Mientras preparábamos nuestro viaje, hice algunas llamadas de teléfono a WDW, para reservar el hotel y los restaurantes, en principio quería darle una sorpresa a mi hija, con una cena en el restaurante del Castillo.
Esto fue imposible, ya que hay que hacer la reserva bastantes meses antes, pero he de agradecerle mucho sus intentos a una trabajadora del parque.
A Carmen la conocí mientras intentaba hacer esta reserva, ella puso todo su empeño en pudiera ser.
Cuando haces una llamada a Disney, suelen ser bastante largas, y la persona que te atiende normalmente es bastante amable.
Ella se quedo con mi correo para gestionar el resto de reservas y me iba escribiendo casi a diario, me tenía informada en todo momento de cómo iban todas las reservas, y de lo que podía o no gustarle a la niña.
Creo que esto es lo bueno de los viajes, siempre terminas conociendo a gente maravillosa.
Yo quería agradecerle todas sus molestias y la había invitado a tomar un café, que ella acepto sin problemas.
Bueno pues hoy tocaba conocer a Carmen y a su marido José.
Nos levantamos y después de desayunar fuimos a Animal Kingdom. Habíamos quedado allí con ellos porque a Andrea (por cierto así se llama mi hija, que creo que todavía no nos hemos presentado) quería subir por ultima vez a la atracción del Everest.
Repetimos un par de veces e hicimos tiempo hasta las 12 que habíamos quedado.
Dijimos de vernos en la entrada de Rainforest Café, y hasta allí fuimos.
Cuando nos encontramos y después de las presentaciones oficiales, de un café pasamos a Pizzafari a comer.
El resto de la tarde la pasamos en el restaurante contándonos cosas e intentando conocernos un poco mejor.
Al final del día nos despedimos con mucha pena y con la promesa de volver a vernos.
Regresamos al hotel, cenamos y nos fuimos a la habitación, teníamos que terminar las maletas.
Esta era nuestra ultima noche en Orlando.
Esto fue imposible, ya que hay que hacer la reserva bastantes meses antes, pero he de agradecerle mucho sus intentos a una trabajadora del parque.
A Carmen la conocí mientras intentaba hacer esta reserva, ella puso todo su empeño en pudiera ser.
Cuando haces una llamada a Disney, suelen ser bastante largas, y la persona que te atiende normalmente es bastante amable.
Ella se quedo con mi correo para gestionar el resto de reservas y me iba escribiendo casi a diario, me tenía informada en todo momento de cómo iban todas las reservas, y de lo que podía o no gustarle a la niña.
Creo que esto es lo bueno de los viajes, siempre terminas conociendo a gente maravillosa.
Yo quería agradecerle todas sus molestias y la había invitado a tomar un café, que ella acepto sin problemas.
Bueno pues hoy tocaba conocer a Carmen y a su marido José.
Nos levantamos y después de desayunar fuimos a Animal Kingdom. Habíamos quedado allí con ellos porque a Andrea (por cierto así se llama mi hija, que creo que todavía no nos hemos presentado) quería subir por ultima vez a la atracción del Everest.
Repetimos un par de veces e hicimos tiempo hasta las 12 que habíamos quedado.
Dijimos de vernos en la entrada de Rainforest Café, y hasta allí fuimos.
Cuando nos encontramos y después de las presentaciones oficiales, de un café pasamos a Pizzafari a comer.
El resto de la tarde la pasamos en el restaurante contándonos cosas e intentando conocernos un poco mejor.
Al final del día nos despedimos con mucha pena y con la promesa de volver a vernos.
Regresamos al hotel, cenamos y nos fuimos a la habitación, teníamos que terminar las maletas.
Esta era nuestra ultima noche en Orlando.