Atraque: 8:00 AM; Todos a bordo: 21:30h ; Salida: 22:00h
Este día tocaba madrugar para ver la entrada en el fiordo de Svalbard, mientras degustábamos un nuevo desayuno en el camarote. Las islas Svalbard (“Costas Frías”) son un archipiélago recubierto en un 60% de su superficie por hielo. Se encuentran en el Océano Ártico, a escasos 1000 Kilómetros del Polo Norte, y cuenta con una naturaleza ártica virgen y una fauna única. Longyearbyen, su capital y lugar donde desembarcamos, es la ciudad más septentrional del planeta y cuenta con una población de unas 2000 personas.Entre los meses de Abril a Agosto la noche prácticamente no existe, mientras que durante los meses de Diciembre a Febrero reina la oscuridad total. Durante el verano la temperatura media es de unos 10ºC, mientras que en invierno se pueden alcanzar los -40ºC, aunque la media es mucho más "suave". Es por eso que está “prohibido” morirse aquí, ya que los cadáveres no se descomponen.
Vista de Longyearbyen desde el barco
Vistas desde el puerto de Longyearbyen
En estas islas habitan alrededor de 3000 osos polares, que representan todo un peligro para la población. A esto se debe que resulta obligatorio ir acompañado de un guía armado cuando se sale del perímetro de seguridad. No resulta nada fácil su avistamiento, aunque nosotros fuimos bastante afortunados.
Amanecía con el cielo nublado y con algo de niebla pero se empezaban la apreciar los inhóspitos paisajes que nos esperaban para hoy. Debíamos prepararnos a conciencia para pasar frío: camisetas y mallas térmicas, pantalones de esquí, jerseys de invierno, chaquetas cortavientos compradas para la ocasión, guantes y gorro. Estábamos tranquilos ya que hoy realizábamos la excursión de la naviera por el fiordo hasta el Glaciar y luego a Pyramiden con comida incluida de 11 horas (245 €/ adulto; 172€/niño… haced números!!!. Esta es la descripción de la excursión:
Código de la excursión: LYR15A;
"Tómate un día para saborear el esplendor de los fiordos noruegos a bordo del barco Billefjord y explorar la ciudad de Pyramiden, una ciudad minera rusa ahora abandonada. Pero primero navegaremos a través de Isfjorden en dirección al acantilado verde, amarillo y naranja de Hatten, antes de cruzar Sassenfjorden hacia el Monte Templet en la entrada de Tempelfjorden. Luego pondremos rumbo a Billefjorden y pasaremos por Brucebyen, un asentamiento minero en desuso que fue fundado por el explorador escocés William Bruce a principios del siglo XX. La tripulación a bordo preparará salmón asado servido con ensalada y pan, acompañado por unas asombrosas vistas del glaciar y del constante chisporroteo y chasquido que hace para avanzar. Billefjord es el barco perfecto para esta expedición, con muchos asientos de ventana y extensas áreas externa para admirar el paisaje. Después visitaremos Pyramiden. Esta ciudad, que una vez sirvió de puesto avanzado de minería de la Unión Soviética situado en territorio soberano de Noruega, fue fundada por los suecos en 1910, luego vendida a la URSS en 1927 y finalmente abandonada en 1998. Podrás echar un vistazo al antiguo centro cultural y deportivo de la ciudad, el busto más septentrional de Lenin y el Hotel Tulipán, donde podrás comprar un recuerdo antes de embarcar para el viaje de regreso al barco. Nota: Puesto que la excursión implica subir unos 300 escalones en Pyramiden, así como un paseo por un terreno irregular y escarpado, no se considera apta para los viajeros con problemas de movilidad o en silla de ruedas. Los guías solo estarán disponibles en inglés. Se podrá comprar comida y bebidas adicionales en el bar del barco (con un cargo no cubierto por el precio de la excursión). El dinero en efectivo en moneda local (corona noruega) y las tarjetas de crédito se aceptan como formas de pago. Se recomienda a los pasajeros que lleven ropa cálida y a prueba de viento, gorro, bufanda y guantes. El catamarán no es exclusivo y los asientos de ventana serán ocupados por quienes lleguen primero.”
Longyearbyen y el Meraviglia desde el Billefjord
Retrato con las montañas de las Svalbard al fondo
Nos habían convocado a las 8:00 AM en el bar de Karaoke de la cubierta 7, y según tenía entendido íbamos con los compañeros de “Mar Adentro”. Entre que salimos del “Meraviglia”, subimos al “Billefjord” y partimos pasó como media hora con algo de nerviosismo, ya que todos queríamos los mejores lugares. Primeramente nos dirigimos hacía el glaciar, rodeados de todo tipo de aves, incluidos frailecillos!!!.
Glaciar en las inmediaciones de Longyearbyen
El Sol intentando salir, pero no hay manera
Los frailecillos van al mar a pescar, son muy rápidos y no hay forma de sacar una foto nítida
Vimos a lo lejos un glaciar… pero no es hacia donde nos dirigíamos. Disponemos de tiempo de sobra para hacer fotografías desde la cubierta, descansar y recuperarte del frío en el interior del barco y tomar un refrigerio (de pago pero a un precio razonable: café, chocolate caliente, tortitas…) . Cuando estábamos llegando al gran glaciar, sobre las 12:30, nos sirvieron la comida, cocinada delante de nosotros a la parrilla: Salmón (increíblemente fresco; riquísimo), un filete de ballena y arroz con salsa de soja. El agua también estaba incluida. Todo muy rico.
