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Pues llego el momento de abandonar el Zenith, el día anterior habíamos dejado antes de la media noche las maletas en la puerta del camarote, con las etiquetas identificativas de nuestro vuelo, blancas en nuestro caso, antes habíamos salido a la cubierta a ver el último atardecer o anochecer, por las horas que eran, 23 30h.
Nuestro vuelo salía desde Tromheim a las 12:10h, por lo que estabamos citados a las 9 de la mañana, imposible visitar nada ya que el Zenith atracó en la ciudad solo una hora antes. Así que después de desayunar nos dirigimos hacia el punto de encuentro, algunos empleados nos acompañan hacia la salida del barco, último paso por el control de salida y, sorpresa, por alguna razón la tarjeta de mi hija daba un error y no podíamos desembarcar. Nos indican que tenemos que volver a subir a la recepción y para allí que vamos. Le tienen que hacer una nueva tarjeta de identificación y vuelta para abajo a la salida, volvemos a pasar y de nuevo salta la alarma y nos vuelven a indicar que vayamos a recepción, a lo que ya, algo nervioso, les contesto que veníamos de allí y que le acababan de hacer una tarjeta nueva, unas llamadas por teléfono y solucionado, ya podemos abandonar el barco.
En media hora , más o menos, estamos en el aeropuerto. Nos disponemos a pasar el control y me requisan un desodorante que llevaba en una bolsita con cierre, supongo que al sobre pasar la cantidad de líquido permitida. Una vez dentro de la terminal unas últimas compritas, unos cafés y hacer tiempo esperando el embarque. El avión, nuevecito, de AirEuropa, creo que el mismo que usamos a la ida. Nos ofrecen un almuerzo, pollo, un poco de arroz, un pequeño pastelito, bebidas y cafés y tés, Suficiente.
En algo menos de 4 horas llegamos a Barcelona, prácticamente en hora. No sucedió lo mismo en el otro vuelo que debería haber llegado a Barcelona, este era con una compañía Rumana, por lo visto cancelo a última hora y sin previo aviso el vuelo. Por lo que nos enteramos se ve que los tuvieron que llevar a Oslo para tomar otro vuelo con el inconveniente que supongo que supondría a los viajeros que tenían algún tipo de conexión hacia otras ciudades. También afectó a los viajeros que deberían haber embarcado ese día, ya que también se cancelo el vuelo que los debería haber llevado a Tromheim. Solo espero que se les compense por todos los inconvenientes que sufrieron, tantos los que volvían como los que iban a embarcar.
MIS CONCLUSIONES
El barco: Era nuestro tercer viaje en el Zenith, dos veces el rondó veneciano y este, no nos engañemos, es un barco con pocos lujos, pero para mí se compensa con la atención de la tripulación, el ambiente que se respira en él y la calidad de la comida, sobre todo en el restaurante. He leído muy malas criticas sobre algunos camarotes, pero supongo que será cuestión de suerte y a nosotros siempre nos ha acompañado. La verdad es que no he viajado en otras compañías, de las que he leído las mismas criticas que en esta, por lo que, de momento, no me planteo cambiar a otra, o quizás si, nunca se sabe. La queja de la que si quiero dejar constancia es el continuo intento de querer venderte algo, lo que sea, el chuletón, la langosta, el vino, el bingo... se hace muy pesado estar casi a diario repetirle al camarero de turno que no te interesa, que no soy bebedor de vino, y así un día y otro día y otro... espero que si alguien de la Pullmantur lee esto tome nota.
El recorrido:Pues me ha parecido espectacular, sobre todo el fiordo de Flam y el de Geiranger, Alesund después de estas dos escalas parece mucho menos bonito, pero en general un recorrido para hacerlo al menos una vez en la vida.
Bueno, pues este ha sido el primer diario de viaje que he creado, una buena experiencia que me ha hecho recordar momentos, lugares y personas que recordaremos mucho, mucho tiempo.
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