LISBOA (DÍA 1) ✏️ Diarios de Viajes de Portugal

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Bueno, este día empieza como los anteriores, con el desayuno en nuestro alojamiento.
Decidimos ir con el coche hasta la estación Portela de Sintra, dejar allí el coche e ir hasta Lisboa en tren mejor que con nuestro coche.
Hay bastante aparcamiento en la estación y apenas cuesta dejarlo 2-3 euros todo el día allí.

Sacamos los billetes para Lisboa solo de ida, ya que allí compraríamos la Lisboa Card con la que podríamos coger el tren de vuelta gratis. Nos costaron los dos billetes 2,5 mas o menos.

Una vez en en la capital portuguesa, al salir de la estación (se llega hasta la estación de Rossio), nos encontramos con la plaza Rossio o D. Pedro IV.
Esta plaza es uno de los puntos neurálgicos de la ciudad y en ella podemos encontrar en el centro una estatua representado a D. Pedro IV, dándole la espalda al Teatro Nacional Doña Maria II. También es de destacar la puerta de entrada a la estación a que hemos llegado, Rossio.

Después nos dirigimos a la Iglesia de Sâo Domingos, justo a la derecha del teatro.
Por fuera no parece gran cosa pero es mas que interesante por dentro. Parece ser que sufrió un incendio y no llegaron a arreglar las paredes y tiene un aspecto siniestro. Además da la sensación de ser mucho mas grande una vez estás en el interior.
No recuerdo que costara dinero la entrada o que tuviésemos que dar algún donativo, pero si fue así no fue mas de 2 euros.


Al salir fuimos fuimos hasta la Praça da Figueira donde había un gran mercado de comida y estaba bastante animado todo. Salimos de la plaza buscando la Rua Augusta, justo en una esquina de la plaza Rossio.

Bajamos por esta calle peatonal, llena de comercios y locales de hostelería, donde puedes encontrar las marcas mas selectas. Al final de esta calle se encuentra el Arco da Rua Augusta, imponente con estatuas del Marques de Pombal y de Vasco da Gama, que da paso a la Praça do Comercio.


En esta plaza paran la mayoría de tranvías de la ciudad. En ella podrás encontrar justo en el centro una estatua ecuestre de Jose I. Uno de los lados da a el río Tajo por unas escalinatas por las antiguamente, se dice que entraban los barcos a Lisboa.
Aquí podrás encontrar también una de las oficinas de turismo, la cual, fue nuestro siguiente destino.

Entramos a la oficina para comprar la Lisboa Card para 72 horas, ya que ademas de los 2 días que ibamos a pasar en la capital, el siguiente lo íbamos a dedicar a visitar el Palacio Nacional de Mafra, los monasterios de Alcobaça y Batalha y el Convento de Cristo en Tomar. Todos ellos gratis con la tarjeta.

Si vais a visitar unas cuantas cosas es muy recomendable. A nada que se visite, la Torre de Belem, el Monasterio de los Jeronimos y alguna cosa mas, es rentable. Puedes subir a todos los medios de transporte de la ciudad, tambien el tren que va hasta Sintra y Cascais, gratuidad en muchos museos y monumentos, descuentos en otros tantos, gratis (como ya he mencionado) mafra, tomar, alcobaça y batalha.

Salimos de la plaza buscando el Museo del Chiado o Museo Nacional de Arte Contemporáneo, al que llegamos tras dar una pequeña vuelta.
La entrada era gratis con la Lisboa Card. Le dedicamos un poco menos de 1 hora a la visita.
Cuenta con la mayor colección de arte contemporáneo de Portugal y la mayoría de sus obras son del siglo XIX y XX. Cabe destacar la colección de escultura francesa o una serie de dibujos de Rodin.

De aquí fuimos a buscar el Elevador da Bica (hay 4-5 en Lisboa), gratis también con la card, pasando por Cais do Sodré.
Tengo que decir que de todos los elevadores/ascensores, este es el mas bonito, tiene el encanto de Lisboa, es el mas autentico. Apenas serán unos 200 metros pero a la escasa velocidad que se mueve da tiempo a sentir las casas y las calles por las que pasa.


Cogimos el ascensor y nos dejó cerca del mirador de Santa Catalina, al que llegamos tras girar a la izquierda y bajar un poquito.
En la plaza del mirador se encuentra el Museo de la Farmacia, al que no entramos ya que no entraba dentro de nuestros planes.
El sitio estaba bastante animado, una cafetería con terraza, alguien tocando y mucha gente tomando el aire o disfrutando de las vistas.

Tengo que decir que de los 2-3 miradores que vimos las vistas están bien pero tampoco me parecieron una barbaridad. Las mejores vistas de los sitios en los que estuvimos, sin duda, están en el Castelo de San Jorge.

Volvimos tras nuestros pasos para dirigirnos a la plaza Luis de Camoes, con una estatua erigida en su honor en el centro de la plaza. Al frente se encuentra el inicio de la Rua Garrett, una calle en la que se pueden encontrar muchos comercios, sobre todo boutiques y librerías.

Al principio de esta calle se encuentra la famosa Cafetería A Brasileira donde te puedes echar una foto con la estatua de Fernando Pessoa. Estaba muy llena y ni se nos ocurrió parar a tomar nada.
Seguimos por la misma calle y un poco mas adelante se encuentra la Librería Bertrand, según ellos mismos dicen y he leído en algún sitio, es la librería que aun se mantiene abierta mas antigua del mundo. No es muy grande pero esta bastante bien su interior, sobre todo sus estanterías. Merece la pena entrar 5 minutos.

