La primera noche es en Kruja, así que nada más llegar al aeropuerto Madre Teresa de Rinas, marchamos hacia las montañas al este, donde a 18 kms cuelga este pueblo a 500 y pico metros de altitud.
El alojamiento es en el buen hotel Panorama, con vistas del pueblo escalonado en la ladera bajo la ciudadela. Desde el balcón, vistas de la escuela y terrazas de bar-restaurante en las azoteas, bastante concurridas por gente joven. Recorriendo la calle empinada de la fachada principal, se alzan los esqueletos de tres altos bloques de pisos que, según nos explican, fueron requisados por las autoridades a tres hermanos lavanderos de negro dinero.
En la parte de atrás, bajando unas escaleras a un nivel inferior de la ladera, en una placita con un pozo y un paisaje abierto, arranca la calle del antiguo bazar, ahora muy restaurado y moderno, que se retuerce durante 1 km ascendiendo hacia la fortaleza que domina la colina, desde la que se extiende toda la llanura de Tirana y más allá el mar.
El prescindible pueblo de apenas 11000 habitantes no da para mucho, y los puntos de interés que consisten en bazar, fortaleza y alrededores, no dan más que para estirar las piernas, recrearse un rato con las vistas, y gastar el tiempo que se le quiera dedicar a los museos.
Eso sí, pegado a Kruja, se encuentra la aldea de Zgerdhesh, donde presuntamente se hallan las ruinas de la hipotética Albanópolis, supuesta cuna de la tribu iliria de los Albanoi, quizás abuelos de los albanos, y de los que puede que si puede que no, derive la denominación latina del país: Albania. Albanópolis aparece por primera vez en un mapa, en el que se considera el primer Atlas de la historia, la "Geografía" de Ptolomeo de Alejandría, una recopilación de lugares y mapas del mundo de la época, el siglo II, en la que nombra 8000 ciudades ubicándolas con coordenadas. Aunque los mapas desaparecieron, se reprodujeron a partir del siglo XV basándose en las instrucciones dadas por el geógrafo, y si bien es cierto que tenía graves errores en las distancias, -se cree que Colón descubrió América por los fallos respecto a la distancia señalada por Ptolomeo de las Indias-, su obra fue el único referente durante siglos para cartógrafos y geógrafos, y sirvió para conocer algo del mundo de la época.
Lo más de lo más de Kruja sin embargo, es tener como hijo y anfitrión de piedra, al albano más patriota de toda su historia: Gjergj Kastrioti, más conocido como Skanderbeg, al que en lenguaje grandilocuente cualquier albano, incluyendo los musulmanes, en teoría descendientes de quienes lo padecieron, definiría como al indomable héroe nacional.
Skanderbeg, rechazó desde su fortaleza de Kruja durante 25 años, oleada tras oleada de acometidas turcas, hasta que murió por unas fiebres en 1468 a los 63 años de edad en la ciudad de Lezhe a 50 kms de su pueblo, doce años antes de la ocupación definitiva de Albania por el Imperio Otomano.
LO QUE HAY EN KRUJA
La ciudadela
El castillo de los siglos V y VI con nueve torres, y en cuyo interior todavía se encuentran restos de algunas casas, es muy importante para los albaneses por su importancia histórica, al haber sido el centro de su resistencia a la ocupación otomana en el siglo XV. La nuevecita fortaleza está restaurada 100%.
Museo Skanderbeg
Museo nacional que se encuentra en el interior del castillo. Diseñado junto con otro arquitecto por la hija del dictador, Pranvera Hoxha, autora de la famosa pirámide mausoleo de Tirana dedicada a la memoria de su padre, fue inaugurado en 1982 para ensalzar el heroismo del patriota Skanderbeg, lo que se traduce en un santuario que relata las hazañas épicas del héroe, a base de la mayor parafernalia posible: copia de su casco cornudo, armaduras, estatuas colosales, murales y pinturas de batallas, fotomatones del patriota, documentos, iconos, espadas, y una gran variedad de objetos de bronce, hierro, cobre, cerámica, etc.
