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Hoy toca abandonar (temporalmente) Bretaña para recalar en Normandía. Emprendemos camino hacia Caen, ciudad a la que llegamos con un poco de retraso.
El guía local nos estaba esperando ya para comenzar la visita pero como la guía y el conductor no encontraron un área de servicio donde pararnos para hacer pis tuvimos la parada técnica en el mismísimo Museo del memorial. Y no en el wc exterior sino en el interior, lo que nos hizo poder ver un poco lo que ofrece.
La entrada al museo, edificio de nueva factura de color crema con banderas delante, no ofrece más dificultad que enseñar las mochilas a la persona que hay en la puerta. Una vez dentro encuentras la tienda, las taquillas y un punto de información donde puede obtener folletos, mapas e incluso puedes contratar la visita guiada a las playas del desembarco (ideal para quienes no llevan coche o para los que no quieren disponer de él para eso). En cuanto al memorial en sí consiste, por lo que vi, en un compendio de recuerdos, vídeos, mapas, etc. sobre el día D y posteriores. El precio es, al parecer, bastante elevado.
Hecha la parada y algunas fotos nos dirigimos al centro de la ciudad para empezar la visita panorámica.
Capital de la Baja Normandía, Caen es una ciudad universitaria construida a la sombra de un castillo del siglo XI. A pesar de ser duramente castigada en la guerra conserva una parte de su legado medieval.
Hasta el siglo XI no era más que una colección de pueblos dispersos por la confluencia de los ríos Orne y Odon. Todo cambió con el matrimonio entre el futuro Guillermo el Conquistador y su prima Matilde de Flandes. Ese enlace no le gustó al Papa y para conseguir la dispensa cada uno de los contrayentes prometió construir una abadía en Caen. Después de coronarse como rey de Inglaterra convirtió la ciudad en su segunda residencia y mandó construir un castillo.
Caen fue saqueada por los ingleses en 1366 durante la Guerra de los Cien años y posteriormente, en 1417. Ocuparon la ciudad durante 33 años y en ese tiempo fundaron la universidad, aún en activo.
No tiene fama de ser una ciudad excesivamente bonita pero sí que tiene algunos puntos de interés, sobre todo las preciosas abadías.
La iglesia abacial de St.Etienne, en la Abadía de los hombres, se construyó en relativamente poco tiempo, de 1066 a 1077, lo cual explica su uniformidad de estilo. Tiene una austera fachada románica, acentuada por sus torres. En el interior vemos la nave románica y un coro gótico muy elaborado. Su fundador, Guillermo el conquistador, la eligió como lugar para su tumba pero actualmente sólo se conserva allí su pelvis, enterrada frente al altar. Su tumba fue profanada en el siglo XVI durante las Guerras de religión pero su cadáver ya había sido maltratado incluso antes de su entierro. Los sirvientes le robaron y dejaron al muerto casi desnudo. Al parecerles que era demasiado grande para el féretro, los porteadores lo doblaron por la mitad, provocando que explotara el estómago. Un campesino afirmó que la tumba estaba en sus terrenos y se le tuvo que compensar. Junto a la iglesia están los majestuosos edificios de la abadía (actualmente convertidos en ayuntamiento, ya que los monjes fueron expulsados durante la Revolución). Queda muy poco de la abadía original, que fue reconstruida en el siglo XVIII. Nos fue imposible verla por dentro porque estaban haciendo misa. Tampoco pude ver la tumba pero parece que es una losa frente al altar mayor que indica que quien está allí enterrado es Guillermo, duque y rey de Inglaterra, muerto en 1087.
Pegado a la abadía, y ocupando algunas de sus dependencias, encontramos el ayuntamiento, aunque viendo el conjunto parecen dos edificaciones completamente distintas pegadas la una a la otra. Ante él se abre un jardín con flores muy bonitas.
Al otro lado de la plaza a todo el mundo le llama la atención una iglesia medio en ruinas. Se trata de la Iglesia de saint Etienne le Vieux, probablemente fundada en el siglo X, época de gran esplendor de la ciudad. No se debe confundir con la otra iglesia de St. Etienne, la abacial que alberga lo poco que queda del duque de Normandía y que sería la “nueva”. La iglesia fue muy dañada en la Guerra de los cien años, especialmente en el sitio de 1417. Fue reconstruida en la época de ocupación inglesa, época de la que proviene la torre octogonal. Fue cerrada al público en 1840 y sólo se salvó de ser demolida por una campaña a su favor. En 1944 fue duramente castigada en los bombardeos y así permanece.
La posterior visita al castillo, al estar en lo alto, nos hace darnos cuenta, no obstante, de la cantidad de iglesias que tiene la ciudad de Caen.
