Logroño ✏️ Travel Journeys of Spain

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Ya hemos salido y vamos por la A2. En el coche mientras circulamos es cuando nos conocemos. Hablamos un poco de nuestras vidas, trabajo, etc., vamos lo típico cuando se conoce a alguien. Lo atípico fue el lugar y el momento jajaja. Era la primera vez que conocía a alguien de esta manera, me imagino que no debe ser muy habitual. Nos paramos por Lérida para desayunar algo y luego pasado Zaragoza para descansar y tomar un refresco. Sobre las 15:00 horas llegamos a Logroño y buscamos sitio para comer. Aparcamos en zona azul que comparado con la zona azul de Barcelona es como pagar la voluntad porque 1 hora no sé cuántos céntimos eran, pero en Barcelona 1 hora son 2,5 euros. Entramos a un restaurante para comer y ya vi el primer monumento y el más bonito de Logroño, la camarera. Qué belleza! una chica de unos 26 años, pelo largo, rizado, color caoba, toda ella era un arte de la anatomía humana. Lo malo de ese restaurante fue que iban más lentos que una tortuga. Para el primer plato tardaron casi 1 hora y eran guisantes con jamón. 1 hora para poner de la olla los guisantes en un plato y traerlo a la mesa, impresionante. Y para más INRI, cuando trajeron el plato, los guisantes parecían estar sacados de un congelador, más fríos que un helao. Pero me los comí fríos vaya que si les digo para calentar tardaran otra horita y no era plan. El segundo tardó algo menos, unos 25 minutos sólo. Tardamos 2 horas en comer los 2 platos. Pero bueno, ésta fue la primera anécdota divertida que nos pasó en el viaje. Después de comer, fuimos a la oficina de turismo a pedir un plano y con él fuimos al casco antiguo para buscar una pensión. La primera que vimos, Pensión La Bilbaina. Subimos unas escaleras de un edificio de cuando existía el Titánic. Había tramos de la barandilla de la escalera que no tenía los barrotes que van al suelo, brutal. Preguntamos precio de la habitación, 38 euros, y la cogimos. Fuimos a por las maletas al coche y volvimos a la pensión. Me tumbé en la cama para descansar un rato, cogí el mando del televisor y cuando fui a encenderla me quedé con los ojos como platos. No me creía lo que estaba viendo. La televisión estaba encima de un armario alto que había en la habitación, pero estaba mirando hacia el edificio de enfrente, es decir, la tele la veían mejor los vecinos que nosotros jajaja. El lavabo estaba bien, nuevo y con jabones de 1 litro del carrefour y usados jajaja. Cuando ya dejamos las cosas en la habitación, nos vamos a visitar el casco antiguo por sus calles. No es muy grande así que no se necesita mucho tiempo. Cuando llegó la hora de cenar, fuimos por la zona de pinchos támbién en el casco antiguo. Unos pinchos exquisitos acompañados con unos cortos. Después de cenar, una vuelta más, un heladito y a dormir. A la mañana siguiente fuimos a desayunar al mismo restaurante que comimos el día anterior. Esta vez fueron más rápidos, pero no estaba la camarera ohhhhhhhh. Ese fue el final de la estancia en Logroño. Cogimos el buga y comenzamos el viaje rumbo a Bilbao.

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