Museo Etnográfico
Situado también dentro de la fortaleza, se encuentra en una residencia otomana de 1794 que, en unas 15 estancias, exhibe mobiliario, objetos, vestimentas, utensilios, joyas, en su mayoría originales, para recrear la forma de vida de una familia noble turca de la época. La residencia como no, tenía su propio hamman para disfrutar de unos buenos baños turcos
El bazar
Muy nuevecito y serpenteante, el antiguo bazar turco que se encuentra subiendo una calle de adoquines hacia el castillo, ya ha sido inundado de cacharra china. A pesar de eso, todavía se ven algunas tiendas auténticas, o eso creo, de telas, antiguedades, kilims, qeleshes (gorro albanés). L@s vendedor@s invitan pero no dan la lata.
El Tekke de Dollmës
Cerca del castillo, el Tekke Dollmes es una casa-templo Bektashí de 1789. Los bektashies son musulmanes místicos sufís muy implantados en Albania, desde que el padre de la nueva patria turca, Ataturk, decidió que sobraban en su país. Rebosantes de espiritualidad, son descritos como muy tolerantes y liberales, y el hecho de que van por libre y de que en algunos países islámicos se les considere una secta blasfema, hace que caigan simpáticos. En el pequeño jardín de la entrada, hay unas pocas tumbas de babas, -santos-, y un olivo del que se dice que fue plantado el día de la boda de Skanderbeg, ya que parece ser que había ordenado que todas las parejas que se casaban, debían plantar uno.
Folleto de Kruja
http://kruja.gov.al/wp-content/uploads/2016/06/Kruja_Info_English.pdf
Como llegar a Kruja
Buses a 1 euros desde la estación de autobuses de Zona e Veriut en Tirana, en la avenida Dritan Hoxha, con horarios susceptibles de variaciones.
Comer en Kruja
Nosotros comimos en un par de restaurantes:
- Panorama: un buen sitio con estupenda terraza con vistas, y rica y económica comida.
- Elbar: al final de la subida de la calle del Bazar. Un completo xishkebab con guarnición y cerveza de medio por unos 5 euros. Buenas y baratas sopas. Cazuela de pollo.
El alojamiento es en el buen hotel Panorama, con vistas del pueblo escalonado en la ladera bajo la ciudadela. Desde el balcón, vistas de la escuela y terrazas de bar-restaurante en las azoteas, bastante concurridas por gente joven. Recorriendo la calle empinada de la fachada principal, se alzan los esqueletos de tres altos bloques de pisos que, según nos explican, fueron requisados por las autoridades a tres hermanos lavanderos de negro dinero.
En la parte de atrás, bajando unas escaleras a un nivel inferior de la ladera, en una placita con un pozo y un paisaje abierto, arranca la calle del antiguo bazar, ahora muy restaurado y moderno, que se retuerce durante 1 km ascendiendo hacia la fortaleza que domina la colina, desde la que se extiende toda la llanura de Tirana y más allá el mar.
El prescindible pueblo de apenas 11000 habitantes no da para mucho, y los puntos de interés que consisten en bazar, fortaleza y alrededores, no dan más que para estirar las piernas, recrearse un rato con las vistas, y gastar el tiempo que se le quiera dedicar a los museos.
Eso sí, pegado a Kruja, se encuentra la aldea de Zgerdhesh, donde presuntamente se hallan las ruinas de la hipotética Albanópolis, supuesta cuna de la tribu iliria de los Albanoi, quizás abuelos de los albanos, y de los que puede que si puede que no, derive la denominación latina del país: Albania. Albanópolis aparece por primera vez en un mapa, en el que se considera el primer Atlas de la historia, la "Geografía" de Ptolomeo de Alejandría, una recopilación de lugares y mapas del mundo de la época, el siglo II, en la que nombra 8000 ciudades ubicándolas con coordenadas. Aunque los mapas desaparecieron, se reprodujeron a partir del siglo XV basándose en las instrucciones dadas por el geógrafo, y si bien es cierto que tenía graves errores en las distancias, -se cree que Colón descubrió América por los fallos respecto a la distancia señalada por Ptolomeo de las Indias-, su obra fue el único referente durante siglos para cartógrafos y geógrafos, y sirvió para conocer algo del mundo de la época.