Esta gran fortaleza fue creada por Guillermo el Conquistador en el año 1060 y ampliada por su hijo Enrique I. Fue residencia real hasta el reinado de Ricardo Corazón de León y después se convirtió en plaza fuerte cuando Normandía pasó a formar parte de Francia en 1204. Con el tiempo se convirtió en una ciudad dentro de la ciudad, con residencias, talleres, una iglesia, una cárcel y un cementerio. Desde la Revolución Francesa hasta la Segunda Guerra mundial tuvo varios usos militares. Hasta 1944 había casas pegadas a los muros, que acabaron arrasadas con los bombardeos. El aspecto que tiene ahora apenas data de hace 50 años.
Dentro del recinto del castillo se puede ver la Iglesia de st.Georges (siglo XII) y L’Echequier (siglo XI), el Ministerio de Hacienda del ducado, unos de los ejemplos de arquitectura normanda más antiguos. Su nombre procede de los manteles a cuadros que usaban los recaudadores de impuestos.
Aunque no lo parezca, el castillo, construido sobre una colina, es uno de los más grandes de Europa occidental. En su interior alberga, además, varios museos como son el de Bellas artes o el Museo de Normandía. Desde las murallas se obtiene una vista espectacular de Caen. Además es posible ver algunos hallazgos de la que fue la residencia de Guillermo el Conquistador. Vale la pena destacar también la imponente muralla.
Una de las iglesias más representativas de la ciudad y que acostumbra a confundirse con la catedral sin serlo es la de San Pedro. La construcción del edificio actual tuvo lugar entre los siglos XIII y XVI. El coro interior y el ábside exterior son de un gótico de transición hacia el renacimiento. Su aguja, muy alta, fue destruida en 1944 y reconstruida después. Cuando visitamos Caen estaba en obras.
La iglesia abacial de la Trinidad, en la Abadía de las damas, es más sobria que la de St. Etienne. Tiene capiteles de fina talla y la tumba de la reina Matilde, esposa de Guillermo, detrás del altar principal. La hija de la pareja fue una de las primeras monjas del convento pero su inquilina más célebre fue Charlotte Corday, quien en 1793 consiguió un permiso de la abadesa, fue a París y apuñaló a Marat mientras se bañaba. La abadía fue hospital y hospicio y actualmente alberga la sede del Gobierno regional. Junto a la abadía se encuentra el parque Michel d’Ornano.
Pero he hablado varias veces del personaje de Guillermo y todavía no he explicado quién era. Creo que es momento de hacerlo.
Guillermo, que nació en 1028 en Falaise, era hijo de Roberto I, duque de Normandía, y de su amante Arlette de Falaise, hija de un curtidor. Cuando en 1035 el duque murió, Guillermo, aunque ilegítimo, se convirtió en su heredero, al ser el único hijo vivo. Los barones normandos, sin embargo, no vieron con buenos ojos eso de que el bastardo gobernara y se enfrentaron a él en la batalla de Val-ès-Dunes, que el duque venció.
El normando puso sus ojos en una dama de alcurnia, nieta de Roberto II de Francia e hija del conde Balduino de Flandes llamada Matilde. La dama, que tenía otros pretendientes, se negó al matrimonio, alegando que era demasiado noble para casarse con un bastardo. Entonces, según la leyenda, Guillermo fue en su busca, esperó a que saliera de la iglesia y, cogiéndola de las trenzas, la arrastró por el barro. Al parecer a ella le gustó el talante bruto de su primo en quinto grado porque accedió a casarse. Pero no todo iba a salir bien. El Papa, León IX, prohibía ese matrimonio. A pesar de eso otro Papa, Nicolás II, acabó dando su bendición a cambio de la construcción de las dos abadías y según parece por las crónicas el matrimonio fue muy bien, confiándole Guillermo a su mujer la regencia de Normandía cuando tenía que ausentarse.
Desde la iglesia de St. Pierre, frente al castillo, seguimos caminando por la calle del mismo nombre y entramos en una zona céntrica, peatonal y comercial donde encontramos muchos bares y restaurantes (cerrados el día de nuestra visita porque era festivo). Pasamos también delante de la casa natal de François de Malherbe (1555-1628), poeta oficial en las cortes de María de Médicis y Luis XIII, crítico, traductor de francés.
El barrio antiguo más popular de Caen está en la zona de la rue du Vaugueux. Gran parte de las casas son del siglo XVIII aunque hay un par con entramado de madera del siglo XVI. Los abuelos de Edith Piaf tenían aquí un bistro.
La Rue Froide es menos turística pero tiene buenos ejemplos de arquitectura burguesa de los siglos XVII y XVIII.
Caen también cuenta con una amplia zona verde llamada la Praerie (la Pradera) que ocupa nada menos que 60 hectáreas. Caen se desarrolló en un valle pantanoso que cruzaban el río Orne y sus afluentes. En una de esas zonas que antes estaban llenas de campos de heno ahora encontramos esta enorme explanada, junto a la que también se encuentra el hipódromo.
