nos proporcionaron todo tipo de información y muchos planos y mapas que nos sirvieron para todo el recorrido de los días posteriores por el resto del País Vasco: muchas gracias.
La imagen más típica de Bermeo.


Bermeo nos gustó bastante, quizás fue uno de los lugares donde más cómodos nos sentimos durante todo el viaje. Se encuentra a 36 kilómetros de Bilbao, es el primer puerto pesquero de bajura de Vizcaya y tiene unos 17.000 habitantes. La principal fuente de ingresos de sus gentes está relacionada con el mar, tanto en lo referente a la pesca como a la industria conservera. Siempre ha sido y sigue siendo un pueblo eminentemente marinero que alcanzó su época de máxima prosperidad en el siglo XVIII. Su historia arranca de los tiempos del primer Señor de Vizcaya, Iñigo López Ezquerra, que donó al Monasterio de San Juan de la Peña propiedades en San Juan de Gaztelugache, Bakio y Bermeo. En 1239 obtuvo el fuero de Logroño y el título de villa, que fue confirmado además de por varios reyes y señores por el propio Fernando el Católico en 1476. No obstante, a partir de la fundación de Bilbao en 1300 comenzó una gran rivalidad entre ambas poblaciones, que culminó en un pleito interpuesto por Bilbao y perdido por Bermeo en 1602, por el que se vio privada de parte de sus títulos y de la capitalidad de Bizcaia.

Nuestra primera tarde-noche en Bermeo la pasamos recorriendo el puerto pesquero y paseando por los malecones, contemplando una bonita puesta de sol, para terminar tomando unos pinchos en una terraza de la zona del Puerto Viejo en un ambiente típicamente marinero.

Resumen en fotos de esa primera jornada en Bermeo.



Bermeo de noche.


Además de recorrer las calles en torno al Puerto Viejo, con sus antiguas casas de pescadores de coloridas fachadas, la Oficina de Turismo de Bermeo recomienda dar un paseo con las siguientes paradas (fue lo que hicimos nosotros):
1. El Parque Lamera, terreno ganado al mar, donde fondeaban las embarcaciones hasta 1905. Aquí, en un extremo, se pueden ver instalaciones de la industria pesquera, situadas en el muelle sur. También hay unas esculturas que muestran a las antiguas deidades vascas y, enfrente, se encuentra el bonito edificio del antiguo Casino.
2. El Ballenero Aita Guria, donde se encuentra el Centro de Interpretación de la pesca de la ballena en el siglo XVII. Se puede visitar por libre o mediante visita guiada.
3. La Cofradía Vieja de San Pedro, cerrada desde 1993.
4. El Mirador de Gaztelu, pasada la plazoleta de Eupeme Deuna, desde el que se obtiene una bonita vista del Puerto Viejo con sus casas de colores.
5. La Iglesia de Santa Eufemia. Monumento histórico-artístico, es la iglesia más antigua de Bermeo, gótica con crucero bizantino. Se construyó sobre una isla y aquí se juraban los fueros.
6. El Puerto Viejo, con sus casas de colores y escaleras exteriores para el acceso a las viviendas. Los postes de los pantalanes tienen dibujos en su parte alta, que recuerdan las chimeneas de las embarcaciones pesqueras de vapor de principios del siglo XIX. Es la típica postal de Bermeo.
7. La Torre Ertzilla, donde se encuentra el Museo del Pescador. Edificio gótico aunque de corte medieval que preside en alto el Puerto Viejo.
8. Las dos fuentes. En realidad es una fuente con dos caños, erigida en tiempos de Carlos I, la más antigua de la ciudad y la principal del puerto hasta que el manantial se secó en 1827. Tiene los escudos de Bermeo, el Emperador y el de Bizkaia.
9. Las tres esculturas del puerto: la fuerza del mar y las olas, un náufrago que llega a tierra y lo localizan un pescador y su perro y el pescador que lleva de la mano a su hijo. Todas con motivos marineros como corresponde.