Lo más de lo más de Kruja sin embargo, es tener como hijo y anfitrión de piedra, al albano más patriota de toda su historia: Gjergj Kastrioti, más conocido como Skanderbeg, al que en lenguaje grandilocuente cualquier albano, incluyendo los musulmanes, en teoría descendientes de quienes lo padecieron, definiría como al indomable héroe nacional.
Skanderbeg, rechazó desde su fortaleza de Kruja durante 25 años, oleada tras oleada de acometidas turcas, hasta que murió por unas fiebres en 1468 a los 63 años de edad en la ciudad de Lezhe a 50 kms de su pueblo, doce años antes de la ocupación definitiva de Albania por el Imperio Otomano.
LO QUE HAY EN KRUJA
La ciudadela
El castillo de los siglos V y VI con nueve torres, y en cuyo interior todavía se encuentran restos de algunas casas, es muy importante para los albaneses por su importancia histórica, al haber sido el centro de su resistencia a la ocupación otomana en el siglo XV. La nuevecita fortaleza está restaurada 100%.
Museo Skanderbeg
Museo nacional que se encuentra en el interior del castillo. Diseñado junto con otro arquitecto por la hija del dictador, Pranvera Hoxha, autora de la famosa pirámide mausoleo de Tirana dedicada a la memoria de su padre, fue inaugurado en 1982 para ensalzar el heroismo del patriota Skanderbeg, lo que se traduce en un santuario que relata las hazañas épicas del héroe, a base de la mayor parafernalia posible: copia de su casco cornudo, armaduras, estatuas colosales, murales y pinturas de batallas, fotomatones del patriota, documentos, iconos, espadas, y una gran variedad de objetos de bronce, hierro, cobre, cerámica, etc.
Museo Etnográfico
Situado también dentro de la fortaleza, se encuentra en una residencia otomana de 1794 que, en unas 15 estancias, exhibe mobiliario, objetos, vestimentas, utensilios, joyas, en su mayoría originales, para recrear la forma de vida de una familia noble turca de la época. La residencia como no, tenía su propio hamman para disfrutar de unos buenos baños turcos
El bazar
Muy nuevecito y serpenteante, el antiguo bazar turco que se encuentra subiendo una calle de adoquines hacia el castillo, ya ha sido inundado de cacharra china. A pesar de eso, todavía se ven algunas tiendas auténticas, o eso creo, de telas, antiguedades, kilims, qeleshes (gorro albanés). L@s vendedor@s invitan pero no dan la lata.
El Tekke de Dollmës
Cerca del castillo, el Tekke Dollmes es una casa-templo Bektashí de 1789. Los bektashies son musulmanes místicos sufís muy implantados en Albania, desde que el padre de la nueva patria turca, Ataturk, decidió que sobraban en su país. Rebosantes de espiritualidad, son descritos como muy tolerantes y liberales, y el hecho de que van por libre y de que en algunos países islámicos se les considere una secta blasfema, hace que caigan simpáticos. En el pequeño jardín de la entrada, hay unas pocas tumbas de babas, -santos-, y un olivo del que se dice que fue plantado el día de la boda de Skanderbeg, ya que parece ser que había ordenado que todas las parejas que se casaban, debían plantar uno.
Folleto de Kruja
http://kruja.gov.al/wp-content/uploads/2016/06/Kruja_Info_English.pdf
Como llegar a Kruja
Buses a 1 euros desde la estación de autobuses de Zona e Veriut en Tirana, en la avenida Dritan Hoxha, con horarios susceptibles de variaciones.
Comer en Kruja
Nosotros comimos en un par de restaurantes:
- Panorama: un buen sitio con estupenda terraza con vistas, y rica y económica comida.
- Elbar: al final de la subida de la calle del Bazar. Un completo xishkebab con guarnición y cerveza de medio por unos 5 euros. Buenas y baratas sopas. Cazuela de pollo.