Tras un sueño reparador y un desayuno más que aceptable nos dispusimos a realizar la visita guiada por la ciudad vieja de Cracovia. Nuestra visita comienza a orillas del río Wisla, en un gran aparcamiento de donde los coches no pueden pasar, con la visión de la colina y el Castillo de Wawel de fondo.
Primeramente nos dirigimos hacia el Dragón de Wawel, una estatua de metal construida en 1971 que echa fuego por la boca cada cinco minutos aproximadamente. Junto a la estatua, que se encuentra entre el río y las murallas del castillo, hay una cueva que puede visitarse previo pago donde se puede observar la antigua morada del dragón. Una leyenda más de las muchas que tiene esta ciudad que cuenta que la ciudad estaba atemorizada por el dragón, que devoraba a sus habitantes a su antojo. Así, el Rey decidió ofrecer la mano de su hija a aquel que acabase con aquel infierno. Fueron muchos los que lo intentaron, pero el único que lo consiguió fue un astuto zapatero que rellenó un cordero con azufre y lo dejó a la puerta de la cueva del dragón. Este no puedo soportar la sed que le provocó tal ingesta, con lo que se bebió toda el agua del río y acabó explotando… un San Jordi a la Cracoviana.
Tras esta curiosa historia nos adentramos en las murallas del castillo, situado en lo alto de la colina. El estado de conservación tanto de las murallas como de lo que se alberga en su interior es realmente asombroso. Se trata sin duda de uno de los complejos arquitectónicos más valiosos del mundo y uno de los símbolos de Polonia.
Después de diversos cambios a lo largo de la historia, sobre todo tras el traslado de la capital del país a Varsovia, el palacio se convirtió en la residencia del gobernador de la Polonia ocupada durante la 2ª. Guerra mundial. Ahora es una de los lugares más visitados de la ciudad.
Además cuenta con numerosos puntos de interés, como la Catedral de Wawel, el museo catedralicio “Juan Pablo II” o el Palacio Real, que data del S. XI y fue la primera residencia de los reyes de Polonia. Todas estas estancias pueden visitarse previo pago, pero nosotros nos conformamos con observar sus maravillosas fachadas, sus calles medievales, sus plazoletas de otra época y sus magníficos jardines. A la catedral no pudimos entrar por estar prohibida la entrada a los turistas durante la semana santa.
Tras un interesante paseo por toda la zona, nos adentramos en el Stare Miasto o zona antigua de la ciudad. La zona se encuentra rodeada por el Planty, un parque circular creado donde se encontraba la antigua muralla que sirve de pulmón para los habitantes de la ciudad y está repleto de jardines y altos árboles. En uno de los extremos del parque pudimos observar la antigua residencia del Papa Juan Pablo II, en cuya fachada se ve un grabado de su rostro. Posteriormente, tras callejear por las arterias principales, pudimos visitar la antigua universidad de Cracovia o Collegium Maius, una de las universidades más antiguas de Europa y donde estudiaron personajes como Copérnico o el a posteriori Papa Juan Pablo II. El patio central conserva ese espíritu medieval que tanto abunda en Cracovia.
Patio del Colegius Maius
Para finalizar el recorrido nos dirigimos hacia la Plaza del Mercado, que realmente es de los lugares que te dejan con la boca abierta. Se trata de la plaza medieval más amplia de Europa ya que cuenta con 40.000 metros cuadrados. Construida en el S. XII constituye el centro de la ciudad y cuenta con un importante significado histórico, social y cultural. Son muchos los puntos de interés que se pueden encontrar en este amplio espacio, rodeado de terrazas donde apreciarla tomando un refrigerio u observando los coches de caballos que esperan a su clientela.
Plaza del Mercado.
Primeramente nos encontramos con la Torre del antiguo ayuntamiento (S. XIV), que se muestra esplendorosa con sus 70 metros de altura. ES posible subir pero nosotros no lo hicimos. Más o menos en el centro de la Plaza se encuentra la Lonja de los Paños (Sukiennice), que fue inaugurada en el S. XIII como un centro comercial, y así se ha mantenido hasta ahora. Y al otro lado de la enorme plaza encontramos la pequeña y antiquísima Iglesia de San Adalberto (S. X) y la majestuosa Basílica de Sta. Maria con su imponente fachada flanqueada por dos torres de diferentes alturas. La belleza de su exterior es incomparable, pero el interior no se queda atrás, realmente magnífico. La entrada es de pago, pero vale la pena.
Plaza del mercado
Basílica de Sta. María.
Torre del Antiguo Ayuntamiento y vista parcial de la Lonja de los Paños.
Interior de la Basílica de Sta. María.
De esta basílica escuchamos un buen número de leyendas que han perdurado hasta nuestros días, pero en referencia a una de ellas tuvimos la oportunidad de escuchar la melodía “hejnal” que toca un trompetista desde lo alto de una de las torres. Esta melodía suena cada hora los 365 días del año.