Dejando el Puerto y ascendiendo por la ladera hacia el centro urbano, llegamos a:
10. La Plaza de Baztarre, con bonitas vistas al mar.
11. La Atalaya. Se trata de un parque sobre los acantilados con vistas al mar, desde el que se contemplan el cabo Machichaco, el Cabo Ogoño, la isla de Izaro.
Vistas desde la Atalaya.


12. El Arco de San Juan del siglo XIV, junto al que se levantan las esculturas de las vendedoras de pescado.
13. Las casas de la Calle Doniene, las más antiguas de Bermeo.
14. La iglesia neoclásica de Santa María.
15. El Ayuntamiento, con un antiguo reloj de sol en su fachada.
16. La Iglesia y el Claustro de San Francisco, que data de 1357 y cuenta con una bonita arcada gótica. Es monumento histórico-artístico y el acceso es gratuito.


EXCURSIÓN EN BARCO DESDE BERMEO POR EL ENTORNO DE LA RÍA DE MUNDACA.
Como mencioné antes, llevábamos esta excursión reservada por internet porque en algunas ocasiones se agotan las plazas. No fue el caso y se vendieron algunos tickets in situ, aunque solo fueron dos o tres. Nos gustó mucho la pequeña travesía de una hora, que nos llevó a contemplar muy de cerca algunos de los puntos más sobresalientes de la ría. Y es que el barco se acercó increíblemente a las rocas, mucho más de lo que me había imaginado con anterioridad.
Salida del Puerto de Bermeo.


Rodeamos la Isla de Izaro, cuyo nombre recordaba por haber sido el icono de una cinematográfica española años atrás y en cuya parte alta existió un convento de franciscanos hasta el siglo XVIII. Divisamos las playas de Laga y Laida. y Vimos en primer plano el Cabo Ogoño y sus sorprendentes cuevas, que sólo pueden apreciarse desde el mar.



Cabo Ogoño.


Llegamos y entramos al Puerto de ELANCHOVE (ELANTXOBE). Esta pequeña incursión nos vino estupendamente bien porque nos evitaba ir allí por la tarde: el tiempo disponible lo tendríamos escaso y quizás no hubiésemos podido ni siquiera hacer una breve parada. Ya sé que no lo es lo mismo que una visita a pie, pero nos hicimos una idea de lo pintorescas que resultan sus casas casi colgadas del monte hacia el mar y la gran protección de que goza su puerto pesquero, que recuerda a una muralla.


También fuimos y entramos en el Puerto de Mundaca, donde habíamos estado cenando la noche anterior.

Una excursión muy completa, que me gustó especialmente por lo cerca que navegó el barco de la costa y la isla de Izaro: las rocas parecían casi al alcance de la mano. Fue una experiencia muy grata, incluso emocionante en algún momento.
GUERNICA-LUMO/GERNIKA-LUMO.
Cuando terminamos la excursión en barco era la una más o menos, así que cogimos el coche y fuimos en dirección a Guernica (Gernika), con intención de visitar la villa y almorzar, ya que nos coincidía la hora de lleno. No habíamos mirado nada con antelación y tampoco queríamos perder demasiado tiempo, así que lo primero que hicimos fue buscar un sitio para dejar el coche. Y lo encontramos, vaya si lo encontramos. Cruzando las vías del tren, hay un área comercial, con una zona grande de parking, y gratuito. Apenas hay que caminar cinco minutos hasta el centro de Guernica. Cómodo, barato y sin hora de caducidad: ¿quién da más? Pongo la foto de un panel informativo que encontramos en la calle, con un mapa turístico de la villa.

Desde allí fuimos andando hasta llegar a la Plaza de los Jardines del Ferial, donde vimos varios restaurantes, con terrazas en el exterior donde estaba comiendo bastante gente. Consultamos los menús del día (buenos precios, entre 11 y 13 euros) y nos decidimos por uno de ellos, aunque tuvimos que desistir porque la única mesa libre estaba al descubierto y el sol amenazaba con salir de inmediato. Y es que habíamos aprendido que en Euskadi, cuando sale, el sol en verano pica que da gusto. Así que nos fuimos al de al lado, que tenía las mesas con sombrillas y acertamos de lleno. Buena comida (arroz, judías rojas, pimientos rellenos, filete de ternera y crema de yogurt con frambuesa), buen servicio y buen precio (13 euros por persona).

