Sobre las 6 de la mañana llegamos a la moderna Selçuk, esta ciudad se encuentra a 3 kilómetros de la antigua ciudad de Éfeso, el principal atractivo de la zona. Hemos pasado la noche viajando en autobús, unas 10 horas, pero lo hemos llevado bastante bien y hemos podido dormir bastante. El autobús era muy cómodo y nos han ido sirviendo café, té, agua y chocolatinas durante el viaje. El billete nos ha costado 135 liras por persona.
Al Hotel Urkmez hemos llegado un poco antes del amanecer y amablemente nos han acogido en la zona del comedor. A los pocos minutos llegó una señora que pese a no hablar ni una palabra de inglés nos ha tratado como si fuéramos sus hijos, nos preparó un té caliente y nos ofreció unas mantas para taparnos en el sofá.
Sobre las 7 se ha despertado el hijo del dueño, Yuyu, y nos ha comentado que ahora mismo estaban llenos y no podían darnos ninguna habitación, pero en cuanto saliese el primer huésped nos prepararían una lo más rápido posible.
Mientras tanto salimos a dar un paseo por el pueblo y a desayunar algo. Casualmente los sábados hay mercado en Selçuk, nos ha gustado mucho ver un mercado de los de toda la vida. Hay una zona de quesos, otra de verduras, especias, ropa y calzado.
Hemos aprovechado para comprar algunas especias y algún té. El mercado estaba abarrotado de gente, me da la impresión que muchos vienen de los pueblos de los alrededores para comprar el sábado en Selçuk. De risa eran los carros de la compra de las señoras, están hechos de hierro y deben ser indestructibles porque habrán servido a varias generaciones familiares, lástima que no hice ninguna foto.
Por la tarde tomamos un dolmus que nos conduce hasta Éfeso por unas 4 liras. Hace calor, son las 15:30 de la tarde, pero no es un calor excesivo y se puede aguantar. Imagino que en Agosto aquí te fríes, tanto es así que en los paneles informativos del recinto arqueológico se encuentra el teléfono de la ambulancia para atender desmayos y golpes de calor.
Es muy fácil imaginarse un ir y venir de griegos y romanos caminando por las amplias avenidas que desembocan en el gran teatro de Éfeso, con capacidad para 25.000 personas.
Todo el complejo es bastante amplio, nosotros empleamos unas 2 horas y media en nuestra visita. Hay zonas preciosas y únicas como la Biblioteca de Celso, que sale en todas las fotos del lugar, habría estado bien quizás tener la audio guía para apreciar mejor todo lo que veíamos.
La playa queda cerca, y es fácil y barato moverse de un punto a otro con los dolmus o minibuses. Nosotros decidimos regresar a Selçuk y pasar la tarde caminando por el centro y charlando con algún turco que otro. Por lo que vamos experimentando durante el viaje hemos llegado a la conclusión de que a los turcos les encanta hablar. Esta tarde un señor turco nos ha tenido más de 30 minutos de charla y casi hemos tenido que cortarle porque queríamos cenar y no paraba de hablar jaja, por suerte nos ha recomendado varios lugares por la ciudad. Terminamos cenando en el restaurante Ejder un Kebab de pollo a la barbacoa, muy recomendable.
En Selçuk no sólo encontramos la gran ciudad de Éfeso, el pueblo tiene muchos otros atractivos. Nosotros visitamos el Castillo Otomano de Ayaslug, que domina toda la ciudad y la antigua basílica de San Juan, que es del siglo VI y nos pareció muy interesante. Estos dos lugares se visitan con la misma entrada.
Después pasamos también por la Mezquita de Isa Bey y por el templo de Artemisa, el cual fue una de las 7 maravillas del mundo antiguo, aunque ya hoy no queda más que una columna.
Selçuk es una tranquila ciudad que nos ha gustado mucho, te permite cambiar de ritmo y ver los lugares de una manera mucho más tranquila. Incluso me habría quedado un día más para acercarme a la playa y seguir charlando con estos turcos tan amigables que hemos encontrado por aquí.