Finalmente hablar de la zona de barcos de recreo, muy cercano a nuestro hotel (Ibis Plaesance) y cuyo canal desemboca en el río Orne.
Hacia el mediodía, una vez hecha una visita panorámica por la ciudad, salimos para ir a ver las playas del Desembarco.
La batalla de Normandía, llamada en clave Operación Overlord, fue la operación militar efectuada por los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial que culminó con la liberación de los territorios de Europa occidental ocupados por la Alemania nazi. La operación dio comienzo el 6 de junio de 1944, más conocido como el Día D, con el desembarco de Normandía; el conjunto de las operaciones navales recibió el nombre clave de Operación Neptuno. Un asalto aerotransportado llevado a cabo por mil doscientas aeronaves precedió al desembarco anfibio, que involucró a cinco mil barcos. El día 6 de junio, ciento sesenta mil soldados cruzaron el canal de la Mancha de Inglaterra a Francia y hacia finales de agosto las tropas aliadas en suelo francés eran más de tres millones.
Overlord («Jefe supremo», en inglés) fue la denominación asignada a la operación de gran magnitud planeada en el continente. Su primera fase, el desembarco anfibio y la creación de una cabeza de playa segura, recibió el nombre en clave de Operación Neptuno. Con el objetivo de alcanzar la superioridad aérea necesaria para asegurar el éxito en la invasión, los Aliados lanzaron una campaña de bombardeos —bajo el nombre en código de Operación Pointblank— que pretendía destruir la producción alemana de aeronaves, el suministro de combustible y sus aeródromos. Así, las infraestructuras de comunicación, las carreteras y las vías férreas fueron bombardeadas para aislar el norte de Francia y dificultar el envío de refuerzos a los alemanes. Estos ataques fueron bastante dispersos para no dar pistas sobre la localización de los desembarcos. Asimismo, se planearon maniobras de distracción para evitar que los nazis averiguaran el lugar y la fecha de la ofensiva aliada.
La costa de Normandía se dividió en diecisiete sectores que recibieron nombres en clave usando un alfabeto por palabras: desde Able, al oeste de la playa Omaha, hasta Roger, en el flanco este de la playa Sword. Cuando el plan de invasión pasó a incluir la península de Cotentin y la playa Utah, se añadieron otros ocho sectores. Estas secciones de costa se dividieron a su vez en playas identificadas por los colores verde, rojo y blanco.
Los alemanes ignoraban la situación de su extensa red de espías distribuidos por el Reino Unido, que habían sido capturados o convertidos en agentes dobles al servicio de los Aliados. Entre ellos se encontraba Joan Pujol, un español contrario al régimen de Hitler conocido con el sobrenombre de «Garbo», que estuvo los dos años anteriores a la Operación Overlord desarrollando una falsa red de informantes que fingían estar al servicio de los alemanes. En los meses previos a la invasión, Pujol envió cientos de mensajes a sus superiores en Madrid, especialmente preparados por el servicio de inteligencia británico, para convencer al alto mando alemán de que el ataque tendría lugar en Calais durante el mes de julio.
Las playas del desembarco recibieron el nombre en clave de Juno, Utah, Sword, Omaha y Gold.
Nuestra primera parada fue en Arromanches. Esta pequeña localidad costera no es una de las playas del desembarco como suele creerse. Fue liberada por vía terrestre la tarde del 6 de junio aunque el destacamento alemán aún resistió un poco más. Fue uno de los puntos clave de la historia ya que allí se construyó un puerto flotante. Ya que los puertos existentes estaban tomados por los alemanes, Churchill y lord Mounbatten decidieron construir uno con 115 bloques de hormigón armado, cada uno de 7000 toneladas de peso, que sirvieron de rompeolas a lo largo de 8 km; 22 plataformas metálicas que sirvieron de muelles de descarga; inmensas carreteras sobre flotadores sujetas a las playas con elementos telescópicos. Gracias a eso pudieron descargar material a partir del 9 de junio. Fue desmontado pero aún se ven los bloques Phoenix hundidos en la arena.
También podemos ver un Museo del desembarco con un diorama, una película de 7 minutos y restos del desembarco. Nosotros únicamente tuvimos tiempo de entrar un poco a ver la tienda.
La parada para la comida se hizo allí y en lugar de detenernos en buscar un restaurante, lo que nos iba a quitar tiempo para la visita, nos detuvimos en uno de los múltiples establecimientos del puerto a comprar un bocadillo. El mío era de lechuga, pollo asado, huevo y tomate y el de Javi de jamón, camembert y mantequilla, largos como medio brazo (4,5 euros cada uno). Lo acompañamos de una crèpe recién hecha de chocolate (una con trozos de plátano dentro y la otra con nata-chantilly- por fuera) por 3 euros cada una.
