Segundo día en Futuroscope y la verdad es que no pinta nada bien: el cielo está oscuro no, lo siguiente. Tras la experiencia de la noche anterior, nos ponemos el calzado de trekking (más que nada porque el calzado de ayer continúa empapado) y hasta el último momento dudamos si llevarnos el coche para no tener que regresar bajo la lluvia. Pero no, ¡la aventura es la aventura!
Comentar que en el hotel el desayuno es espectacular para tratarse de un Ibis y, para redondear el tema, hay una zona con fruta a tu disposición y bolsas de papel para que puedas llevarte para pasar el día: ¡todo un detalle!
En uno de los edificios más bonitos se representan Los Misterios del Kube, un espectáculo que asocia la tecnología con la performance artística: los acróbatas y bailarines forman parte del decorado y se integran totalmente en la escena. Por desgracia, solo se representa los fines de semana.

Después de visitar alguna de las atracciones que más nos han gustado, damos una vuelta por el parque, que también vale la pena.
Nos dirigimos hacia el emblemático KineMAX, el pabellón de cristales de roca diseñado en 1984. Aquí se proyecta Dans les yeux de Thomas Pesquet, una mirada al universo. Thomas Pesquet, el astronauta más joven de la Agencia Espacial Europea (ESA), revive los momentos más emocionantes de una misión. En su diario refleja su día a día con imágenes, sentimientos sobre la belleza del espacio y de la Tierra. Es muy interesante, pero si se va con niños puede cansarles un poco.

La siguiente parada es en L’Age de Glacé: l’attraction (Ice Age). ¡Lo que llega a dar de sí una bellota! El pobre Scrat va como un poseso tras ella.


Junto a l'Age de Glacé, está Le Yeux Grands Fermés (Ojos que no ven…). Según la información que dan con el plano del parque, un guía invidente te acompaña mientras te sumerges en la oscuridad, para experimentar los que ellos viven en el día a día. Esta atracción es de pago y la verdad, tampoco nos atrae mucho...
Como la Drone Academy solo funcionan los fines de semana y teníamos bastante claro que a Danse avec les Robots no nos subíamos, volvemos a Sébastian Loeb Racing Experience, La Vienne Dynamique y L’Extraordinaire Voyage.
Justo detrás del restaurante que hemos escogido para comer hoy, Comptoirs du monde, está La Gyrotour, una plataforma circular que se eleva 45 metros sobre el suelo y que permite ver toda la panorámica de Futuroscope.

Son las 16:00 y ya hemos estado en todas las atracciones que nos interesan, hemos repetido e incluso "tripitido" alguna o varias. Nos decidimos por dar una vuelta por el parque.
Ya cansados de dar vueltas y vueltas, decidimos por ir a Potiers y, si la noche acompaña y tenemos ganas, ya volveremos para ver el espectáculo nocturno.
Dejamos el coche en pleno centro, junto a la Iglesia de Notre Dame la Grande. Poitiers es una ciudad levantada por las obras, las indicaciones del navegador no sirven de mucho, pero por fin hemos llegado.
Ante nosotros, en una plaza empedrada rodeada por algunos edificios de entramado de madera, se encuentra la iglesia de Notre-Dame La Grande, una de las joyas del arte románico, que todos hemos estudiado.


Su construcción data del siglo XI, pero fue en el siglo XII cuando se construyó su fachada, minuciosamente esculpida. Esta fachada principal recuerda un arco de triunfo con tres arcadas que está enmarcada por dos torres circulares rematadas con cúpulas de escamas.

El interior tiene tres naves, cubiertas con bóvedas de cañón con arcos fajones en la nave central y de arista en las laterales. Las gruesas columnas están decoradas con motivos geométricos pintados.

Volvemos al hotel a cenar y, definitivamente descartamos volver al parque para ver el espectáculo nocturno. Mañana iniciamos el regreso a casa y son muchos km.