Nos levantamos bastante pronto para desayunar en la habitación y llegar a tiempo a la estación de tren. Nuestro tren salía a las 08:00. Antes pudimos comprar unos snacks y algo de picoteo para el viaje. Nuestro trayecto hoy sería Takayama - Nagoya, que llegaríamos a eso de las 10:34; y después en Shinkasen desde Nagoya a Shinagawa (Tokyo), llegando a Tokyo a las 13:03. Todo ello utilizando el JR.
Aquí os enseño los snacks que compramos, la verdad que raros eran un rato pero por probar que no quede. Teníamos, de izquierda a derecha, unas patas de calamar secado, unas galletas de soja, patatas con sabor a pollo picantes y por último más trozos de calamar también picantes. Luego, algo más intuitivo, oniguiri de atún y un sandwitch de cerdo con soja. Fue toda una experiencia.


Tomamos, de nuevo, la línea de JR que nos deja en la estación de Gotanda a las 13:21. Nuestro hotel, Hotel Mitsui Garden Gotanda, queda a 2 min andando de la estación por lo que llegamos sin problemas. Es un hotel bastante grande, con 16 plantas, y muy moderno. La recepción se encuentra en la planta 14, el spa en la planta 16 con unas vistas espectaculares. Nuestra habitación estaría en la planta 8, pero daba al interior por lo que las vistas no eran nada del otro mundo. La pega que le ponemos al hotel es que, los desayunos eran muy monótonos. No había casi nada dulce y todo era salado, desde sopas hasta pizza.


Como nos ha venido sucediendo durante el viaje, el check-in no se hace hasta las 15:00 por lo que no teníamos habitación. Dejamos las maletas en la recepción del hotel y nos marchamos a conocer la ciudad.
Teníamos reservadas entradas para visitar el TeamLab Borderless Museum hoy, sin hora de entrada, por lo que decidimos que lo mejor era ir al museo como primera visita y así podíamos disponer del resto del día libre para seguir visitando otras cosas. Nos dirigimos a Odaiba, para ello tomamos el monorraíl. Primera frikada de Tokyo, todo era muy futurista. Este monorraíl es famoso porque no lleva conductor por lo que nos situamos en el primer vagón. El billete no entra con el JR por lo que tuvimos que comprarlo a parte, precio ida y vuelta 680 ¥ por persona.


Finalmente llegamos a Odaiba y antes de entrar en el museo decidimos visitar el Toyota City Showcase, una serie de pabellones con coches Toyota de todas las épocas. Tenía hasta un scalextric en el interior donde podías conducir uno de ellos. También había una parte de coches futuristas y otra de coches de competición. La visita es gratuita y merece la pena.


Esta todo muy cerca, Odaiba es una isla artificial creada por los japoneses en la que casi todo son áreas recreativas con museos y centros comerciales. De camino al TeamLab vimos la famosa noria de Odaiba.

Por fin entramos en el museo. TOTALMENTE RECOMENDABLE, os puedo decir que yo no había estado en nada parecido. Es un museo que consta de unas 15 salas en las cuales la protagonista es la luz y en algunas de estas salas puedes interactuar con ella. Nos dejó con la boca abierta, teníamos pensado estar dentro del museo no más de dos horas, pero la verdad es que nos quedamos casi hasta el cierre. Es verdad que al haber gente, tienes que esperar colas para entrar en las distintas salas, pero son experiencias únicas. El precio de la entrada fue de 3200 ¥ por persona, el precio es un poco alto pero para nosotros fue una de las cosas más alucinantes que vimos en todo el viaje. Si tenéis pensado la visita al museo, lo recomendable es comprar las entradas antes por Internet, para evitar colas y que se agoten para el día que queréis visitarlo.


Salimos alucinados de lo que habíamos visto, nos dirigimos hacia el DiverCity Tokyo para seguir alucinando. En esta ocasión vimos el famoso Gundam que hay a la entrada, un transformer a tamaño real, de 16 m de alto. Era el Gondam Unicorn y a ciertas horas se mueven los cuernos del casco.

Desde allí, con la boca abierta todavía, nos dirigimos hacia el Rainbow Bridge en la bahía de Odaiba. Allí pudimos ver la réplica de la Estatua de la Libertad de Manhattan. La vista era preciosa, con la ciudad al fondo.

Con el subidón en el cuerpo decidimos volver en el monorraíl y llegar hasta Shibuya para ver el famoso paso de cebra. Cuando salimos de la estación, lo sorprendente es ver todos esos carteles luminosos de los edificios. Había muchísima gente, pero creo que en Madrid en plena época de Navidad por Callao y Gran Vía hay más gente....


El estómago ya nos pedía cenar, así que buscamos un restaurante y nos tomamos unos ramen, gyozas y pollo con arroz. Con agua del grifo nos costó 2180 ¥. En este caso tienes que sacar el ticket primero en una máquina que hay en la entrada.


Por hoy creo que habíamos tenido bastante, así que nos fuimos al hotel para descansar.