En la plaza donde cominos se encontraba el mercado antaño. Ahora es un espacio muy agradable, con jardines y una fuente, rodeada de vistosos edificios. Además, también hay allí una escultura de Iparraguirre con una estela de homenaje a los fallecidos en el bombardeo de la aviación alemana en 1937 que destruyó la ciudad.

Después hicimos nuestra visita por Guernica, aunque previamente consulté algunos datos sobre la villa, que fue fundada en 1366 por el Conde Don Tello. Situada en la comarca de Basturialdes, en el valle del río Oka, entonces, como ahora, su ubicación era excelente, en el cruce de caminos entre las localidades más importantes de Vizcaya, con el añadido de la proximidad de la ría, a la que los barcos podían llegar con sus mercancías. Su desarrollo urbanístico siguió el modelo de calles paralelas cruzadas en ángulo recto por otras transversales más pequeñas, con las iglesias en los extremos. Su economía se basaba en la agricultura, la ganadería y el comercio. Una de las peculiaridades de Guernica era que los vecinos se reunían bajo un roble para dirimir las cuestiones de la villa, lo que con el paso del tiempo terminó por hacerse bajo el árbol que se encontraba en la anteiglesia de Lumo, en el paraje denominado Guernikazarra, donde había un robledal y una ermita, en el interior de la cual los Señores de Vizcaya juraban acatar los fueros: de ahí deriva el árbol de Guernica como un símbolo de las libertades de los vizcaínos. Bajo ese árbol se redactaron las leyes vizcaínas por los representantes enviados por todos los pueblos (dos por cada uno) que se reunían en las sesiones de las Junta Generales hasta que se produjo la abolición de los fueros en 1876.
El Tronco Viejo: los restos del árbol de Guernica más antiguo que se conserva.


Actualmente, el municipio se llama Gernika-Lumo y surgió en el siglo XIX por la unión administrativa de la anteiglesia de Luno y la villa de Guernica, fundada en terrenos de Luno, aunque cada cual había mantenido su derecho propio: Luno el foral de Vizcaya y Guernica el derecho común castellano. Durante la Guerra Civil española, el 26 de abril de 1937, la villa quedó casi totalmente destruida por los bombardeos de la aviación alemana (aunque no afectó al Árbol, ni a la Casa de Juntas), hechos en los cuales se inspiró Pablo Picasso para pintar su famoso cuadro. Reconstruida posteriormente, en la actualidad cuenta con una población superior a los 17.000 habitantes.

Desde los Jardines del Ferial, subiendo unas escaleras, llegamos a la zona de los refugios antiaéreos, donde también se encuentra el memorial. Más arriba todavía, por otro tramo de escaleras, alcanzamos el Museo de Euskal Herria y, siguiendo la calle a la izquierda, llegamos al emblemático edificio de la Casa de Juntas.

La Casa de Juntas de Guernica es un edificio de estilo neoclásico, que se comenzó a construir en 1824 en el lugar que ocupó la vieja ermita de Nuestra Señora de la Antigua, junto a la que estaba el primitivo árbol. La Casa se puede visitar, está abierta todos los días y el acceso es gratuito. Los horarios son los siguientes: Verano: 10:00/14:00 y de 16:00/19:00; en invierno, cierra a las 18:00 horas. En el interior, lo más destacado es:
La Sala de Juntas o Salón de Plenos, donde se celebran los Plenos de las Juntas Generales de Bizkaia, que es el máximo órgano de representación popular de su Parlamento. Aquí se elige al Diputado General, se dictan las normas forales y se aprueba el presupuesto del territorio histórico. Sustituyó a la ermita de Nuestra Señora de la Antigua, donde antaño tenían lugar las ceremonias religiosas que precedían tanto a las asambleas ordinarias como a los juramentos de los fueros por los Señores, por eso se la denomina “Iglesia/Parlamento”. En su decoración cabe destacar la galería de retratos de los Señores de Bizkaia y sobre ellos las fechas respectivas de su juramento de los Fueros.
Salón de Plenos.