De la visita lo que más llama la atención son esas enormes piezas colocadas en la playa, más o menos dentro del agua según suba o baje la marea, pero que, al final, no impide que la gente deseosa de playa se bañe igualmente (eso si el tiempo lo permite, claro). Dejando de lado aquellos restos más que evidentes, el museo y algún que otro cañón disperso se podría considerar a Arromanches como un pueblo de costa más (y es lo que parece en algunos puntos).
Desde allí fuimos hasta Longues-sur-mer, donde se conserva, en mejor o peor estado, una batería de cañones alemana. Se construyó en 1943 con cuatro bunkers abiertos con muros y techos de 2 metros de espesor. Su misión, disparar con los cañones a cuanto barco enemigo apareciera. Todavía es posible ver alguno entero (u otro hecho añicos).
Desde la batería nos acercamos al cementerio americano, conocido por aparecer en películas como Salvad al soldado Ryan. El cementerio de Colleville-sur-mer no es el único pero sí el más grande y famoso. Todas las cruces están giradas hacia el Oeste, mirando a EEUU. Se extiende aproximadamente en 70 ha. Hay 9387 tumbas de las que 307 son de soldados no identificados. El apellido más corriente es Ryan, de ahí el nombre de la película. Yo fui mirando y vi alguno pero no tantos como esperaba. La mayoría son cruces aunque hay alguna que otra estrella de David (si el muerto era judío). Una cosa que nos llamó mucho la atención es que en las cruces no aparece la edad del difunto, como veremos que sí pasa en otros cementerios. En algunos no se ha podido identificar de quién son los restos y dice algo así como que Dios lo sabrá. También hay otra cosa curiosa y es que se trata de suelo americano en Francia ya que el gobierno francés lo cedió, libre de tasas e impuestos. El cementerio está administrado por EEUU y todo allí dentro es muy americano.
Tengo que decir que parece ser que en 1944 se estableció un cementerio provisional en Saint Mère Eglise. Después de la guerra muchos de los cuerpos fueron repatriados y los que quedaron se trasladaron a Colleville, a este nuevo cementerio. Hay más curiosidades. Todas las tumbas están colocadas mirando a EEUU, ordenadas con filas organizadas con letras. Hay tres personas que tienen “Medalla de honor” (lo que significa que la inscripción no está sólo grabada sino repasada en dorado). Vimos uno de ellos, uno hijo del presidente Roosevelt. A su lado tiene a su hermano, muerto no en la Segunda Guerra Mundial sino en la primera.
Al otro lado hay un edificio conmemorativo compuesto de un peristilo de estilo neogriego, una estatua de bronce de 7 metros de alto que simboliza el alma de la juventud estadounidense, un jardín de desaparecidos y un estanque. En los muros se han esculpido los mapas de las operaciones del desembarco.
Finalmente nos dirigimos a la más famosa de las playas del desembarco aunque, como ya dije, no la única. Omaha Beach es el nombre en clave de las playas de tres pequeños pueblos: Vierville-sur-Mer, Colleville-sur-Mer y Saint-Laurent-sur-Mer. Aquí desembarcaron las tropas estadounidenses con el mar embravecido, minas, búnkeres en los acantilados, alambres de púas. Durante la noche previa al desembarco miles de bombarderos dejaron caer sus bombas sobre las defensas alemanas. Pero en Omaha no fue preciso por culpa de la densa niebla. Soltaron las bombas antes o después de lo necesario y 13.000 explotaron fuera del objetivo. Al amanecer había tanto humo que los aliados de los barcos no podían ver nada pero pensaban que las bombas habían alcanzado a los alemanes. Cuando desembarcaron les sorprendió una lluvia de bombas y balas. La primera ola del asalto fue diezmada. En los primeros 5 minutos el 90% de los soldados quedó fuera de combate. Los que no murieron por los alemanes lo hicieron ahogados por la subida de la marea. Los alemanes destruyeron muchas lanchas antes de que tocaran tierra. Se pensó en la retirada pero no se hizo. En cambio los alemanes esperaban refuerzos que nunca llegaron. Poco a poco empezaron a abrirse brechas y a las 4 de la tarde la playa estaba bajo control. Por la tarde del 6 de junio de 1944 cerca de 30.000 soldados desembarcaron en la playa de Omaha. Se calcula que el número de muertos fue de 3000.
Omaha Beach tiene actualmente unas playas de arena fina donde la gente hace la vida normal en cualquier playa y sólo unos monumentos colocados allí, el Memorial Les Braves, una especie de alas raras hechas de metal, en medio de la arena y otro más arriba recuerdan lo que ocurrió. He visto gente que ha hecho relatos sobre esta playa y dice que no vio a nadie bañarse, seguramente por respeto a las víctimas. Yo creo que fue fruto de la casualidad; yo sí que vi.
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