Si realmente quieres que los turcos hablen contigo no hay nada mejor que comprarte una camiseta de un equipo de fútbol turco, es un método que no falla, te hablarán para bien y para mal seguro. Yo elegí mal, compre la del Galatasaray y casi todo el mundo es del Fernerbahçe.
Al Hotel Urkmez hemos llegado un poco antes del amanecer y amablemente nos han acogido en la zona del comedor. A los pocos minutos llegó una señora que pese a no hablar ni una palabra de inglés nos ha tratado como si fuéramos sus hijos, nos preparó un té caliente y nos ofreció unas mantas para taparnos en el sofá.
Sobre las 7 se ha despertado el hijo del dueño, Yuyu, y nos ha comentado que ahora mismo estaban llenos y no podían darnos ninguna habitación, pero en cuanto saliese el primer huésped nos prepararían una lo más rápido posible.
Mientras tanto salimos a dar un paseo por el pueblo y a desayunar algo. Casualmente los sábados hay mercado en Selçuk, nos ha gustado mucho ver un mercado de los de toda la vida. Hay una zona de quesos, otra de verduras, especias, ropa y calzado.
Hemos aprovechado para comprar algunas especias y algún té. El mercado estaba abarrotado de gente, me da la impresión que muchos vienen de los pueblos de los alrededores para comprar el sábado en Selçuk. De risa eran los carros de la compra de las señoras, están hechos de hierro y deben ser indestructibles porque habrán servido a varias generaciones familiares, lástima que no hice ninguna foto.
Por la tarde tomamos un dolmus que nos conduce hasta Éfeso por unas 4 liras. Hace calor, son las 15:30 de la tarde, pero no es un calor excesivo y se puede aguantar. Imagino que en Agosto aquí te fríes, tanto es así que en los paneles informativos del recinto arqueológico se encuentra el teléfono de la ambulancia para atender desmayos y golpes de calor.
Es muy fácil imaginarse un ir y venir de griegos y romanos caminando por las amplias avenidas que desembocan en el gran teatro de Éfeso, con capacidad para 25.000 personas.
Todo el complejo es bastante amplio, nosotros empleamos unas 2 horas y media en nuestra visita. Hay zonas preciosas y únicas como la Biblioteca de Celso, que sale en todas las fotos del lugar, habría estado bien quizás tener la audio guía para apreciar mejor todo lo que veíamos.
La playa queda cerca, y es fácil y barato moverse de un punto a otro con los dolmus o minibuses. Nosotros decidimos regresar a Selçuk y pasar la tarde caminando por el centro y charlando con algún turco que otro. Por lo que vamos experimentando durante el viaje hemos llegado a la conclusión de que a los turcos les encanta hablar. Esta tarde un señor turco nos ha tenido más de 30 minutos de charla y casi hemos tenido que cortarle porque queríamos cenar y no paraba de hablar jaja, por suerte nos ha recomendado varios lugares por la ciudad. Terminamos cenando en el restaurante Ejder un Kebab de pollo a la barbacoa, muy recomendable.
En Selçuk no sólo encontramos la gran ciudad de Éfeso, el pueblo tiene muchos otros atractivos. Nosotros visitamos el Castillo Otomano de Ayaslug, que domina toda la ciudad y la antigua basílica de San Juan, que es del siglo VI y nos pareció muy interesante. Estos dos lugares se visitan con la misma entrada.
Después pasamos también por la Mezquita de Isa Bey y por el templo de Artemisa, el cual fue una de las 7 maravillas del mundo antiguo, aunque ya hoy no queda más que una columna.
Selçuk es una tranquila ciudad que nos ha gustado mucho, te permite cambiar de ritmo y ver los lugares de una manera mucho más tranquila. Incluso me habría quedado un día más para acercarme a la playa y seguir charlando con estos turcos tan amigables que hemos encontrado por aquí.
Si realmente quieres que los turcos hablen contigo no hay nada mejor que comprarte una camiseta de un equipo de fútbol turco, es un método que no falla, te hablarán para bien y para mal seguro. Yo elegí mal, compre la del Galatasaray y casi todo el mundo es del Fernerbahçe.