Desde aquí fuimos buscando el Elevador de Santa Justa con la intención de subir en el hasta el Convento do Carmo, pero al llegar había una cola de unos 45 minutos y decidimos que no merecía la pena esperar tanto, así que subimos andando.
Este elevador es el mas icónico de la ciudad y el mas turístico. Es verdaderamente un ascensor, no como los demás elevadores.

El Convento do Carmo llama la atención desde cualquier punto de Lisboa ya que está en el Barrio alto y se puede ver desde muchos puntos de la ciudad. Al llegar a te encuentras una pequeña pero bonita plaza, llena de árboles y restaurantes, con el convento en uno de sus lados.

Las ruinas abiertas al cielo del convento do Carmo, muestran lo que fue el templo gótico mas importante de Portugal hasta que se derrumbo con el terremoto de 1755. Son cautivadoras y espectaculares, de lo mejor que ver en Lisboa, sin duda alguna.


Al fondo, el convento, contiene un pequeño museo arqueológico (Museo Arqueológico do Carmo), pero que contiene algunas piezas de gran valor que van desde la Prehistoria hasta la Edad Media.
La entrada al convento y el museo nos costo 3,20 cada uno, ya que nos hicieron un 30% de descuento con la Lisboa Card. La visita dura poco mas de 30 minutos.

Comimos justo en la plaza del convento, en el Restaurante Carmo. Tenia muy buena pinta, pero la comida no fue nada del otro mundo. El sitio es magnifico y el restaurante está bien ambientado, pero la comida esta un punto por debajo. Comimos por 47 euros, un entrante, dos principales, una botella de agua y dos copas de vino.

Después de la comida fuimos hasta la Igreja de Sâo Roque, que al igual que la de Sâo Domingos no llama la atención por fuera pero que dentro te cautiva. Es pequeña y en poco tiempo se visita, pero tiene unas capillas muy bonitas repletas de oro que merecen una visita.

Cerca, un poco mas arriba está el Mirador de San Pedro Alcantara, menos alegre que su hermano el de Santa Catalina y unas buenas vistas, aunque no las mejores.

Queríamos coger el Elevador da Gloria pero se encontraba en obras y solo pudimos hacer su recorrido andando. Quizás este ascensor no tiene el encanto del de da Bica, pero es mas largo el recorrido y en él se pueden ver murales muy chulos.

El inicio/fin del ascensor da Gloria se encuentra en la Praça dos Restauradores, muy cerca de Rossio. En el centro de la plaza encontramos un obelisco que conmemora la independencia lograda por los restauradores sobre España. En el podemos ver los nombres y fechas de algunas batallas de esa independencia y dos figuras de bronce que representan la victoria y la libertad.

Bajamos hacia Rossio, bordeamos el Teatro Nacional y fuimos en dirección a Martim Moniz hasta donde se encuentra la parada de inicia del tranvía 28, el mas famoso de Lisboa. El día siguiente teníamos previsto cogerlo allí, pero ya adelanto que es tontería. Hay una cola exagerada, muy exagerada, y lo que tiene es el recorrido que pasa por muchos sitios clave. Por lo demás hay muchísimos tranvías con encanto sin ser esa linea.
Nosotros no lo cogimos y cogimos un par de tranvías solo por montarnos en los que no tuvimos que hacer cola y que también pasan por muchos sitios.


Justo en la zona de Martim Moniz empieza el barrio de Mouraira, el que se dice es cuna verdadera del fado. Por el nos dimos una vuelta, y puedes encontrar varias pinturas, representando a los mayores fadistas, por sus callejones.
Es cierto que el barrio es marginal, sobre todo si te sales un poco de las márgenes mas turísticas, pero tiene un encanto muy especial y merece un buen paseo que te lleve hasta el castillo.

No teníamos muy claro, mientras paseábamos por Mouraira, si íbamos a entrar al castillo ya que habíamos visto que la entrada era un poco cara y algunas opiniones decían que no merecía la pena.
Decidimos subir ya que estábamos cerca y una vez arriba decidimos entrar.

La entrada no nos salió tan cara como pensábamos con la Lisboa Card, 6,5 cada uno, y la verdad es que la visita al Castelo de San jorge merece mucho mas la pena de lo que habíamos leído en algún sitio. Por lo menos bajo nuestro punto de vista.

Solo por las vistas merece la pena entrar, diríamos que es lo mejor de la visita.
Antes de pasar por taquilla se pasa por un arco y dentro de la muralla hay un barrio por el que se puede pasear. Si se desea entrar al recinto hay que pagar la entrada. Una vez se sale de las taquillas se pasa por otro arco y a la izquierda hay una gran explanada con una estatua de un guerrero portugues en el centro y un magnifico mirador que bien merece la pena un buen tiempo disfrutando de las vistas de Lisboa. Las mejores para nosotros.

Si sigues el camino que hay a la derecha estarás bordeando la muralla y seguirás contando unas vistas inmejorables hasta llegar al final del camino, donde a la derecha se nos queda el restaurante. Entramos por un camino y salimos cerca de la entrada a lo que es el recinto del castillo.


Castillo como edificio no existe, mas bien es el recinto amurallado por el que puedes pasear para seguir teniendo unas estupendas vistas. Por aquí dimos unas vueltas y aunque quedaba una parte de restos arqueológicos decidimos dar por concluida la visita. Salimos del recinto y cogimos un bus que nos dejaba en la plaza da figueira. Desde aquí fuimos andando a Rossio para coger el tren a Sintra.

Una vez cogimos el coche del aparcamiento en Sintra volvimos hacia el alojamiento parando en el mismo sitio que el día anterior para comprar la cena y comérnosla en el alojamiento.

Y es todo por hoy.

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