La Sala de la Vidriera. En su origen era un patio descubierto, pero actualmente está techado y se utiliza para actos propios de la institución. Lo más llamativo es la imponente vidriera que lo cubre, realizada en 1985 y que recoge el simbolismo del Árbol como punto de encuentro entre los distintos municipios vizcaínos. En ella se pueden ver la tribuna y el árbol, la inscripción “lege zarra”, en relación a las leyes que Señor debía respetar y diversas imágenes de las actividades más características de Vizcaya. Además, en los laterales de la vidriera podemos ver los monumentos más destacados de sus diferentes localidades: una auténtica guía turística ilustrada. Muy bonita: me gustó. También hay numerosos objetos históricos y pinturas interesantes de la Jura de los Fueros por parte de Reyes y Señores.
La Vidriera.


Patio y Jardines. Se encuentran en el exterior de la Casa de Juntas y, rodeado de columnas, se encuentra el Tronco Viejo, el resto más antiguo del Árbol, ejemplar que fue plantado hacia 1700 y que fue sustituido por otro en 1860, situado frente a la tribuna de piedra neoclásica. El árbol actual fue plantado en 2015.
El actual Árbol de Guernica.


Otros lugares destacados de Guernica son: el antiguo Hospital y la Iglesia y el Convento de Santa Clara, que se encuentran en la calle posterior a la Casa de Juntas, desde donde también se accede al Parque de los Pueblos de Europa, espacio verde, que cuenta también con varias esculturas notables, como “La Casa de Nuestro Padre”, de Eduardo Chillida, “Gran Figura en un Refugio”, de Henry Moore, y el Monumentos a los mártires del bombardeo. Yendo ya a una zona más baja, pero a corta distancia caminando desde la Casa de Juntas, llegamos hasta la Iglesia de Santa María (gótica, del siglo XV, aunque terminada en el XVIII). En los alrededores hay varias casas notables que resistieron los bombardeos y siguiendo la misma calle se llega al mural cerámico que representa la imagen del mundialmente famoso cuadro de Picasso.
Descendiendo otro tramo alcanzamos la Plaza de los Fueros, de planta cuadrada, pero abierta a una calle en uno de sus lados. En ella hay varios edificios interesantes, como el del Ayuntamiento, los Juzgados, la Casa de la Cultura, el Museo de la Paz, etc. En el centro, se encuentra la estatua de Don Tello, fundador de la villa. A un par de manzanas se encuentra el Frontón Jai-Alai y en los alrededores el Mercado y varios conjuntos escultóricos bastantes interesantes.


