Atraque: 14:00 h; Todos a bordo 1:30 AM (día 18); salida: 2:00 AM
Al atracar bastante tarde, éste fue un buen día para desayunar tranquilamente en en buffet, ya que la gente acudió escalonadamente. Fue una mañana de lo más relajada hasta la 1 PM, dejamos a los niños en el Juniors Club y nos dedicamos a disfrutar del barco durante un par de horas. Había que comer antes de salir y así lo hicimos. Vimos el atraque del barco perfectamente desde el balcón del camarote, así como el incendió que se produjo en una tienda de souvenirs del puerto que hizo que el desembarco se retrasase media hora (fuego, humo, bomberos, etc.) También llegó una ambulancia y se llevó a un pasajero en una camilla... sucesos variados antes de bajar.
Llegando al puerto de Honninsvag
vista desde el balcón del camarote
Barco pesquero atracado en el puerto.
Detalle del incendio en la tienda de Souvenirs
Llegada del Hurtingrutten al puerto. Sólo estuvo alli un par de horas
Teníamos excursión con los amigos de “Mar Adentro” a las 15:30 así que teníamos una hora para visitar Honninsvag (la zona del puerto). Nos sobró tiempo, ya que el pueblo es bastante pequeño y a la hora estipulada estábamos en el autocar camino del Cabo Norte. Nos acompañaba un guía de Castellón, muy joven, que nos fue amenizando el camino con interesantes historias sobre samis, renos y otras curiosidades de la zona. Brillaba el Sol.
Mauro paseando por el puerto
Originales maceteros en una ventana cualquiera
Excursión a la caza y captura de los famosos cangrejos gigantes de la zona
Vista del Meraviglia desde tierra
Sale el Sol en Honninsvag
La primera parte del trayecto estaba plagada de renos. Incluso el autocar paró en varias ocasiones para que pudiésemos inmortalizar el momento. Poco después llegamos a una zona de pic-nic con unas vistas impresionantes donde paramos para hacer unas fotos. Las vistas del fiordo (Turfjord) y el famoso “Cuerno de Cabo norte” eran fantásticas, pero el viento era muy molesto. 5-10 minutos para hacer fotos y de nuevo al autocar.
Poco después paramos en un supuesto poblado sami, que contaba con poco más que una enorme tienda de souvenirs, teniendo en cuenta lo inhóspito del lugar. Al menos pudimos ver algún reno en primer plano y los típicos vestidos y tiendas samis. Los samis son una etnia propia de la zona más septentrional de Europa. Se encuentran en el norte de Suecia, Finlandia, Rusia y sobretodo Noruega donde se asientan la gran mayoría. Cuentan con su propia lengua (oficial en Noruega) y costumbres, incluso tienen su propio parlamento,y son muy respetados por el resto de ciudadanos noruegos.
Así tras casi una hora de trayecto llegamos al “Centro de Visitantes de Cabo Norte” (North Cape Hall”), el punto más septentrional del continente europeo. A 71 grados norte, está en la misma latitud que Alaska o Siberia, pero con una climatología mucho más suave debido a las corrientes tropicales que llegan desde el golfo de México. El acantilado tiene una caída de 307 metros Y Es el punto donde el Océano atlántico y el mar de Noruega se encuentran con el Océano Ártico y el mar de Barents, con los que en cualquier momento los fuertes vientos que azotan la zona pueden provocar un cambio en las condiciones meteorológicas. El guía nos recomendó ir primeramente a ver la película, que dura aproximadamente 15-20 minutos y se proyecta en una sala de Cine. Muy bonitas las imágenes de la zona durante las diferentes épocas del año.
Vista de los acantilados colindantes a cabo norte
La familia a la entrada del centro de Visitantes
Al salir de la proyección ya vi que se avecinaba una buena, Así que tuvimos que darnos prisa para visitar la zona exterior donde se encuentra la escultura metálica del Globo terráqueo símbolo de Cabo Norte. Rápidamente las nubes y la niebla cubrieron todo y comenzó a llover, primero suavemente y después bastante fuerte. Así que pasamos el resto de tiempo (el guía nos dio dos horas para la visita completa) en la tienda de Souvenirs y en la cafetería, que contaban con unas vistas fantásticas, aunque un poco deslucidas por las condiciones meteorológicas. Los que llegaban después que nosotros se debieron llevar una desagradable sorpresa…
Vista lateral del Globo metálico junto al acantilado
Detalle del famoso globo, muy complicado pillarlo sin nadie pese al viento y la lluvia
La familia y algún que otro figurante no invitado
Vista del Globo metálico bajo la fuerte lluvia
Puntualmente iniciamos el camino de regreso a Honninsvag, llovía a cántaros y ni rastro de los extraordinarios paisajes que habíamos visto en el camino de ida, la niebla lo envolvía todo y no se veía absolutamente nada. Según nos comentó el día este tiempo es más normal en la zona y no lo que encontramos durante la subida. El autocar nos dejó en la misma puerta del “Bar del Hielo”, un local con entrada a través de una tienda de Souvenirs regentado desde 2004 por una familia española. Cada invierno se reconstruye todo el interior del bar, sacando uno a uno bloques de hielo de un lago cercano (te ponen un vídeo de cómo lo hacen antes de entrar). Se trata de una de las mayores atracciones de Honninsvag, siendo el bar de hielo más grande de toda Europa y además la entrada incluye dos consumiciones (te sirven una especie de licor sin alcohol de diferentes sabores). Debéis consumir rápido, ya que no se aguanta dentro más de 15-20 minutos, y eso que te ponen una especie de poncho térmico con gorro antes de de entrar (aprox -5 / -10 ºC). La consumición te la sirven en un vaso de hielo, que luego puedes tirar de espaldas al mar y pedir un deseo…
Brindando en el bar del hielo
Las niñas pasando frío
No se entiende como todas las bebidas son sin alcohol con el frío que hace
Son casi las 8 de la tarde y, tras realizar las obligadas compras en la tienda de Souvenirs nos dirigimos hacia el barco con una sensación muy rara, llueve y hace sol a la vez. Luce un gigantesco arco-iris que cubre todo el cielo. Como ese día no había espectáculo de teatro (las excursiones a cabo norte se alargan hasta la 1:00 de la madrugada) nos dirigimos a nuestro camarote para inmortalizar las espectaculares vistas del cielo de Honninsvag hasta la hora de la cena. A las 12 de la noche seguía siendo completamente de día .Estos días notamos que el reloj biológico estaba un poco desconcertado, hasta ese momento no nos habíamos dado cuenta de que la noche es necesaria para descansar correctamente. El cuerpo no acababa de asimilar que llevemos cuatro días sin ver la noche.
Un arco-iris más para la colección. Llevamos unos cuantos.
Honninsvag entre luces y sombras