Comenzamos el día visitando la Fortaleza de Pedro y Pablo,l lugar donde nació la ciudad de San Petersburgo. Se puede llegar andando desde el centro, cruzando el puente de la Trinidad.
Pedro el Grande eligió este lugar cómo vanguardia de su guerra contra Suecia.
La catedral de San Pedro y San Pablo, donde están enterrados los zares desde Pedro I el Grande hasta Nicolás II y su familia.
Tras ello nos dirigimos a la catedral de San Isaac es uno de los símbolos de la ciudad de San Petersburgo. En la actualidad la iglesia no está abierta al culto, tratándose de un museo.
Tras la iglesia se encuentra la estatua del Caballero de Bronce, la cual inspiro al escritor Aleksandr Pushkin para escribir el poema homónimo.
Continuando por la avenida Nevsky llegamos a la iglesia de Nuestra Señora de Kazan, en cuyo interior se encuentra el icono de la Virgen de Kazán, siendo éste el icono más venerado de Rusia. Tras la revolución este icono vagó por el mundo, hasta que el papa Juan Pablo II lo devolvió a la ciudad tras la caída del comunismo.
Cruzando la calle llegamos a la iglesia de la Sangre Derramada, que junto a la iglesia de San Basilio en Moscú, la más bonita de toda Rusia. Fue construida sobre el lugar donde el zar Alejandro II de Rusia fue asesinado, víctima de un atentado el 13 de marzo de 1881 (1 de marzo para el calendario juliano, en vigor en Rusia en esa época). Durante la Segunda Guerra Mundial y el bloqueo de la ciudad, una bomba cayó encima de la cúpula más alta de la iglesia. La bomba no explotó y estuvo dentro de la cúpula de la iglesia durante 19 años.
Tras esto pusimos punto y final a nuestro penúltimo día en Rusia.