Este día desde Rennes nos fuimos de excursión al norte de Bretaña, y empezamos por Dinan (53 km /38 min). Dinan es una ciudad muy bonita cuyo centro histórico medieval está amurallado. Merece la pena dedicarle tiempo y pasear por toda la ciudad amurallada. Llegamos y dejamos el coche cerca de la oficina de turismo en la plaza de Guesclin ya dentro de las murallas, pero no en los parkings de pago sino en la zona hora porque es bastante más barato. Además en muchos pueblos de 12:00-14:00 no se paga porque es su mediodía, así que pagamos muy poco por dejarlo allí. Al lado de la oficina de turismo está el castillo al que pasamos (13,5€ los tres). El castillo conserva dos de sus torres y pasamos un buen rato visitando las dos torres por dentro porque tienen bastantes plantas. Luego recorrimos parte de las murallas a las que se puede subir, se pueden recorrer en su totalidad, y desde allí hay unas vistas muy bonitas del río y su puerto. También entramos en la basílica de Saint-Sauver que es casi como una catedral. Esta ciudad tiene mucho encanto, con sus casas entramadas, la torre del reloj, ...y es muy recomendable.



Después nos fuimos a Dinard que está en la costa (23 km / 23 min). Aquí aparcamos cerca de la iglesia por detrás, cogimos el paseo marítimo y fuimos dando una vuelta por el paseo. Desde la costa se ve enfrente St-Malo. Aunque nosotros no lo hicimos porque no lo sabíamos, luego en una de las casas rurales en la que nos hospedamos nos dijeron que lo realmente bonito es coger un barco en Dinard y llegar a St-Malo en barco, que las vistas son espectaculares, y no lo dudo. Aquí hay mucho marisco y ostras en los restaurantes, de hecho nosotros vimos en la costa los centollos que se habían quedado en la arena cuando bajó la marea. Además nos sorprendió también mucho que la marea había bajado tanto que había muchísimos barcos en la arena de la playa.

Ya casi a la 13:30 nos fuimos a St-Malo (11km /18 min). Nos equivocamos porque St-Malo es una ciudad muy turística y estaba abarrotada a esas horas, teníamos que haber ido a primera hora. Además, se accede a ella a través de un puente muy largo y si te metes con el coche, es una ratonera, por lo menos a esa hora que había mucha gente. Al final se nos echó el tiempo encima, aparcamos antes del puente pero ya no nos daban de comer por esa zona, así que tuvimos que coger el coche y salir a las afueras y comer de nuestra comida. Ya comidos y más contentos, volvimos otra vez. Esta vez aparcamos justo antes del puente en la zona de hora y como era tarde sólo necesitamos 1€. Nos fuimos paseando a la ciudad que está en una isla fortificada. Se puede subir a la muralla por varios accesos y desde allí ir dando la vuelta y viendo las vistas que ofrece. Dentro de la ciudad hay muchas calles estrechas y empedradas con mucho encanto, y con altos edificios del siglo XVIII. Además hay muchas tiendas, heladerías, crepêries, marisquerías... La catedral de St-Vicent se puede visitar y es muy bonita. En la catedral hay que bajar unas escaleras para llegar a la nave que es del siglo XII. En St-Malo, estuvimos paseando bastante tiempo. Desde las murallas se puede acceder a la playa, y en una zona de la playa han construido una piscina dentro del mar que es muy grande y tiene trampolines.
Ya de vuelta a Rennes nos pasamos por Dol-de-Bretagne (28 km/26 min). Llegamos justo sobre las seis y entramos en la oficina de turismo que está junto a la catedral. Aquí como ya eran las seis, no había que pagar parking de la hora. Entramos en la Catedral de Saint-Samson que le falta parte de una torre como consecuencia de un bombardeo y data de los siglos XII y XIV. Dimos un paseo por el pueblo que es pequeño y a las afueras a unos 3 km nos dijeron que había un menhir de Champ-Dolent gigante de 9 m y nos acercamos a verlo. Y era verdad, era el más grande de los que habíamos visto.


Y de Dol-de-Bretagne nos volvimos a Rennes (55 km/44 min). Fuimos directamente con el coche al centro y cenamos en un indú llamado Yamouna que nos gustó bastante. De ahí regresamos al hotel a descansar y organizar todo para el día siguiente que nos trasladábamos a Caen.
NOTA: Tengo que decir que no pudimos ver la Costa de Granito Rosa porque nos hubiese faltado una noche en Rennes para hacer otra excursión a esta costa pasando por Treguiler y la isla de Brêhat. La costa de Granito Rosa nos la recomendaron una vez que estábamos ya de viaje, y no la pude encajar.