El viaje comienza junto a la Catedral de Sevilla, porque Vanesa trabaja en un hotel que está justo al lado y tenemos que recogerla. Salimos sobre las 17:30 de la tarde y con alguna parada por el camino para descansar y tomarnos un café, terminamos llegando a Salamanca sobre las 22:00 de la noche.
Tengo que deciros que ninguno de los tres conocíamos Salamanca, además decidimos hacer noche en Salamanca prácticamente a última hora y no nos ha dado tiempo ni de buscar mucha información. Yo en particular no tenía ninguna expectativa creada previamente y no sabía muy bien qué tipo de ciudad me iba a encontrar y lo que nos encontramos nos dejó muy sorprendidos, ¡qué maravilla de ciudad!
No me imaginaba un casco antiguo tan medieval, tan homogéneo y tan bonito. Por la noche además tiene una iluminación excelente y daba gusto pasear por una ciudad tan solitaria, una sensación que con el gran aumento del turismo cada vez es más difícil de encontrar.
Tras el paseo nocturno y cenar muy bien, decidimos que queríamos conocer un poco más de Salamanca por lo que le dedicamos la mañana siguiente. En principio la idea era usar esta mañana para ver Oviedo o algún pueblo de Asturias que nos pillase de camino a Cangas de Onís, pero no nos arrepentimos en absoluto de haber cambiado los planes.
Al día siguiente hicimos el freetour con FREETOURSALAMANCA, nos pareció la mejor manera de disfrutar de la ciudad en el poco tiempo que íbamos a pasar en ella. Así descubrimos un poco más de su historia y sus principales edificios, sus dos Catedrales, la famosa Casa de las Conchas, la Clerecía, la gran Plaza Mayor y muchas otros lugares. Nos dio tiempo de encontrar a la famosa Rana de la Universidad y muchos otros adornos curiosos en fachadas de edificios.
Tenemos claro que volveremos a Salamanca con más tiempo para pasar unos días. Compramos unos hornazos y un poco de cecina de León para comer por algún merendero que nos pille de camino y ponemos rumbo a Cangas de Onís.
Sobre las 17:30 de la tarde llegamos a nuestro alojamiento en Cangas de Onís, un apartamento recientemente reformado en una bonita casa cercana al puente romano, un lugar muy recomendable en el que hemos estado muy a gusto y que me parece ideal para familias con niños.
Durante esta tarde paseamos por el centro de Cangas de Onís, nos asombramos con el gran puente de época medieval que cruza el famoso río Sella.
Aprovechamos para comprar quesos, sidras, cervezas y algo de comida. Lo de los quesos, si os gustan puede ser peligroso, porque están todos buenísimos y al final se te va de las manos. Nosotros hemos probado varios y nos hemos traído otros pocos.
Otra cosa que me ha encantado es el Pan, pan de verdad, del que por Sevilla capital hace años, muchos años que ya no se ve. Esta misma noche salimos a cenar al restaurante el Abuelo, y nos comimos un Cachopo de tamaño gigantesco, madre mía, menos mal que éramos tres.
Tengo que deciros que ninguno de los tres conocíamos Salamanca, además decidimos hacer noche en Salamanca prácticamente a última hora y no nos ha dado tiempo ni de buscar mucha información. Yo en particular no tenía ninguna expectativa creada previamente y no sabía muy bien qué tipo de ciudad me iba a encontrar y lo que nos encontramos nos dejó muy sorprendidos, ¡qué maravilla de ciudad!

No me imaginaba un casco antiguo tan medieval, tan homogéneo y tan bonito. Por la noche además tiene una iluminación excelente y daba gusto pasear por una ciudad tan solitaria, una sensación que con el gran aumento del turismo cada vez es más difícil de encontrar.

Tras el paseo nocturno y cenar muy bien, decidimos que queríamos conocer un poco más de Salamanca por lo que le dedicamos la mañana siguiente. En principio la idea era usar esta mañana para ver Oviedo o algún pueblo de Asturias que nos pillase de camino a Cangas de Onís, pero no nos arrepentimos en absoluto de haber cambiado los planes.


Al día siguiente hicimos el freetour con FREETOURSALAMANCA, nos pareció la mejor manera de disfrutar de la ciudad en el poco tiempo que íbamos a pasar en ella. Así descubrimos un poco más de su historia y sus principales edificios, sus dos Catedrales, la famosa Casa de las Conchas, la Clerecía, la gran Plaza Mayor y muchas otros lugares. Nos dio tiempo de encontrar a la famosa Rana de la Universidad y muchos otros adornos curiosos en fachadas de edificios.



Tenemos claro que volveremos a Salamanca con más tiempo para pasar unos días. Compramos unos hornazos y un poco de cecina de León para comer por algún merendero que nos pille de camino y ponemos rumbo a Cangas de Onís.
Sobre las 17:30 de la tarde llegamos a nuestro alojamiento en Cangas de Onís, un apartamento recientemente reformado en una bonita casa cercana al puente romano, un lugar muy recomendable en el que hemos estado muy a gusto y que me parece ideal para familias con niños.
Durante esta tarde paseamos por el centro de Cangas de Onís, nos asombramos con el gran puente de época medieval que cruza el famoso río Sella.

Aprovechamos para comprar quesos, sidras, cervezas y algo de comida. Lo de los quesos, si os gustan puede ser peligroso, porque están todos buenísimos y al final se te va de las manos. Nosotros hemos probado varios y nos hemos traído otros pocos.
Otra cosa que me ha encantado es el Pan, pan de verdad, del que por Sevilla capital hace años, muchos años que ya no se ve. Esta misma noche salimos a cenar al restaurante el Abuelo, y nos comimos un Cachopo de tamaño gigantesco, madre mía, menos mal que éramos tres.