Tras la visita nos disponemos a buscar un lugar para comer, ya que nos espera una tarde bastante movidita, pero antes debíamos realizar el cambio de moneda, ya que nos habían recomendado cambiar en los famosos “kantor” del centro de la ciudad. Así que buscando el Kantor con mejores recomendaciones (Kantor Elado) dimos con la plaza Szczepansk, un lugar céntrico y tranquilo donde pudimos degustar una típica comida polaca en la terraza del restaurante Morskie Oko. La comida exquisita, aunque un poco escasa. El lugar no es barato teniendo en cuenta que estás en Polonia pero merece la pena. Carta muy variada y en Español.
Cuartel Gral. de la Gestapo.
Tras cambiar 100 Euros a Zlotys (a 4,25 Zlotys por euro) ponemos rumbo a nuestro siguiente destino; el Cuartel General de la Gestapo. Este lugar está situado fuera de la zona vieja, aproximadamente a 1,5 Km, pero no tiene pérdida, siguiendo la calle Karmelicka llegas directamente hasta allí. No esperábamos gran cosa pero el museo está realmente bien. En él se explica con pelos y señales cómo funcionaba este lugar en los años 30 y 40 del pasado siglo, y como era el día a día de los habitantes de Cracovia. Pero lo más impresionante es observar los calabozos donde eran encerrados los prisioneros para los interrogatorios… se te ponen los pelos de punta. Todas las explicaciones se pueden encontrar únicamente en inglés y Polaco.
Cuartel general de la Gestapo
La tarde se presentaba aún más calurosa que la mañana, y nos esperaba el desplazamiento más largo del día hasta el Gueto (4.5 Km a pie) donde se encontraban nuestras siguientes atracciones a visitar. Estábamos cansados y decidimos buscar un taxi… que odisea!! Todos los taxis estaban ocupados o no paraban. En cuanto sales del centro histórico parece ser que es muy complicado encontrar un transporte privado. Así que empezamos a caminar en la dirección correcta hasta que encontramos uno… Menos mal.
Museo de Oscar Schindler.
Fotografías de los miembros de la famosa lista (Museo de Oscar Schindler)
En menos de 15 minutos estábamos junto a la fábrica de Óscar Schindler, en el Gueto. Pero antes debíamos visitar la famosa farmacia del Águila, que tiene un horario más restringido y más tarde ya no podríamos visitar. Así aprovecharíamos la entrada triple para la fábrica de Schindler, la farmacia y el cuartel general de la Gestapo. Eran las únicas entradas que quedaban on-line para la fábrica y no nos la queríamos perder. La farmacia, que se encuentra en la misma plaza de los héroes del gueto, estaba regentada por un polaco no judío que se negó a abandonar su hogar y su negocio cuando los judíos fueron realojados en el gueto. Además pudo ocultar y ofrecer medicamentos y otros productos de primera necesidad a mucha gente. La farmacia sobrevivió a la guerra hasta 1967, cuando cerró y se convirtió en el museo que es hoy en día. No es para nada un imprescindible, pero es curiosa de visitar.
Tras la corta visita nos dirigimos por fin a la fábrica de Óscar Schindler, situada en la calle Lipowa n 4. De lo que es la antigua fábrica no se puede ver prácticamente nada, únicamente los despachos de Schindler y si inseparable contable Itzhat Stern, y algunas muestras de los utensilios de cocina que allí se fabricaban antes de la guerra. Se ha convertido más bien en un museo sobre como la guerra afectó a los habitantes de Cracovia, especialmente a los judíos. Se pueden apreciar infinidad de objetos personales, carta, diarios, fotografías, uniformes, armas de fuego etc, además de una película-documental (subtitulada en inglés) contada por algunas de las personas que pudieron sobrevivir gracias a su trabajo en la fábrica. Justo en la salida encontramos las fotografías de todas las personas que Óscar Schindler consiguió salvar de una muerte segura. Sin duda una visita que merece la pena.
Toma vespertina de la Basílica de Sta. María.
Era media tarde y hacía muchísima calor, con lo que decidimos hacer un break para merendar y reponer fuerzas. Justo al lado de la fábrica se encuentra el museo de arte contemporáneo de Cracovia, que cuenta que una magnífica cafetería donde descansamos antes de continuar con nuestra provechosa tarde. Nos espera un tranquilo paseo que nos llevará de nuevo hasta la plaza del mercado. Son poco más de 2,5 Km que realizamos ya sin prisas y sin tanto calor como a lo largo de todo el día. La plaza se encontraba a rebosar de gente. Habían montado una especie de mercado que le daba mucha vida, con actuaciones en directo e infinidad de puestos para cenar. Así que aprovechamos para comernos unas buenas salchichas polacas sentados en uno de los bancos de la plaza, mientras oímos al trompetista y observamos el animado ambiente que presenta el lugar a esta hora del día.
El día toca a su fin, y decidimos volver al hotel dando un paseo vespertino. Esto nos permite apreciar por primera vez la Puerta de San Florián, la única que queda en las murallas de la ciudad vieja y la Barbicana, edificio imponente que se encuentra junto a la puerta y que en la actualidad es un museo. Tras 2,5 Km. De caminata llegamos al hotel derrotados, mañana toca madrugar de nuevo.
Barbacana.
Vista nocturna de la basílica de Sta. María.
Puerta de San Florián.