Miembros de la Tripulación preparando el Almuerzo
Acantilados de Colores
Paisajes lunares
El Glaciar nos pareció realmente espectacular. No hay palabras para describirlo. Hacía un frío infernal pero ante tal inmensidad de hielo azulado ni lo notamos. El barco estuvo parado allí bastante rato, con lo que pudimos dar rienda suelta a nuestra creatividad fotográfica.
Detalle del gran glaciar
El Glaciar desde la cubierta del Billefjord
Acantilados junto al Glaciar en otro intento del Sol por salir
Rocas que marcan el final del Glaciar
Uno de tantos trozos de hielo desprendidos del Glaciar
Retrato infantil con el Glaciar de fondo
Grupo de intrépidos aventureros adentrándose en territorio hostil
Pero aún quedaba una inesperada sorpresa: junto al Glaciar aparecieron tres osos polares durmiendo una plácida siesta. Nuestra presencia los despertó y allí nos veíamos todos alucinando en colores!!! Sin duda estos momentos fueron los más emocionantes de todo el viaje. Según nos comentó una de las guías era raro avistar osos en esta excursión este año.
Familia de osos despertándose de su siesta
Mami y los cachorros nos miran con curiosidad
Parece que uno de los cachorros ha visto algo interesante
La madre se empieza a enfadar, no le hacen mucho caso
Buena bronca de la mamá al cachorro curioso
Aún con la emoción en el cuerpo nos dirigimos hacia Pyramiden, un antiguo asentamiento minero regentado por los soviéticos hasta 1998, año en que fue abandonado al dejar de ser rentable la extracción del carbón. Hoy en día se encuentra tal y como lo dejaron (casas, hospitales, instalaciones deportivas, etc) y se ha convertido en una atracción turísticas. Nosotros recorrimos sus desiertas calles mientras la guía nos daba una detallada charla sobre como era la vida en ese lugar. La verdad es que daba la sensación de estar en algún lugar de la antigua Unión Soviética comunista. Eso sí, continuamos con los avistamientos de fauna autóctona: un zorro ártico vagaba por las desiertas calles, sin duda atraído por la colonia de Gaviotas (con sus nidos y pollitos) que habitaba uno de los abandonados edificios de la ciudad.
Monumento conmemorativo en la entrada de Pyramiden
Claudia con un bonito paisaje de fondo, en Pyramiden
Vista del pueblo con las vías de subida a las minas
Claudia ha visto un zorro ártico en medio de la calle
Detalle del Zorro Ártico
Principal plaza de la ciudad
Vista de Pyramiden y Guía con escopeta desde el polideportivo
Estatua del busto de Lenin más septentrional del planeta con el polideportivo de fondo
Nidos de Gaviotas
Durante el camino de vuelta el sol dio señales de vida, lo que nos permitió subir a cubierta a para hacer fotos y más fotos de los magníficos paisajes que íbamos dejando atrás, para llegar nuevamente al puerto de Longyearbyen sobre las 19:00h. Sin duda una excursión inolvidable.
Paraje extraordinario del fiordo
Detalle de las montaña de las Svalbard
Fiordo desde la popa del Billefjord
Silvia y Claudia estaban cansadas y decidieron volver al “Meraviglia”, pero Mauro y yo nos dispusimos a dar un paseo por el pueblo. Junto al puerto hay una fábrica de cervezas que se pueden degustar allí mismo. Longyearbyen cuenta con una calle principal parecida a las del antiguo Oeste, con comercios, restaurantes, etc a ambos lados de la calle, y un grupo de bonitas casas de colores en la ladera de una montaña. Poca cosa más.
Algo que nos llamó mucho la atención es que en la puerta de cada casa, en lugar de un coche hay una o varias motos de nieve… incluso nos encontramos con un parking de motos de nieve!!! La verdad es que la temperatura a esas horas (9:00 pm) era de lo más agradable, con un sol espléndido.
Casas de colores de Longyearbyen
Calle principal del pueblo con un glaciar de fondo
Peligro!! cuidado con los Osos Polares
Excursión vespertina de la Naviera, seguro que van a hacer algo inolvidable
El día no daba para más, así que ese día no asistimos al espectáculo del teatro (estábamos realmente agotados) y nos fuimos directamente a la cena y luego a descansar. Antes de ir a dormir nos informaron por los altavoces que el capitán iba a obsequiar a los pasajeros por un paseo por el fiordo hasta el Glaciar, con lo que pudimos tener otro punto de vista del mismo y de Pyramiden. Impresionante salir al balcón a la 1 de la madrugada y ver que es completamente de día…
Panorámica del gran Glaciar con montañas nevadas
Vista General del fiordo desde el balcón del Camarote
Vista de Pyramiden y su mina desde el camarote
Detalle del fiordo