En fin, que la visita se puede alargar lo que se quiera, pero todos sitios notables están cerca unos de otros y se pueden recorrer perfectamente en una tarde o una mañana.
ERMITA DE SAN PEDRO DE ATXARRE (ruta a pie).
Aunque ya lo tenía anotado en el itinerario como uno de los lugares para visitar, la idea se formalizó todavía más cuando, en la excursión en barco de por la mañana, nos aconsejaron que si teníamos ocasión no dejásemos de visitar esta ermita pues desde su ubicación se tiene una de las mejores vistas de la ría de Urdaibai. Y allá que fuimos. Pasamos por Lekeitio (adonde pensábamos volver a cenar) y por Ea, donde quería detenerme después para ver sus preciosos puentes románicos, pero primero fuimos directamente hacia Akorda, desde donde se inicia la pequeña ruta (también puede hacerse desde otros puntos, como la playa de Laga, pero este itinerario es el más corto y el que nos venía mejor). Aparcamos a unos 200 metros de Allika, desde donde se inicia el recorrido, que es lineal, con un total de 4 kilómetros, ida y vuelta. Hay unos dos kilómetros desde donde dejamos el coche hasta la ermita: los primeros 1200 metros son sencillos, por una pista asfaltada que pica hacia arriba, pero una vez que se llega al núcleo de casas, hay que torcer hacia la derecha, siguiendo el cartel indicador: pone que faltan 700 metros, lo que resulta un consuelo falso, porque serán 700 metros, no digo lo contrario, aunque por un sendero estrecho, en muchas zonas pedregoso y con una pendiente de sacar la lengua en algunos tramos, de esas rectas con el supuesto final tres pisos más arriba adonde parece que no se llega nunca, vamos. Así que se tarda más de lo que pueda pensarse en un principio. En fin, fue media hora, tampoco vamos a exagerar, pero se hizo largo al final, la verdad. Eso sí, merece la pena, pese a las moscas negras que casi te comían vivo/a, sobre todo al atardecer, como fue nuestro caso. Menos mal que yo iba con pantalón largo y manga larga y me libre de las “dentelladas”: ¡ojo, pues!
De aquí parte la ruta.


Al fin llegamos a la ermita, que fue construida en el siglo XV. Se encuentra a una altura de 312 msnm y hay quienes la denominan la “atalaya de Urdaibai”. Se dice que por aquí había brujas en tiempos antiguos y se celebraban aquelarres para ahuyentarlas.

Como he mencionado, las vistas son extraordinarias y se ven unos panoramas espléndidos de la ría, con su estuario, la desembocadura del río Mundaka, Bermeo, la playa de Laia y el espléndido encinar que se pierde en el horizonte hasta la ermita de Ereñozar: imposible captarlo todo junto. Quizás pudieran sacarse fotos panorámicas, pero últimamente no me quedan nada bien, así que dejo los trozos sueltos.



El atardecer colaboraba a embellecer algunas perspectivas, aunque dificultaba otras, pero en cualquier caso las vistas in situ eran de las de quedarte un rato mirando. La parte de la cruz, que da a mar abierto, también presenta bonitos panoramas, así como la orientación oeste, hacia Lequeitio
.

Tras unos minutos de contemplación y fotos, emprendimos el regreso al coche, camino que hicimos mucho más rápido que a la ida tanto porque era todo cuesta abajo como porque tuvimos que echar a correr de lo lindo para librarnos de servir de merienda a las moscas negras, que no dejaban de acechar a cualquier incauto que se pusiera en su camino. ¡Ufff…!
Ya he dicho que quería parar en Ea para dar un paseo y hacer unas fotos a sus puentes románicos. Bueno, pues fue absolutamente imposible encontrar un hueco donde aparcar el coche: todo ocupado, incluso los arcenes de la carretera. En fin… cosas del verano. Aún así, vimos estampas bonitas.

Nuestro alojamiento de esa noche se encontraba a unos cinco kilómetros de Lekeitio, aunque la distancia real parecía más debido a la complicada orografía de la zona. Se trataba del Hotel Garazar, de una estrella, en Mendexa, que ocupa una casa de esas que salen en las películas y con las que todos hemos soñado alguna vez: situada en plena naturaleza, moderna, bonita, con todas las comodidades, jardines y piscina incluidos, y unas vistas auténticamente impresionantes pues se veía toda la costa guipuzcoana hacia el este, incluso más allá de San Sebastián (las fotos no hacen justicia, lo confieso). Precio: 78 euros sin desayuno. Estábamos a 28 de julio y se notaba. Sin embargo, de nuevo, una de sus mayores virtudes, se convertía para nosotros en un inconveniente: el trayecto que había que hacer en coche para ir a cualquier sitio. Por fortuna, tenía una ventaja: aparcamiento propio y, naturalmente, gratuito. Un alivio dadas las poco gratas experiencias que estábamos teniendo.
La habitación que ocupamos.
Las vistas desde la terraza.

Las vistas desde la terraza.
